Día Hábil
Andrés Manuel López Obrador es un mentiroso, farsante y megalómano.
Dice, alardea, presume que antes de su –fallido-sexenio había un poder mediático que no informaba, que manipulaba al pueblo y que sólo daba a conocer lo que le convenía a los de arriba, a los que se sentían dueños de México.
-Todos los medios estaban al servicio de la oligarquía, con honrosas excepciones, señaló en su stand up de Palacio Nacional.
Sí, es cierto.
No existe un solo medio de comunicación en el mundo que no viva de la publicidad –sea pública o privada- y, en consecuencia, de intereses.
Se publicaba todo lo relacionado con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder 71 años hasta que llegó el Partido Acción Nacional (PAN) dos sexenios, para volver en 2012.
Durante casi un siglo fue prácticamente imposible publicar una nota de la oposición y de López Obrador ni se diga.
Porque en el sistema tradicional, sea en los impresos como periódicos y revistas, o en los electrónicos como televisión y radio, no existe ningún ingreso que no sea el de los anuncios que se venden, de sus espacios.
En el caso de los medios escritos, la venta de los ejemplares representa, ciertamente, un ingreso, que no alcanza pero se suma al pago del papel, tinta, negativos, láminas, energía eléctrica y/o salarios.
Cuando el tabasqueño, resentido, acomplejado, lleno de odio, llegó a la Presidencia, entonces volcó todo su coraje en contra de los medios… excepto el que dirige su comadre – de grado, no de dicho- Carmen Lira Saade, al frente de La Jornada desde 1996, diario históricamente de oposición y lectura impostergable que se desvirtuó precisamente con la asunción de López Obrador, al que ha entregado más de mil millones de pesos desde 2019.
Sí, 200 millones de pesos al año.
Así, convirtió a La Jornada en lo que el Reforma, El Universal, Milenio, El Sol de México, La Prensa, El Financiero y El Economista, Novedades, El Heraldo de México, La Prensa, entre otros, fueron para esos gobiernos del PRI y del PAN.
No miente ni engaña cuando asegura que los medios estaban al servicio del poder o del gobierno en turno, pero carece de valor ético y moral porque hace exactamente lo mismo con medios como el citado –La Jornada-; El Heraldo de México, el Grupo Cantón, Televisa y TV Azteca, con todo y que a la menor provocación se lanza en contra de los dueños de estos últimos, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, respectivamente.
Al recortar el gasto en comunicación de 12 mil millones de pesos anuales promedio –cifras oficiales- en el gobierno de Enrique Peña Nieto a sólo 3 mil 500 -más el subejercicio que acumula- anuales, López Obrador no sólo asfixió a los medios, sino que dejó sin empleo a miles de periodistas, porque los dueños tuvieron que recortar las plazas y despedirlos.
En todos los medios sucedió, excepto en La Jornada.
Hasta a la revista Proceso, que tanto le ayudó, le apoyó cuando era opositor y mal querido en los medios, le cerró la llave de la publicidad.
Y eso que Julio Scherer Ibarra, hijo de Julio Scherer García, fue consejero jurídico de la Presidencia.
Y no sólo eso.
Impulsó a un grupo de zalameros que se hacen llamar periodistas para, por medio de las benditas redes sociales y la burda conferencia matutina diaria, llamada mañanera, desde Palacio Nacional, predicar y prácticamente, evangelizar a todos sus fieles.
-A mí echan la culpa de todo, pero esto es muy importante, ya no les creen, esto debería de llevarlos a una revisión de sus prácticas, procedimientos, de sus métodos de información, porque no les cree la gente, alardeó tras conocerse una encuesta de la agencia de noticias Reuters en torno al desplome de la credibilidad de los medios de comunicación en América Latina.
En las gráfica comparativa se observa la caída en la confianza hacia los medios, que pasó de 60% a menos del 40% desde 2017.
Pero no es todo, sino que, aunque menos pronunciado que en México, la confianza en los medios ha caído en otros países de Latinoamérica como Argentina y Brasil.
Lo mismo sucede en el caso de la ridícula y absurda reforma al Poder Judicial.
López Obrador engaña, manipula y predispone a la ciudadanía al exponer a 26 jueces por presuntos sabadazos en los que liberan a delincuentes.
Todos los días ataca a los jueces y a quien se le da la gana.
Por medio de un comunicado, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (Jufed) informó que fue cancelada la participación de su directora en el sexto foro para la citada reforma.
Vámonos: Layda Sansores no podía ser más zalamera. La gobernadora de Campeche, al borde de las lágrimas, dijo “al más mejor presidente de México”, que Andrés Manuel López Obrador deja un hondo hueco difícil de llenar.
¿Así o más arrastrada?
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex