Lilia Arellano.
“Las grandes deudas son un privilegio de la riqueza”: George Duhamel
• Ahogan deudas a México
• AMLO recogerá un pasivo de $9.9 billones
• Cada mexicano tiene débito de $79 mil 597
• Deuda de Pemex: $2 billones 5 mil millones
• Partidos políticos: de opulencia a austeridad
• PAN se moverá a izquierda para sobrevivir
• Sol Azteca: en abierto proceso de extinción
• PRI en orfandad y sofocado por corrupción
Ciudad de México, 26 de julio de 2018.- Muy contento, confiado y seguro, José Antonio González Anaya, secretario de Hacienda y Crédito Público, aseguró la administración del presidente Enrique Peña Nieto entregará finanzas en orden y cumplirá las metas de manera transparente. Adelantó ya tuvo una reunión informal con el equipo del nuevo gobierno para formular un borrador de presupuesto que se entregará al Congreso. Pero el funcionario de filiación salinista omitió mencionar realizarán la entrega de un país ahogado en deudas. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibirá una nación con una deuda de 9.9 billones de pesos, equivalente a 42.4% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, la proporción más alta que recibe una administración entrante en el siglo.
En otras palabras, los compromisos del sector público equivalen a que cada mexicano tendría que hacer una aportación de 79 mil 597 pesos para liquidar ese monto. La gestión de Peña Nieto pasará a la historia como una administración irresponsable, la cual creció la deuda varios puntos porcentuales respecto al PIB, puso en riesgo el grado de inversión del país y motivo llamadas de atención del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las calificadoras para hacer un esfuerzo para reducir los pasivo. Desde diciembre de 2012 a la fecha, la deuda pasó de 37% del PIB a 42.4%. El gobierno del mexiquense fue el que más endeudó al país, sobre todo en los tres primeros años, en los cuales se gozó del efecto de las reformas estructurales, como la fiscal, que se hizo con el fin de despetrolizar las finanzas públicas. Así, el nivel de deuda deja poco margen al gobierno de López Obrador.
Al concluir su gestión Ernesto Zedillo Ponce de León, los pasivos del sector público ascendieron a más de 2 billones de pesos, los cuales representaban el 30.6% del tamaño de la economía; Vicente Fox dejo compromisos por 3.1 billones de pesos, un monto mayor pero que como proporción del PIB se redujo a 29.5%: Felipe Calderón elevó los pasivos a 5.9 billones de pesos y llegó a 37.2% del PIB; y con Enrique Peña Nieto la deuda, la cual incluye pasivos del gobierno, de la banca de desarrollo, fideicomisos, deudas del IPAB, de organismos y empresas públicas, así como apoyo a deudores y Pidiregas, sumó 4 billones más a los dejados por Calderón, para ascender a 9.9 billones de pesos.
Por si fuera poco ese monto, hace unos días el gobierno peñanietista hizo una declaración de registro ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) para actualizar la capacidad para emitir bonos UMS denominados en dólares (United Mexican States), trámite el cual se interpretó como colocación de nueva deuda. Pero González Anaya lo niega y señala se trata de un “colchón” de reservas “que para nosotros ha funcionado bien, pero será decisión del nuevo gobierno renovarla”. Precisó que este instrumento vencerá a finales de año.
González Anaya destacó “el programa de financiamiento de todo 2018 se terminó el año pasado y esto fue sólo un tema de registrarlos, no implica nueva deuda y lo que se hace es prefondear las nuevas necesidades de financiamiento para el próximo año”.
En cuanto a la situación financiera de Pemex, el también ex director de esa empresa productiva del Estado indicó que desde que trabajó en la petrolera se pusieron sus finanzas en orden, se estabilizó la calificación y las perspectivas “y vamos a trabajar en eso hasta el 30 de noviembre para entregarlo de la mejor manera”. Pero la realidad es muy diferente de la descrita por ese funcionario. Este mes, Pemex informó al Congreso que el año pasado su deuda total ascendió a 2 billones 5 mil millones de pesos y los intereses pagados ascendieron a más de 101 mil millones de pesos.
En el informe semestral sobre el Uso de Endeudamiento enviado a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Pemex presumió que en 2017 finalmente logró frenar y estabilizar el acelerado crecimiento de su deuda en los últimos cuatro años, pues con respecto a 2016 ésta sólo se elevó 50 mil 400 millones de pesos. Desde 2014, su deuda alcanzó 1 billón 129 mil 600 millones de pesos; en 2015, ascendió a un billón 474 mil 900 millones de pesos; en 2016 llegó a un billón 955 mil 400 millones; y en 2017 a 2 billones 5 mil 800 millones de pesos. Al mismo tiempo, su productividad cayó a niveles históricos.
ELECCIÓN CAMBIA A PARTIDOS POLÍTICOS
La elección sufrida por los partidos políticos el pasado 1 de julio ante el aplastante y rotundo triunfo de Morena, organización con tan sólo cuatro años de existencia, los tiene, por decir lo menos, enloquecidos. Lo mismo actúan en contra de las dirigencias nacionales suplentes, que demandan una asamblea nacional extraordinaria o, como en el caso del PRI, intentan proteger su registro aunque deban cambiarle nombre.
La debacle de los priístas no se inició con el nombramiento de José Antonio Meade como candidato, sino con los casos de corrupción reiteradamente señalados como con las declaraciones del ex secretario general del CEN del PRI, a quien le descubrieron manejos oscuro de dinero y sus afirmaciones señalaron a Manlio Fabio Beltrones en el desvío y manejo de recursos cuya procedencia no es clara. El caso Emilio Lozoya los convirtió en la gelatina del desierto.
En el PRD, por su parte, se señala con índice de fuego a la tribu de “Los Chuchos”, acompañada esta acusación con señalamientos sobre una corrupción galopante y una aparentemente indestructible complicidad con los gobiernos federales, tanto los emanados del PAN como del PRI. La mejor prueba de ello la presentan con la aprobación de las reformas estructurales, la cual permitió la creación de generaciones multimillonarias impensables en el pasado reciente.
Paradójicamente, tanto el PAN como el PRI, el PRD, el Verde y el resto de satélites, repiten incansablemente la necesidad de regresar a sus orígenes, a la atención permanente a las demandas populares, a retornar a la cercanía con los ciudadanos, y estos pronunciamientos no terminan de definirse bien a bien si se trata de mea culpa o de escasez de programas y proyectos futuros con los cuales buscarían resucitar.
Los blanquiazules, a través de Damián Zepeda, advierten habrá reconciliación con el gobierno de AMLO y para ello se unirán a peticiones de la izquierda como la despenalización del aborto y la legalización de matrimonios igualitarios. Inexplicablemente y a raíz de su alianza con el PRD, ahora los blanquiazules dicen que son un partido también de izquierda y apoyarán temas de avanzada porque, el hecho de que Morena tenga mayoría, no quiere decir enarbola todos los temas. Zepeda ha sido tajante: “los expulsados están fuera, en eso no hay retorno”.
Estos giros de derecha a izquierda sin duda alguna hicieron virar el rumbo del panismo, del partido que logró sacar del gobierno al PRI después de 70 años, y el cual atraviesa por el más doloroso de sus fracasos. Los panistas pasaron en tan sólo 18 años del gozo al más profundo pozo. Ricardo Anaya resultó peor que Josefina Vázquez Mota al conseguir sólo el 22.2 por ciento de votación frente al 25.4% de la Chepina. Las alertas debieron prenderse cuando Calderón obtuvo el 35.12% de votos, frente al 42.5 por ciento de su antecesor Vicente Fox.
Por si fuera poco, en el 2000 tenían 60 senadores y hoy sólo 24. Generaron fuerte votación a favor de Fox 22 entidades, en el 2018 sólo una. En el momento del cambio esperado, por ese entonces, ocupaban la curul en San Lázaro 224 blanquiazules, el próximo mes de septiembre sólo estarán presente 83. Las entidades ganadas en el 2000 por el PAN sin coalición fueron 19, en el 2006 cinco, y a partir del 2012, en tan sólo 4 entidades bajo su bandera, deciden su alianza con el PRD y obtienen sólo bajo su bandera dos. El panorama es de desastre para el PAN en donde sólo atinan a ubicar una etapa de reflexión para encontrar las cartas de su derrota.
Al parecer no hay medias tintas en el PRD. En ese partido se habla de renovarse a fondo o de plano extinguirse. Para sus simpatizantes y ex simpatizantes, el sol amarillo ya no es opción política, no hay ideas de cambio, hicieron valer más los intereses personales que los nacionales, en síntesis, está muerto. De 127 diputados y 26 senadores con los que contaban en el 2006, para la siguiente legislatura sólo tendrán 11 senadores y 7 curuleros. Voces autorizadas como la de Alejandro Encinas sostienen que el sol azteca ha tocado fondo y está en el umbral de perder su registro. Al igual que el PAN, en 18 años trabajaron arduamente para crear su sepultura.
La dirigencia nacional y las estatales tuvieron un sinnúmero de decisiones equivocadas, entre ellas aliarse con el PAN; mantuvieron sus relaciones con el gobierno en el peor de los renglones, en el de la complicidad con claros objetivos de corrupción; hicieron a un lado su papel opositor y, por si fuera poco, mantuvieron un comportamiento mediático y trivial.
El abandono de los militantes a las filas perredistas se debió sin duda al desencanto y no se duda que en los próximos tres años quede extinguido al ubicarse en el presente como la cuarta fuerza política con apenas si un 5.3 por ciento de la votación nacional.
Por lo que respecta al PRI, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, ex secretario general adjunto del CEN del tricolor, destapó la caja de pandora al darse a conocer fueron millonarias las cifras el erario destinadas a las campañas políticas priístas. En sus declaraciones imputó a Manlio Fabio Beltrones señalando ser, simplemente, obediente a las órdenes recibidas del ex gobernador de Sonora y ex presidente del PRI. Más allá de la figura de Beltrones apareció la del propio Peña Nieto y ambos, según público The New York Times, se mantuvieron bajo sospecha de participar en un esquema de malversación de fondos. El caso Odebrecht en el que se sitúa como cabeza a Emilio Lozoya ha constituido un riesgo latente de pérdida de registro para el PRI.
La presencia de Claudia Ruiz Massieu como interina o sustituta del liderazgo tricolor ha causado un efecto contrario al buscado al hacerse presente una mucho más profunda división acompañada de ese sentimiento de orfandad siempre presente cuando el PRI pierde el poder.
En medio de la debacle, todavía hay quienes defienden al PRI, porque: lo consideran “una marca”.
Es de esperarse que ninguna de estas tres fuerzas políticas reciban las mismas carretadas de millones de pesos del pasado reciente. Tanto el PRI como el PRD están endeudados y el dinero que reciban ahora no les garantizará el pago de las voluminosas nóminas y mucho menos los viáticos acostumbrados para sus altos funcionarios.
Les ha llegado otra mala noticia: a la cantidad que le calculen recibir deben restarle 50 por ciento porque, impulsada por Morena, habrá una iniciativa en la cual se solicite el PAN reciba sólo 400 millones de los 888 millones que supuestamente les asignarían; el PRI menos de 400 millones nada comparable con los 837.5 presuntamente por asignarle; el PRD sólo recibiría 208.3 millones en lugar de 416 millones; el Verde 200 millones; Movimiento Ciudadano 180; y el PT 150 millones de pesos.
Con pocos militantes, pocas ideas, fuego amigo y un profundo amor por el dinero, no parecen ser fórmulas para lograr la resurrección de estos partidos.
DE LOS PASILLOS
Mientras la delegación mexicana que participa en las pláticas de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) aterrizaba en Washington, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, señaló es posible lleguen los socios del TLCAN a un acuerdo tentativo el próximo mes para renovar el pacto. Ante el Congreso de su país, Lighthizer indicó el cronograma cumpliría el objetivo mexicano de lograr que el presidente Enrique Peña Nieto firme un nuevo TLCAN antes de dejar el cargo en diciembre. Esto se debe a que las leyes comerciales de Estados Unidos requieren un periodo de tres meses después de alcanzar un acuerdo antes de que las partes puedan firmarlo… Sin los tres países no llegan a un acuerdo hasta septiembre o incluso más tarde, el presidente mexicano entrante, Andrés Manuel López Obrador, tendría que firmarlo después de que asuma el cargo…
El virtual presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, propuso a Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM, como futuro embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El tabasqueño destacó en conferencia de prensa la importancia que tendrá esa organización internacional en su gobierno en materia de asesorías para el combate a la corrupción y el respeto a los derechos humanos… De la Fuente agradeció el nombramiento y pidió esperar a la ratificación de la propuesta por parte del Senado de la República, donde requiere del apoyo de la mayoría calificada.
Sigue sin conocerse la suerte de cinco regiomontanos secuestrados desde el 2010 por los “Zetas”, lo impactante son las órdenes recibidas por este grupo delictivo dirigidas nada más y nada menos que de la DEA… Ya ni los velorios se respetan en Uruapan: dentro de las funerarias estaban velando a un ejecutado cuando hicieron su aparición un grupo de sicarios y mataron a siete dolientes. Llegaron en sus motos y como dice el monje loco “nadie sabe, nadie supo”… No vaya usted a creer que la fuga del operador del Cártel de Sinaloa del penal de Aguaruto es un caso aislado, fue la onceava en lo que va del año porque en los últimos ocho los escapes sumaron 34.
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