Joel Hernández Santiago
A Felipe Calderón Hinojosa, ex presidente de México (Partido Acción Nacional -2006-2012) se le ha hecho fama de que toma bebidas espirituosas de más… mucho. Y a la menor provocación sus enemigos políticos le espetan “¡borracho!” o “¡alcohólico!”, en una forma de violencia verbal extrema, para descalificarlo.
Durante su gestión nadie –o casi nadie- decía esto que, en todo caso, es parte de su vida privada y la vida privada es eso, precisamente. Luego, al término de su gobierno comenzó a hacerse pública esa nota. Y salen videos o fotos en redes sociales en los que se le ve en estado ‘inconveniente’. ¿Importa hoy?
En todo caso habría que calificarlo en base a los resultados de su gestión como presidente de México, y los resultados, por lo que ya sabemos, no son nada favorables para él y su equipo.
Una administración financiera que dejó pegada con alfileres; confrontación nacional; indignación por los excesos de la violencia organizada que creció como la espuma, debilidad de sus políticas sociales, pobreza nacional, corrupción y, sobre todo, habrá de ser recordado por su guerra en contra del crimen organizado y porque en ésta involucró desde su llegada en 2006 al Ejército mexicano, en su tierra, Michoacán.
… Al término de su gobierno en noviembre de 2012 se contaban por miles los muertos, pocos detenidos que pasaron por el proceso legal, fenómenos de corrupción de autoridades o policías involucrados con la delincuencia; pero sobre todo muchos inocentes que murieron como resultado de “los daños colaterales”, como él mismo dijera. Así que ese mosaico escarlata es la postal de su gobierno… Y en base a ello habría que pedirle cuentas. Todavía es tiempo.
Pero resulta que él anda como si nada y trabaja para que su esposa, Margarita Zavala, sea la candidata del conservador PAN a la presidencia de México en 2018. Ni más, ni menos.
Y para esto, ha metido la cuchara en todo lo que puede para ayudar a su cónyuge. Y para esto, también, ha movido a la gente que le es fiel dentro y fuera de su partido. Pero resulta que las cosas no son tan tersas como supone…
Cuando la vista de todos está puesta en los desfiguros del PRI y todos esos casos de corrupción que lo ahogan y lo muestran como un partido de gente insaciable con acusaciones de enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, crimen y muchas otras lindezas, pues nada, que el PAN también tiene lo suyo en eso de tener problemas internos y la pulga saltó precisamente el sábado 29 de abril…
Esto durante la sesión del Consejo Nacional y en el que Calderón reclamó al líder del PAN, Ricardo Anaya, la discrecionalidad con la que maneja el proceso interno de selección e inequidad, e inconsistencias en el padrón interno. Todo esto con rumbo a 2018. Anaya se defendió, pero quien en realidad hizo la confronta fue el chiapaneco Juan José Rodríguez Prats…
Este, desde su asiento entre los asistentes, y en defensa de Anaya, le espetó a Calderón que ya estuvo bueno de que les quiera imponer a su esposa para ser candidata y que en el pasado les quiso imponer a Roberto Gil como dirigente nacional y a Ernesto Cordero como candidato a la presidencia en 2012 y que Calderón palomeó a candidatos y que a él lo bloqueó… (Lo cual es el meollo de la inquina e indignación de Prats)…
Calderón rechazó acusaciones y recordó que fue él quien invitó a Prats al PAN cuando el PRI lo repudió y le negó la posibilidad de ser candidato en Tabasco y que… “¡No es cierto, no es cierto, estabas tomado!” interrumpió a gritos Prats… Y ahí la descalificación permanente e histórica…
Sí. Calderón está queriendo imponer a su esposa Margarita Zavala. Si, ha metido las manos en el PAN para inducir a que sea ella la candidata panista a la presidencia en 2018, y sí trabaja para quitarle piedras en el camino. Pero no se da cuenta que es él quien anula toda posibilidad de la señora Zavala, no sólo por su mal gobierno, sino porque dentro del PAN las cosas se están acomodando al modo Anaya y no al modo Calderón…
Así que luego del coraje por el asalto de Prats (de quien habría que recordar su pasado priísta, su inserción en la administración y en la política de Tabasco hasta que en 1994 en efecto lo repudia el PRI y se afilió al PAN que lo postuló a la gubernatura contra Roberto Madrazo Pintado del PRI y Andrés Manuel López Obrador del PRD: perdió), Calderón dijo que ha pensado en dejar al PAN. Segunda ocasión luego de que en mayo de 2014 también lo dijo. Y nada…
Así que el sainete del sábado 28 fue una exhibición de debilidad política del PAN, de confrontación interna, de ambiciones personales, de desahogos y venganzas históricas y, sobretodo, de que los partidos políticos mexicanos, todos ellos, están más alerta a las ambiciones de sus dirigentes que a la construcción de un país en tiempos revueltos. Nada por el PAN, nada por allá, nada por ningún lado.