La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Para los gringos castrosos, para los angolanos castrenses, para la peña inspiración
Con la retirada del general Raúl Castro Ruz como primer secretario del Partido Comunista de Cuba, llega a su fin un lapso de 62 años, que fue dominado por el señalado y su hermano el comandante Fidel Castro Ruz.
Con 89 años a cuestas, el militar tomó el control de la isla en 2008, cuando la precaria salud del líder máximo le impidió continuar al frente de los destinos de la nación, no obstante, ambos compartían una visión semejante de lo que debe ser el socialismo cubano.
Fue en 1959 cuando los Castro arribaron al poder y mientras Fidel se encargaba de las tareas políticas, Raúl asumió el mando del ejército, asunto preponderante que le dio estabilidad al proyecto, dada la tendencia a los cuartelazos en América Latina, incluso el comandante le hizo la recomendación a Salvador Allende (de tener con ‘el mecate corto’ a los de verde olivo), pero la sugerencia llegó tarde.
Las décadas de los 60 y 70 fueron las de mayor esplendor para los revolucionarios caribeños, su alianza estratégica con la otrora URSS, les permitió redefinir los equilibrios geopolíticos frente al colonialismo estadounidense, elemento fundamental para la expansión a otras latitudes de su ideología.
Con destacados éxitos en medicina pública, educación y deportes, la revolución cubana está muy lejos de sus años de gloria y el final del castrismo, implica, necesariamente, que se hagan replanteamientos para dar viabilidad a la nación, aunque eso sí, el viejo guerrillero promete estar atento para que no se desvíe el curso del movimiento.
Ya la historia se encargará de hacer el balance final de lo hecho por el dúo de marras, pero de lo que no hay duda, es que marcaron una época en la historia universal. Hasta la vista.