Claudia Rodríguez
La crisis diplomática pero sobre todo política entre los gobiernos de México y Estados Unidos, no ha terminado. Al contrario, los vaivenes y desacuerdos apenas están iniciando con el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca.
Sin embargo, como ya está probado, con todo y los afanes de negociación de los enviados de Enrique Peña Nieto y palomeados por Trump, la Administración actual no logrará que las cosas entre nuestro vecino del norte y nosotros, sean como antes; con todo y lo desventajosas que en muchos terrenos sean para unos y para otros.
Cierto que era de toda diplomacia fuera de orden, que el empresario y ahora presidente norteamericano Trump nos anunciara su odio y sus acciones u órdenes ejecutivas a través del Twitter y peor aún, que la Administración de Peña Nieto no supiera ni cómo responder; lo cual nos ha puesto muy nerviosos y temerosos a los mexicanos aquí en México y claro, los que residen en los Estados Unidos.
Pero la nueva forma de intento de negociación entre Peña y Trump, es ahora más aterradora, pues nos dejará en la oscuridad total hasta que quizá sólo nos avisen cuándo y cómo pagaremos el muro los mexicanos, y cómo empezaremos a recibir a nuestros connacionales que sean expulsados del territorio que hoy gobierna Trump.
Ambos mandatarios llegaron al acuerdo de no hablar de manera pública –incluidos tuitts o mensajes públicos unilaterales— respecto de sus “diferencias” sobre el pago del muro entre México y Estados Unidos, y entre tanto sus equipos de negociación seguirán trabajando.
Tal acuerdo lo tomaron vía telefónica ambos mandatarios pero al plasmarlo en sus comunicados escritos o verbales, se advierte que “jugaron” al teléfono descompuesto.
Así, mientras la Presidencia de México informaba vía comunicado oficial que los presidentes tuvieron una conversación constructiva y productiva en torno a la relación bilateral entre ambos países, incluyendo el tema del déficit comercial de Estados Unidos con México, la importancia de la amistad entre nuestras naciones y la necesidad de que nuestros países trabajen juntos para detener el tráfico de drogas y el flujo ilegal de armas y que respecto al pago del muro “reconocieron sus claras y muy públicas diferencias de posición en este tema tan sensible, y acordaron resolver estas diferencias como parte de una discusión integral de todos los aspectos de la relación bilateral”, además de que ambos, Peña y Trump “… convinieron por ahora no hablar públicamente de este controversial tema”; por lo que toca al presidente de Estados Unidos las cosas no fueron tal cual.
Es así, que durante la conferencia conjunta con la Primera ministra británica, Theresa May, Trump confirmó la conversación y la calificó de muy buena, pero señaló: “Respeto a México. Amo a los mexicanos, pero tenemos un gran déficit de 60 mil millones con México y no voy a dejar que eso pase. Hablé (con el presidente de México) por una hora esta mañana sobre establecer una nueva relación. Pero millones de personas están perdiendo sus trabajos en Estados Unidos, entonces, vamos a renegociar tratados de comercio y otros aspectos de nuestras relaciones. Tuvimos una buena llamada”. Y remató Trump: “los mexicanos están bien representados. Pero yo represento a EU”.
Es decir que cada quien escuchó lo que quiso y lo peor para México, estamos en las mismas desde la óptica de Trump ya sea vía discurso, tuitt, o conversación telefónica.
Acta Divina… Durante la mañana del jueves 1 de septiembre de 2016, el entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, publicó un tuit donde asegura que los mexicanos sí pagarán la construcción del muro para frenar la llegada de inmigrantes.
Para advertir… Peña no puede con los frentes nacionales, menos con el del ventajoso Trump.
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