Por: Luis Ramírez Baqueiro
“La constancia no está en empezar sino en perseverar”. – Leonardo de Vinci.
Poza Rica se ha convertido, en los últimos meses, en el epicentro de una batalla política que refleja con nitidez el pulso de la transformación en Veracruz. En medio de este escenario, emerge con fuerza el nombre de Adanely Rodríguez Rodríguez, joven política surgida de las filas de la Cuarta Transformación (4T), quien, con determinación, trabajo y amor genuino por su tierra, ha demostrado que el cambio verdadero es posible.
Adanely representa algo más que una candidatura: simboliza el rostro fresco y honesto de una nueva clase política que tanto necesita Morena.
Lejos de las viejas prácticas y de las alianzas oscuras que históricamente han corrompido a la política local, su trayectoria es producto directo de los procesos formativos de Morena, donde se gestan cuadros comprometidos, capaces y, sobre todo, sin vínculos con otras corrientes o intereses ajenos al bienestar del pueblo.
Su reciente triunfo, refrendado por el recuento de 51 casillas ordenado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), no solo confirma su victoria legítima en las urnas, sino que pone en evidencia el intento de robo electoral que Movimiento Ciudadano (MC), de la mano de Emilio Olvera y respaldado por estructuras de poder con presuntos vínculos delincuenciales, intentó consumar.
La sociedad veracruzana fue testigo del intento de imposición y, al mismo tiempo, del despertar de una ciudadanía que no está dispuesta a permitir que se vulnere su voluntad.
Las palabras de la gobernadora Rocío Nahle García, quien alertó sobre los peligrosos acercamientos entre MC y grupos de la delincuencia organizada, se ven hoy validadas por los hechos. Y es aquí donde la figura de Adanely cobra una dimensión aún mayor: no solo logró revertir una afrenta a la democracia, sino que lo hizo desde la congruencia, con la frente en alto y sin mancha alguna en su historial.
Su triunfo marca un antes y un después en Morena. Es momento de mirar hacia adentro del partido y confiar en sus propios cuadros, en esos jóvenes con principios, valores y preparación que pueden liderar la transformación con legitimidad.
Frente al ruido de figuras como Manuel Huerta Ladrón de Guevara, cuya presunta salida de Morena para buscar la gubernatura por MC evidencia una traición al movimiento, la victoria de Adanely brilla con luz propia.
En Poza Rica, ganó la esperanza, ganó la honestidad y, sobre todo, ganó el pueblo.
Al tiempo.
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