Laberintos del Poder
Emilio Trinidad Zaldívar
¿Con qué cara saldrá el lunes para retomar el control de sus mañaneras cuando el virus sigue cobrando de manera acelerada vidas y los más pobres -esos que primero atendería- son los que verdaderamente la han sufrido?
¿Cómo puede decir y hasta jactarse de que su “estrategia” es la correcta y por ello la va a continuar cuando el “escenario catastrófico” de 60 mil muertos se ha superado casi al triple?
¿Correrá atole en lugar de sangre por sus venas? ¿Vivirá además de en un Palacio en otro planeta?, porque decir y repetir que no se puede tener gobierno rico con pueblo pobre, cuando la realidad es que su gobierno es muy rico porque controla todos los dineros y su existir es a todo lujo, es totalmente incongruente, digno de un análisis psiquiátrico.
Si como ha definido a Carlos Salinas de Gortari como un hombre perverso, Andrés Manuel López Obrador le da cátedra; también como el expresidente, se burla de los enojos de sus críticos o adversarios políticos, cuando de su boca salen tantos absurdos, para orgulloso de lo que dice, picarle la cresta a los que se oponen a la estrategia que no tiene pero que todos los días defiende.
Hoy somos calificados por el mundo como el peor país en la atención de la pandemia; varias naciones han cancelado viajes a México y restringen con muchas medidas y exigencias la entrada de nosotros a sus territorios, pero aquí, en este país, todos pueden venir con el riesgo de contagiarse o contagiarnos; tenemos el más alto número de fallecidos de médicos del planeta.
Nuestro presidente, prefirió sacrificar vidas humanas antes de endeudarse para apoyar la economía de cientos de empresas, cuando la prioridad por encima de todo debe ser la vida.
Pero todos los días hace muecas, gestos de alegría, de orgullo, porque para él vamos requetebién. Y seguiremos peor.
Para él lo importante es el poder, sentarse en esa silla que tanto buscó y que al final le quedó demasiado grande. No sabe qué hacer estando en ella. Solo equivocaciones, errores, omisiones, abusos, excesos, injusticias, impunidad. Corrupción. Uso grotesco y autoritario de la responsabilidad.
Buscará a toda costa conservar el Congreso y ganar la mayoría de las gubernaturas, aún con candidatos como Felix Salgado Macedonia, que como Mario Marín, debería estar en la cárcel y no en campaña.
Ya ha ordenado que la “autónoma” Fiscalía General de la República acelere las pesquisas de los corruptos ex colaboradores de Enrique Peña Nieto, a los que viene revisando cuentas bancarias, bienes y todo tipo de negocios que hicieron con lo que se hurtaron, para que cercano a la elección del seis de junio, sean varios de ellos detenidos y procesados, para perversamente, recuperar popularidad y respeto perdidos.
Ya ampliaron denuncias en contra de Emilio Lozoya Austin; ya trajeron de España a Alonso Ancira; ya detuvieron a Mario Marín, aunque desde hace tiempo sabían que estuvo en un rancho en Puebla y que de Acapulco pretendía salir al extranjero y por eso, antes de su huida, le echaron mano; ya presionan a Estados Unidos para enjuiciar aquí al ex gobernador de Chihuahua, Cesar Duarte.
Si las cosas se le siguen complicando al tabasqueño y crece el repudio popular, verán en su momento desaforar a Miguel Ángel Osorio Chon, Eruviel Ávila y Miguel Ángel Mancera, para también incluirlos en los actos de corrupción que por supuesto cometieron.
Ya tienen los expedientes listos para en siguientes meses -todo estratégicamente- iniciar juicios en contra de Luis Videgaray, Luis Miranda Nava, Eduardo Sánchez y David López, entre otros, y medirán también ir por panistas como el ex candidato Ricardo Anaya, y si la desesperación los alcanza, hasta por Emilio Gamboa Patrón, el político más rico de México.
Andrés Manuel López Obrador no tendrá límites si de conservar el poder se trata. Sabe que si pierde el Congreso podría hasta irse a su rancho antes de concluir su periodo, por eso es que hará toda cuanto esté a su alcance para permanecer en la comodidad del Palacio Nacional.
Tenemos en México al más grande simulador, al mayor mentiroso, al más ignorante de los presidentes que está convencido de que viene haciendo el mejor gobierno que hayamos tenido en nuestra historia.
Su lugar debería ser no una lujosa habitación del Palacio Nacional sino una de un hospital psiquiátrico, para atender ese grave problema de trastorno de personalidad y lo saquen del mundo feliz en el que vive y que se parece al País de las Maravillas.
¿Votarán por Morena los familiares de los para entonces seguramente más de 200 mil muertos por la pandemia? ¿Lo harán los desempleados? ¿Los de los fallecidos por la brutal violencia? ¿Los pobres, los olvidados, los miserables que hoy son varios millones más? ¿Los médicos, paramédicos, enfermeras a quienes tiene trabajando horas extra sin que le preocupen un poco? ¿Los empresarios, comerciantes, restauranteros que tuvieron que cerrar sus negocios?
De seguir como vamos, la amplia aceptación de que aún goza y disfruta burlonamente, se le puede acabar por tanta torpeza y sinrazón en su comportamiento.
Salvo que los tenga hipnotizados, los millones de mexicanos que sufren y padecen sus erráticas políticas y mentiras, deberán despertar para hacer escuchar su voz y votar por algo, por alguien mejor que por fin nos pueda sacar del estancamiento y desgracia que padecemos.
AMLO es la peor pesadilla de México. Ni duda cabe. Es un virus más letal que el que acaba con la vida de cientos de miles de mexicanos.
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