RELATO
8:50 p.m. Me encontraba acostado y -como siempre- meditando. Y, fue gracias a esto que, precisamente, después de más de media hora de estar pensando en él y en cada gesto y movimiento suyo, es que, al fin pude saberlo.
¡Al fin había encontrado el verdadero motivo del porqué ahora, con él, ya no actuaba como sí lo hice con otros, con otros que, quizás y realmente jamás valieron la pena de verdad!
Y yo, ¿cómo podría saberlo sino puedo?
Lo que trato de decir-te es que… No. ¡Ya no viene al caso tratar de volver a revolver el pasado! Porque entonces ya se ha asentado un poco; sí. Como las aguas turbias de un rio, así mismo las aguas del rio de mi mente, ahora, ya se encuentran un tanto asentadas.
Ahora, todo se puede ver un poco más claro, un poquito “cristalino”. Y, con esta misma claridad es que yo he podido ver el motivo del porqué no he querido atiborrarlo de abrazos, besos y caricias.
La razón, como hace apenas unos instantes lo descubrí, es que NO QUIERO VOLVERME ADICTO AL AMOR; ¡ADICTO A SU AMOR!
Pero él no lo sabe, y no sé si debo o debería de decírselo o contárselo o confesárselo. “Si ves que no te abrazo, no te beso y te acaricio a cada instante que se da la oportunidad, ¡no es porque yo no quiera!, sino más bien es porque no quiero VOLVERME ADICTO AL AMOR; ¡ADICTO A TU AMOR!”
Y él, ¡vaya que si no pierde oportunidad para hacerlo!
Cada vez que me ve sentado, descansando un poco y tomando algo de refresco, viene, se acerca hasta mí y, ¡y entonces lo hace! ¡Me abraza! ¡Me acaricia! ¡Y luego me besa! Luego también me mira de esa manera tan singular…
Yo podría decir que en su mirada “veo” amor. Pero, la verdad, no termino de estar seguro. “¿Y si solamente está siendo amable conmigo?”, pienso y me digo a mí mismo.
Podría ser. Pero, ¡qué más da!
Con el poco tiempo que llevo ya de conocerlo, ha hecho tantas cosas lindas para conmigo.
La primera vez, por ejemplo, que llegué a su casa, para limpiársela, estando en la cocina, a punto de comenzar a limpiar sus estantes, vino y me dijo, en su español machacado: “¿Qué otra música te gusta, además de la “indie”?”
Yo, casi no le entendí. Por un lado, solamente creí que me estaba tomando el pelo. Confieso que, al ser la primera vez que trabajaba para él, yo, traté de “mantener las distancias”. Ya sabes todo lo estúpido y susceptible que fui en el pasado.
Y, debido a eso mismo es que, traté en lo más posible de mantenerme “alejado” de él. Pero, luego de explicarle y decirle QUE AHORA SOLAMENTE ESCUCHABA MÚSICA “INDIE”, para sorpresa mía, se fue y…
¡Dios mío! Luego de pasados un minuto o dos, regresó con su tableta… Confieso que casi me sentí derretir con semejante detalle por parte suya, cuando lo vi buscar en el YouTube lo que acaba de decirle: “Radio Indie”.
Unos instantes después, con la música ya sonando, le subió el volumen a su bocina. ¡Y qué bocina la suya! Tanto tiempo que había yo deseado y esperado ver con mis propios ojos una bocina como aquella. Nada más ni nada menos que una bocina “Bose”.
Su sonido, como es de suponer, era de muchísima calidad. Y yo, ya con música indie sonando a ese volumen, que en lo absoluto me lastimaba el cerebro, me puse a trabajar con mucha alegría.
Esa fue la primera vez que trabajé para él… Ya en la segunda, con un poco más de confianza y seguridad en mí mismo, “me dejé amar por él” con cada uno de sus detalles.
La segunda vez trabajando en su casa, como a eso de las doce, fue y me preparó una torta de tocino y, creo era, salami. ¡No lo sé! Y tampoco se lo pregunté. El caso es que la torta sabía deliciosa.
Después, viendo que no tenía Coca-Cola regular, me preguntó que, si quería una lata de la dietética, a lo que yo le dije que sí. Pero luego bromeé, diciéndole que me gusta más la regular.
Confieso que soy feliz con él, ¡muy feliz! Pero todo lo llevo con calma. Ya no tengo prisas de ningún tipo, y tampoco apegos de ninguna clase.
Trabajar para él es la cosa más maravillosa que me ha sucedido…, hasta ahora. Y es que, es tan atento conmigo, tan generoso. Con decirte que me paga un poco más para mi transporte. Ya sabes. Él vive en…, y yo en…
La segunda vez, que fue esta semana, me quedé a dormir en una casa que él administra. Y, ya está próxima semana, me dijo, si la persona que renta el cuarto que está en el segundo piso de su casa se va, pues es allí donde me quedaré a dormir esta vez.
Confieso que “me siento amado por él…, ¡mucho!”; sí, pero… ¡NO SE LO DIGAS NI SE LO CUENTES A NADIE!
Hasta pronto…
Anthony Smart
Julio/27/2023
9:27 p.m. Thursday