* Resulta que como una de las consecuencias de la incapacidad para poner en plena operatividad la reforma constitucional penal, durante los primeros cinco meses de este año los inversionistas extranjeros retiraron 178 mil 800 millones de pesos
Gregorio Ortega Molina
Sobre la falla estructural del modelo político mexicano, todavía inexplicablemente sustentado en un presidencialismo hoy rampante, es necesario considerar los desequilibrios de la economía internacional, pues trastocan todos los ámbitos internos de la patria.
La urgente necesidad de inversión extranjera directa facilita que los lobbies de los derechos humanos refuercen su incursión aquí, porque el hambre y la ausencia de otros recursos para vivir con decoro, favorecen que sus quejas fundamentadas o sus insidias propaladas sean escuchadas por igual. Donde se come nadie atiende al rumor, pocos escuchan los gritos y los refunfuños sociales, y también sexuales, ¿por qué no?
Pero hete aquí que la patria ya no podrá dormir en paz, al menos durante los próximos tres lustros, pues a pesar de que el sistema penal acusatorio ya debe navegar con velas desplegadas, persiste la sensación de que la seguridad jurídica sólo es un mal sueño.
Resulta que como de las consecuencias de la incapacidad para poner en plena operatividad la reforma constitucional penal, durante los primeros cinco meses de este año los inversionistas extranjeros retiraron 178 mil 800 millones de pesos, invertidos en bonos de deuda emitidos por el gobierno mexicano en el mercado financiero local, indican los datos proporcionados por el Banco de México.
La salida de estos capitales está orquestada al ritmo de las corridas contra el peso, hoy una de las monedas más depreciadas, y porque además la tasa de interés en México se rezagó respecto de la de Estados Unidos.
La información financiera aclara que al concluir mayo, inversionistas extranjeros redujeron su participación en el mercado mexicano de bonos gubernamentales a un billón 947 mil 68 millones de pesos; cantidad inferior en 8.41 por ciento a la registrada al cierre de 2015, cuando alcanzó 2 billones 125 mil 908 millones de pesos. La variación entre una fecha y otra implicó un retiro de inversión extranjera por 178 mil 860 millones de pesos.
Como consecuencia de la crisis de vivienda de 2008-2009, el banco central estadunidense redujo prácticamente a cero su tasa de interés, lo que alentó el flujo de inversiones a México, donde las tasas de interés son mayores a las estadunidenses. En diciembre, el Fed elevó por primera vez su tasa de interés en una década.
Pero no es sólo eso, recordemos lo que implicó en el error de diciembre el retiro de la inversión extranjera en tesobonos, 11 años antes de la crisis de 2008, y sólo acelerada por la desconfianza en el gobierno mexicano, aparentemente incapaz para contener al neozapatismo, y fomentar una cultura de seguridad jurídica.
La próxima reunión de política monetaria del Banco de México, en la que la institución deberá pronunciarse sobre mantener o incrementar la tasa de interés de referencia, es el 30 de junio. A partir de esa fecha, inicia una nueva cuenta regresiva y, ¿por qué no, recesiva?