Claudia Rodríguez
Mientras la Administración federal insiste en advertir que no hay forma de hacer retroactivos los aumentos a los combustibles, el gas y la electricidad; ya se empiezan a resentir las consecuencias en el mercado interno no sólo por el aumento de productos, bienes y servicios, sino lo que es peor, por el desabasto.
En la inferencia de que la primera que empezó a mostrar en distintos puntos del país escases fue la gasolina una vez anunciados su nuevos y aumentados precios, esto derivó en compras de pánico, precios elevados adelantados y ficticios e incluso el cada vez más explicable por la corrupción que es deporte nacional en México, mercado negro visible de litros de gasolina, más baratos que en las estaciones de venta.
Lo segundo, claro, es el aumento de lo que se produce y se mueve con combustible, gas y electricidad, o sea, todo; muy a pesar del acuerdo para proteger la economía familiar, llámese como se llame, porque ni siquiera todos los sectores productivos, empresariales y de trabajadores en México, apoyaron el llamado de Peña Nieto, advirtiendo que es imposible seguir con los mismos costos, cuando la materia prima y de traslado, aumentan.
Fueron precisamente los transportistas quienes en un primer momento advirtieron que el gasolinazo podría provocar desbasto en productos, incluso los básicos, en las principales ciudades del país, simple y sencillamente porque aunque no existen tarifas oficiales en el transporte de carga, era imposible para el sector retabular en el mismo porcentaje que el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, incrementó el precio de la gasolina y del diésel.
Es así que mientras no exista un acuerdo interno y real entre los transportistas y los distribuidores el riesgo de interrumpir el traslado de lácteos, cárnicos, verduras, frutas y granos ya es una realidad en varias zonas urbanas del país.
De lo anterior, el Gobierno federal no ha dicho absolutamente nada. ¿No es lo mismo el desabasto en distintos puntos del país por una acción derivada de la Administración federal que por otra de los maestros de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE)?
Cuánto escándalo se hizo sobre todo desde la Secretaría de Educación (SEP) y de Gobernación, señalando el riesgo que se corría en la economía nacional porque los transportistas no podían transitar por los bloqueos de la disidencia magisterial, y ahora esas mismas entidades apoyan sin duda, la acción del Gobierno, que igual está generando desabasto.
Acta Divina…“Estamos negociando. Necesitamos trasladar ese aumento o definitivamente no podemos salir a trabajar y va a estar parado el abasto de alimentos. Pueden escasear verduras y granos que es lo que trasladamos en un 90 por ciento. No los vamos a llevar si no nos pagan lo justo por el flete, pero lo más conveniente es que el gobierno no aumente los precios de los combustibles de manera tan desproporcionada”, señaló Rafael Ortiz, presidente de la Asociación Mexicana de Organizaciones de Transportistas (Amotac).
Para advertir… No es Trump, es Peña.
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