La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En términos prácticos, le pasó su libreta de contactos
El arribo de César Yáñez, como subsecretario de Gobernación, es un movimiento político cargado de simbolismo, durante muchos años el nuevo colaborador de Adán Augusto López, fue el personaje más cercano a López Obrador.
Además de su vocero por casi dos décadas, Yáñez tenía derecho de picaporte, como nadie lo ha tenido, con el tabasqueño, supervisaba que tomara sus medicinas y otros temas del fuero íntimo, lo que le permitió una cercanía inigualable con su jefe y amigo.
Cuando alguien quería confirmar algo o acercarse a YSQ, ya fueran periodistas, políticos, empresarios o líderes sociales, César era el interlocutor más empoderado, tenía el control de la puerta de acceso.
Así pues, cuando las cosas pintaban de maravilla luego del triunfo de 2018, el hombre clave, decidió casarse con la empresaria Dulce María Silva, en la ciudad de Puebla, sin embargo, el bodorrio fue a todo mecate y ocupó la portada de la revista ¡Hola!, lo cual enfureció al patrón (que apareció en un recuadro), al ir contra su discurso de austeridad.
Eso le valió, tener que aguantar un trienio en el ostracismo (aunque siguió operando en la oscurito), pero no hay plazo que no se cumpla y Yáñez vuelve a la palestra, con bombo y platillo, cual joven construyendo el futuro.
Por otro lado, lo que hizo que más de una ceja se arqueara, radica en que ambos políticos, además de pertenecer al primer círculo del mandón de la 4T, tienen capacidades que se complementan: uno quiere ser candidato a la presidencia y el otro sabe que caminos recorrer. Por supuesto, el asunto no es casualidad.
Bien dicen los creyentes: los tiempos del Señor son perfectos.