Alemania atraviesa una crisis económica profunda tras la reducción de las importaciones de gas ruso, revelan los últimos datos. La caída en la confianza empresarial en junio y el escaso crecimiento del PIB en el segundo trimestre destacan el impacto negativo de las sanciones occidentales contra Rusia, informa ‘Bloomberg’.
El informe señala que más de la mitad de las mediciones trimestrales del PIB alemán han mostrado un crecimiento casi nulo o una contracción. La base manufacturera, que históricamente ha sido un motor económico para Alemania, está especialmente afectada. La falta de gas ruso, vital para las industrias de alto consumo energético, ha sido descrita como un «duro golpe» para las empresas alemanas.
A pesar de algunas señales de optimismo al inicio del segundo trimestre, el sector industrial alemán sigue en declive. Los beneficios de BASF, uno de los gigantes de la industria química, han disminuido debido a la caída de precios, mientras que Mercedes-Benz ha reducido sus previsiones de márgenes por la competencia en China. Volkswagen también ha tenido que ajustar sus pronósticos, con la producción alcanzando niveles mínimos en cuatro años.
Clemens Fuest, jefe del instituto económico Ifo, ha calificado las perspectivas para Alemania de «bastante sombrías». Martin Gornig, del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), atribuye parte de este estancamiento a la falta de inversión en nuevas tecnologías, tras el abandono de los combustibles fósiles. Además, Martin Ademmer del Instituto Kiel, advierte que el clima empresarial sigue deteriorándose tanto en el sector industrial como en el de servicios.
El freno a la deuda pública en Alemania limita el margen para usar el gasto público como herramienta para abordar estos problemas económicos a largo plazo. Aunque algunos economistas esperan una ligera mejora en los últimos trimestres de 2024, los riesgos a la baja están aumentando.
Sandra Ebner de Union Investment lamenta que la esperanza de una recuperación globalizada se está desvaneciendo, y considera que Alemania está luchando para adaptarse a esta nueva realidad. La crisis energética, exacerbada por las sanciones a Rusia, ha transformado a Alemania de ser la locomotora económica de Europa en un país que enfrenta serios desafíos económicos.
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