Yo Campesino / Perder o ganar
- Amenazas de Trump podrían beneficiar a México, depende del gobierno
*Miguel A. Rocha Valencia*
Independientemente de los alcances que tengan las determinaciones del presidente Donald Trump respecto a cuestiones arancelarias y seguridad, el hecho debe representar un llamado al gobierno de México para ponerse las pilas y asumir políticas públicas efectivas en las materias ya que en esa medida se propiciará un cambio real en nuestro país.
Por principio de cuentas, el combate a la inseguridad beneficiará a México en todos los ámbitos y ayudará a la economía doméstica a mejorar sus condiciones e incluso serviría para alcanzar las metas inflacionarias del tres por ciento o menos ya que s i se elimina el impuesto llamado extorsión, l producción y comercialización de bienes de consumo y servicios se abaratarán de manera significativa y con ello, se beneficiará toda la cadena hasta llegar al consumidor.
De ello también se derivará una mayor seguridad para las poblaciones, se inhibirá un factor determinante de la movilidad poblacional e incidirá en el mejoramiento de los niveles de vida especialmente en las entidades donde hoy la delincuencia organizada mata, extorsiona, envenena y esclaviza.
En el mismo sentido tendríamos que actuar en materia económica favoreciendo en todos sentidos la inversión pública que al mismo tiempo compromete la privada pues envía el mensaje de que el gobierno está dispuesto a gastar en los proyectos, los cuales deben tener viabilidad financiera y ser realmente de utilidad social y rentabilidad alejado de vanidades y proyectos personales.
Esto es, que sean atractivos para la inversión y no se conviertan en cargas al presupuesto público por su falta de rentabilidad como ocurrió el sexenio pasado. De hecho tendrían qué abandonarse aquellos proyectos concluidos o no, que demuestran su inviabilidad financiera y sólo sobreviven gracias a la inyección de recursos públicos hasta para su nómina. Al final de cuentas, esas obras y subsidios repercuten en déficit y deuda públicos.
Eso incluye gastar bien especialmente en estos tiempos en que más del 20 por ciento del presupuesto está comprometido para pago de servicio de la deuda, otro tanto en pago de pensiones contributivas y del Bienestar, recordemos que estas últimas y los demás programas sociales equivalen ya a poco más de 850 mil millones de pesos y seguirlas incrementado para obtener mayor agradecimiento clientelar se pagará muy caro en términos de débito, cancelación de proyectos de inversión o deterioro de servicios públicos.
Es tiempo entones de maximizar los dineros, de darles utilidad con resultados medibles como empleo y mejora en los niveles de vida. Si como se dice habrán de repatriarse a miles de mexicanos habrá que proveerles de trabajo y servicios en especial salud y educación.
No se trata nada más de darles dos pesos, una tarjeta de seis mil pesos bimestrales o de inscribirlos al IMSS-Bienestar sino de incorporarlos a actividades productivas, que generen riqueza para ellos y el país.
Se necesita trabajo y con ello se generan impuestos, consumo, generación de bienes y en suma, economía. Por ello urgen políticas públicas positivas que vayan más allá del apapacho y las acciones clientelares, pero para eso necesitamos hombres o mujeres de Estado en la elaboración de las mismas, que vean a un México con sus potencialidades y no a un país de agradecidos acostumbrados a estirar la mano y aplaudir.
Se trata entonces de un juego de perder o ganar dependiendo de lo que decidan las autoridades mexicanas quienes a estas alturas, más allá de los compromisos partidistas, doctrinarios o de fidelidades pasadas, deben asumir su responsabilidad con el país, los mexicanos que los eligieron y a quienes en teoría representan es decir, a todos.
Asumir una actitud positiva de parte del gobierno, hablaría de que contamos con estadistas quienes a través de programas y acciones efectivos, alejados del dogmatismo y sectarismo, realmente quieren una administración universal y cumplidora de lo establecido en las normas mínimas de la política y el espíritu constitucional.
Pero claro, para eso se necesita tener la estatura política; talento hay, pero haría falta tomar decisiones que sólo los estadistas asumen ¿Lo harán?
Por lo pronto y lo inmediato será atender el tema de los migrantes donde la seguridad es básica y parece que se dan pasos reales en ese sentido, aunque claro no sólo se trata de capturar a miles de “generadores de violencia” sino de evitar el reclutamiento de nuevos “soldados del crimen” y cortar los suministros financieros de la delincuencia a través del decomiso de cuentas, negocios, maletas y la extorsión que genera mucho dinero negro y en efectivo.