La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Lo quisieron expulsar de Sodoma por faltas a la moral
Alejandro Moreno, por resolución del TEPJF, se queda de dirigente del PRI hasta agosto del 2024, o sea, se encargará de palomear las candidaturas en los procesos electorales concurrentes del mismo año y, desde luego, se auto despachará con la cuchara grande y se hará senador plurinominal.
En términos prácticos, Alito es un personaje lo que le sigue de impresentable, espiado por la 4T, ha sido exhibido en toda su dimensión, sin embargo, a pesar de los amagos (un supuesto juicio de procedencia para desaforarlo), el campechano está protegido con el manto de la impunidad.
Ahora bien, con la decisión, el priista será un actor fundamental en la presunta construcción de una alianza opositora, no hay duda, la cuestión es saber en qué sentido.
Es muy complicado imaginar, que personajes prestigiados de la sociedad civil, tengan disposición para sentarse a negociar con el aludido, por lo tanto, su presencia más que sumar, diluye, lo cual no abona al propósito preestablecido.
Además, está documentado que Moreno ha traicionado acuerdos partidistas, por lo cual, no es confiable en ningún sentido. Bajo este supuesto: ¿por qué razón habría de volverse un hombre congruente de un día para otro?, no hay forma.
En este contexto, Alito es un gran aliado, lo importante es inferir de quién. Si sus hechos demuestran, sin cortapisas, su calidad humana, es un adversario que, antes de la contienda, está moralmente derrotado (YSQ dixit), por lo tanto, es un lastre electoral.
Así pues, la gran pregunta es: ¿a quién, en realidad, le sirve que Moreno siga al frente del PRI?…piensen mal y acertarán.