DIARIO DE ANTHONY
11:14 p.m. (Este escrito iba a llamarse originalmente: “En mi mente fantaseo que gano el pene dorado” “…Y el pene dorado a mejor película es para… Anthony Smart…” Y yo subiría al estrado, para luego enseguida empezar a decirle a la audiencia: “Tal vez ustedes no lo sepan, pero soy alumno del gordo mantecoso.
Gracias a él, que me enseñó a robar ideas de otros, es que hoy he podido ganar este pene dorado… ¡Gracias, gordo mantecoso y asqueroso, por ser mi maestro en hacer películas bien chafas y culeras…” (Te escribo sobre sobre una hoja virtual. Quería aprovechar ahora que esta máquina funciona un poco). Como ya has de saber, los “oscars” ya no se llaman así, sino que ahora se llaman “los Penes”.
“Oscar”. ¿Te recuerda algo ese nombre? Un marica jugando a Teresa de Cal-puta, que ayuda a los enfermos a no sanar nunca. ¡Ah, sí! Cal-puta. La madrecita de todos los desvalidos y pobres, de dinero…
Afuera, una bocina grande toca esa cosa abominable cosa llamada “reguetón”. Y, al escuchar ese puto ruido, aunque llevo los audífonos puestos, solamente me digo que “¡Ah! ¡CÓMO ME GUSTARÍA QUE EXISTIESE UN HITLER QUE LOS ODIASE A TODOS ELLOS, Y QUE ENTONCES LOS MANDASE A EXTERMINAR A TODOS EN LAS PUTAS CÁMARAS DE GAS!”
¡Eso sí que sería un gran alivio… para mí, al menos! Yo, que odio y aborrezco esos “ruidos abominables…” Di-osito, ¿fuiste tú quien creaste a todos esos hijos de Satan-ass?
Te escribo todo esto, desde esta com-puta-dora, que parece tener, no solamente covid y cáncer, sino que también sida y demás. ¡Ya casi no sirve! Bueno.
Solamente su procesador de texto sigue funcionando… Bla, bla bla,
El ruido es ensordecedor. Cuando no son los dos parásitos del H. Ayuntamiento -que todos los días vienen a sentar sus culos a esta biblioteca, donde ahora mismo yo estoy, con sus teléfonos sonando a alto volumen, y sin hacer absolutamente NADA; pues hoy, para mi mala suerte, unos esclavos de “Elektra” han venido a vender sus motos aquí afuera. De aquí el porqué de ese puto ruido tan culero.
Esclavos, propiedad de ese puto blanquito de; ¿cómo se llama ese tipo? ¿Carlitos… Pliegos de Culo? Un imbécil como ése, que se jacta de hacer mucho por este chingado país…. “¡Vengan a Elektra, chingados mexic-anos, y compren sus motos y celulares y endéudense por el resto de sus miseras vidas” “A créditos super chiquitos…” “¡Compara hoy, y paga hasta que te mueras!”
¡Cómo odio este maldito país! ¡Juro que lo odio! “VINE A COMALA, PORQUE ME DIJERON QUE AQUÍ VÍVIA MI CORRUPCIÓN…”
“¡Comala, baby!”
Y, hablando de hijos de Satan-ass. Imagínate por un instante a ese caquitas bonito de “malumba”, cantando y diciendo: “Comala, baby”.
“Y si con el tú te endeudas un rato, vamos a ser feliz, endeudados los cuatro. Y le compramos otro rato (al marica de Carlitititos Sal-incas) “Y si tú no tienes dinero, pídele un préstamo a “Tranza-azteka”.
¡Di-osito! ¡Un Hitler que los odiase a morir a todos ellos!
Toda una fila, a punto de subir a un tren de esos, para luego ser transportados a los campos de exterminio, y a las cámaras de gas. “Bad Pony” iría al frente. “Me voy a molir”, diría, con su acento de puerco-riqueño. “Hitlelr no me quiere. Es un homble malo”
En segundo lugar estarían los demás: hombres y mujeres, cantantes de toda esa “música porno” tan culera. “A ella le gustan muy gruesas, que no le quepan en la boca… Golfa, oh ah, oh, ¡golfa!”. ¡Pues ahora, tú, ramera, diría Hitler, ya no cantarás más porno música.
¡Di-osito! Eso sí que sería un gran alivio. El exterminio de todos ellos, ellas, y elles. Porque en el exterminio también habría “lenguaje inclusivo”.
Y, mientras todos ellos, ellas y elles van entrando al horno, donde serán quemados por Hitler, a un lado de este lugar, una bocina, asentada sobre un tripie de tres metros de altura, canta a todo volumen: “A los reguetoneros les gusta la gasolina, échenles más gasolina. ¡cómo les encanta la gasolina! Sube, mami, Hitler enciende tus motores. Sube, mami. Hitler ¡enciende tus motores!” Y un soldado ayudante del buen Hitler, subido en la parte alta del horno, parecido al que tienen los panaderos para hornear su pan, va vaciando, a través de un hueco, un bote de 50 litros de gasolina.
“Un Hitler reguetonero”, para empezar. Ya después me gustaría que existiese un Hitler odiador de corruptos, que viniese a Comala y se llevase a todos los chingados gusanos corruptos de este tan pero tan triste país, donde Carlitititos Salinas Pliegos presume de hacer mucho… “Oh. Anthony quiere ser esclavo de ¡Elektra!” “¡Dónde firmo mi contrato?”
Imagínate por un instante a todos esos gusanos corruptos, corruptas y corruptes. La fila formada para subir a los trenes de la muerte, estaría encabezada por las “Nalgas Gigantescas Estrelladas”, ex gobernadora de este chingado estado, dizque donde yo nací. “¡Yucatán, baby!”
Todos con las caras llenas de ¿miedo? ¡En lo absoluto! Todos, más bien, con la cara llenas de cinismo y demás… Me gustaría que Hitler los matase, no en una cámara de gas, sino dentro de un horno, hirviendo a mil grados centígrados… Uff. Esa temperatura ¡sí que derretiría toda la grasa del cuerpo de las Nalgas Gigantestas Estrelladas.
El horno estaría lleno con leña de Yucatán, cortado en sus selvas y demás por los campesinos a quienes la golfa esa les robó sus tierras. ¡JUSTICIA Y VENGANZA!
“…Y si con Hitler te horneas un rato, vamos a ser feliz, horneados los cuatro… Y nos horneamos un rato, y nos horneamos otro rato…” Me gustaría que Hitler no matase el colombianito ése, el caquitas pretty, para que así pueda cantar su canción más famosa, mientras todos los corruptos de La Gran Comala van entrando a su horno correspondiente: “Horneados los 4”
La canción tiene varias versiones, versiones inventadas por mí: “Cagados los 4”, “Infectados los 4”. Y ahora, una nueva versión, muy ad hoc para matar a todos, todas y todes los gusanos corruptos de Comala, baby: “Horneados los 4”.
Y, ¿por qué “horneados los 4”? Mierda. ¡Pues no lo sé! Pero déjame meditarlo un rato, y a ver qué encuentro…
Ok. “Horneados los 4” se podría referir al número de las extremidades: dos brazos y dos piernas, que sumados hacen 4. (¡Soy un genio! Ja ja).
Solo para hornear el cuerpo de las Nalgas Gigantescas Estrelladas, Hitler requeriría de una tonelada de leña. “Cochinita, baby”.
Ah. ¡Utopía! Mi sueño de un Hitler odiador de reguetones y corruptos es muy bueno como para que pueda ser algo real y verdadero… ¡Utopía! Nada más que eso es. ¡Una triste y puta utopía!
Pd. El ruido de los esclavos de Elektra sigue y sigue, y a mí ya me estresó mucho. Ya me duele mucho mi cabeza. Así que… hasta nunca… Me voy a seguir fantaseando con mi Hitler reguetonero y odiador de corruptos.
Anthony Smart
Julio/29/2022