La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Por el tamaño de la silla del cerro, no hay jinete para ese potro
El tiro está más que cantado, ante la debacle de su candidata, Clara Luz Flores, el presidente López Obrador está empeñado en meter su cuchara al proceso, para que, después de la jornada electoral, alguno de los partidos paleros solicite la anulación de los comicios.
Cuando le preguntan si está interviniendo, con toda premeditación lo acepta, no es ingenuidad. Eso da pie, para que, en su momento, los magistrados reconozcan que hubo un efecto corruptor o en su caso, invoquen la causal de nulidad abstracta, en cualquier situación, el ganador se irá al carajo (deseo favorito de YSQ) y todo habrá de repetirse.
En su cabecita senil (les dijo a los trabajadores de Dos Bocas que ya chochea), el tabasqueño piensa: así los empresarios de Monterrey se van a la goma con su gallo y en la repetición, pongo a la tía Tatis y ella si gana ¡soy un genio!
Desde luego, para tal circunstancia, necesita la complicidad de los órganos jurisdiccionales, que con ciertas presiones pueden ser cooptados y que, los neoloneses, se dejen.
En efecto, sin la voluntad ciudadana nada de esta perversa maniobra se puede realizar y como las y los nuevoleoneses no son tontos, ya se percataron de las ansias locas del Tlatoani por imponerles a un gobernante, por lo que no sería extraño que los votantes de la norteña entidad, demostraran su enojo con masivas movilizaciones.
Esperemos que Gertz Manero lo toree y no caiga en el juego, de lo contrario, arderá Troya.