Por Gilberto Celis
Claro, es posible que en Morelos haya dicho pícaramente Monreal a senadores, diputados y presidentes municipales no se marearan porque habían ganado electoralmente por Andrés Manuel López Obrador; esto, como ingenua forma de empujar a los ediles a ocuparse del liderazgo del Presidente de México. Porque bien sabe el pueblo más allá de desobligarse de su deber municipal, son víctimas de una soberbia demencial; merecedora de todo y dadores de nada.
— Recuerde que Cuauhtémoc Blanco en vano intentó volver loco al gallo de la Pasión.
— Desde luego, si no fuera así obviamente Monreal no tendría por qué precisar y menos lanzar tales desafíos.
— Y es que el poder imana de uno, irrelevante ciudadano del común; que no debe sentirse desposeído y menos distante de quienes son mandatarios, no mandantes.
TEMBLADERA ISTMEÑA
Al caso, en el Istmo de Tehuantepec ya se dice que el enjambre sísmico del Pacífico, oficialmente y al momento de escribir la columna, nos ha hecho sentir 476 sismos de entre 2.0 y 5.6 grados y no ha parado, mal que disfraza la tembladera de ediles que les vino el saco a la medida; habida cuenta, lejos de cerrar el arcón, como tal y bien obra Obrador, insisten en tenerlo abierto.
— O sea, ya sienten la mirada firme de la transparencia tanto en el manejo de recursos como su reflejo en obras para el bien común.
Uno del común, precisamente por serlo, no deja de hacer eco de tan lógico reclamo monrealista; sobre todo porque si bien bíblicamente cierto es que el justo puede pecar siete veces cada día y sigue siendo justo, hay munícipes y diputados locales y federales que no es justo su triunfo y por tanto sean obligados establecer el haber del debe en las arcas del municipio.
— Pues mire, no hay por qué ignorar que los desposeídos, conversos recibieron el bautismo en MoReNa y así recuperaron su grandeza y solemnidad.
— La grandeza y solemnidad de AMLO, ha de entenderse.
EDILES TLACHICOLEROS
De ahí que sea tremendo lo que, entre otros, ocurre en Salina Cruz, Juchitán, Matías Romero; que del gemido por el voto, ya en Palacio Municipal gobiernen con prepotencia y repriman a sus súbditos que rechazan vivir de la palabra de los responsables de la función pública.
— El paisaje istmeño es de una esperanza fuerte de crecimiento y desarrollo que tengan que ver con la calidad de vida a la que se nos ha negado y que López Obrador empieza a regenerar como propios del ser humano.
— Esto, es algo que obliga a la fe liberal y al rechazo de la pobreza material.
— Y el fin del calvario del paciente mexicano debe sentirse ya en todas partes y no alargarse más por el olvido, la inacción y la traición a AMLO.
— Bueno, finalmente, uno que fiado ha votado por Andrés Manuel López Obrador, no tiene la culpa de que ellos se hayan convertido y sigan fieles a su naturaleza y ajenos al catecismo AMLO.
— Por eso le digo.
comunicacion_mra@hotmail.com