Dra. Aida del Carmen San Vicente Parada
Hace unas semanas explicamos del problema de las redes sociales, para continuar hoy hablaremos de las apuestas y el vicio del juego, la ludopatía, es un mal que hoy aqueja a muchos, este vicio deja sin casa a familia, a hijos sin colegiaturas y en banca rota a cientos de personas, de acuerdo con una encuesta llevada a cabo en el Reino Unido, un ludópata afecta a 6 personas en promedio, esto incluye dependientes económicos, familiares o amigos a quienes el jugar les pide dinero o les roba pues necesita capitalizarse para alimentar su dependencia.
El juego compulsivo, la planeación incesante de juegos, apuestas, apostar desmedidamente con la esperanza de ganar, cometer robos o fraudes, gastar los ahorros irracionalmente, endeudarse son algunas de las conductas en las que incurre un ludópata.
Quien padece esta dependencia apuesta compulsivamente, normalmente, las personas tienen un límite para apostar, es decir, disponen de una cantidad determinada de dinero para apostar y hasta ahí llegan o en su caso cuando pierden abandonan el juego, pero un ludópata se engancha y sigue apostando más y más, en especial, cuando pierde, pues siente el impulso de recuperar su dinero, situación que lo envuelve en un patrón autodestructivo.
Hoy es más fácil apostar, pues se lleva a cabo mediante aplicaciones en línea, un celular conectado a internet basta para enganchar a una persona, cada día hay jugadores más jóvenes, porque antes se debía de disponer de tiempo para ir al casino, hoy se puede hacer desde cualquier lugar, por ejemplo, un aula. El otro día caché a mis alumnos apostando mientras hacían un ejercicio en clase, los regañé y les dije que a sus padres no les gustaría que gastaran de esa manera su mesada; lo dejaron de hacer, pro me preocupa que sus temas de conversación giran entorno a las apuestas en los deportes, sobre todo escucho esas conversaciones cuando hay Eurocopa o un Mundial.
Es preocupante porque son muy jóvenes, algunos de desvelan por estar jugando y en el aula están cansados e irritables, no dejan el celular y si hacen la conducta en el aula, o sea, desinhibidamente quiere decir que hay dependencia, porque no pueden retrasar la gratificación, porque el sistema de recompensa del cerebro está activo de manera permanente esperando el disparo de dopamina para aliviarse, de ahí la conducta compulsiva.
De acuerdo con clínica Mayo algunos de los síntomas de la ludopatía son:
• Estar preocupado por apostar, como planificar actividades con apuestas constantemente, y por cómo obtener más dinero para apostar.
• Necesidad de apostar cantidades cada vez mayores de dinero para sentir la misma emoción.
• Intentar controlar, corregir o abandonar las apuestas y no poder hacerlo.
• Sentirse intranquilo o irritable cuando se intenta dejar las apuestas.
• Apostar para evadir los problemas o aliviar sentimientos de impotencia, culpa, ansiedad o depresión.
• Intentar recuperar el dinero perdido apostando más (recuperar las pérdidas).
• Mentir a tus familiares o a otras personas para ocultar la gravedad de la manera en que juegas compulsivamente.
• Poner en riesgo o perder relaciones importantes, un trabajo u oportunidades educativas o laborales debido al juego compulsivo.
• Pedirles a otras personas que te saquen de apuros financieros porque perdiste tu dinero apostando (Clínica Mayo, 2022).
Según un estudio publicado en enero de 2024, la ludopatía muestra una mayor incidencia entre individuos de 18 a 24 años, afectando al 7,1% de los adultos dentro de este grupo de edad. Por otro lado, llama la atención que la prevalencia de la adicción al juego sea la misma tanto en niños de 12 a 17 años como en adultos de 25 a 35 años (Statista, 2024).
La afición y dependencia al juego y a las apuestas es una adicción que debe ser tratada y que hoy se maximiza por el uso de dispositivos electrónicos, debe ser tratada, pues de lo contrario las personas arruinan su vida y la de quienes los rodean, porque pueden caer en la cárcel, en la indigencia, en fraudes o vivir sobreendeudados, lo que amanezca su calidad de vida.
Papá, mamá o persona que tienes a tu cargo un niño, niña o adolescente, no les des acceso a celulares y tabletas electrónicas, porque los malos contenidos buscan a los usuarios y los encuentran, los enganchan y deterioran su calidad de vida.
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político