DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Sin distingo de partidos, los alcaldes o los que pretenden serlo, son asesinados, sin que se encuentren, en la mayoría de los casos, a los responsables del crimen.
Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, Chiapas, Veracruz y varias entidades más del territorio nacional han sufrido los ataques y en muchos de los casos los asesinos han cumplido con su cometido.
Cada día más los aspirantes a alcaldes y los que están en funciones son presa de ataques de los organismos criminales que operan en su territorio o en otros, de personajes que aprovechan el manto de impunidad existente para burlar a las autoridades.
El problema es que la mayoría de los casos se efectúan en lugares apartados con poca población que aprovechan la lejanía de las autoridades para realizar sus fechorías.
El gobierno se encuentra sumamente rebasado en estos casos y no cuenta con los elementos suficientes, ni los mecanismos necesarios para tratar de atrapar a los delincuentes.
Actúan impunemente, ya que en la mayoría de los casos los asesinos son parte de los grupos delincuenciales que operan en la zona y actúan en represalia por algún acuerdo incumplido o por negarse a entrar en complicidad con esos grupos.
La autoridad como siempre se compromete a dar seguimiento al tema, investigar a fondo y anuncia que procederá contra quien sea, sin importar del lado que provienen los ataques.
Nada de eso ocurre, principalmente porque los alcaldes o candidatos a serlo son de pequeñas poblaciones que electoralmente no representan nada.
Así han caído alcaldes de MORENA, MC, PRI, PAN, alguno otro del Verde o del PT.
Los delincuentes no tienen preferencia por ningún género, lo mismo asesinan a hombres que mujeres e incluso atentan contra los que se encuentran presentes en ese momento.
En la misma semana ocurrieron ataques arteros en contra de una alcaldesa de Oaxaca y otra de Michoacán.
Ante la indiferencia de las autoridades o el poco caso que hacen de esos ataques y la casi nula oportunidad que tienen las autoridades locales para actuar, son muchos los alcaldes y alcaldesas que prefieren sentarse a pactar con los delincuentes, ante el riesgo que corren sus vidas.
Si la violencia se pavonea en la mayoría de los estados del país, los alcaldes se han convertido en una presa fácil para la delincuencia que busca los flancos más débiles, para asestar golpes demoledores que aflojan a quienes se mantienen alejados de esa posibilidad, pero que sienten que el riesgo aumenta.
En los casos de los candidatos a alcaldes, el gobierno pide que sean los aspirantes los que soliciten la protección, aunque los gobiernos estatales y el federal sabe qué municipios son los más riesgosos y en los que deben redoblar la vigilancia, pues todo el país es territorio propicio para el crimen organizado.
Mientras la delincuencia sigue avanzando conquistando nuevos territorios, la autoridad no da pie con bola y no logra consolidar un programa que sea efectivo para disminuir la violencia y proteger tanto a la población como a las propias autoridades, especialmente a la de pequeñas poblaciones que se encuentra totalmente desarmada e inerme ante el crimen organizado.
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La amenaza ya fue hecha, abandonen Teherán, previenen las autoridades estadounidenses, la misma que pide al gobierno de Irán se rinda. El mundo se convulsiona y Donald Trump precisa que la paciencia se agota..
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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