Redacción MX Político.- Le damos demasiado peso a la popularidad de López Obrador como si ésta le diera un aura de invencibilidad. La gente común y corriente no vive pegada a las redes sociales y no evalúa diariamente si el Presidente les simpatiza más o menos que ayer. Les cae bien o mal, y cambiarán de opinión si algo nuevo les afecta o beneficia. La aprobación es un indicador muy rezagado con respecto a la realidad cotidiana. Muchos seguidores del Presidente se sienten por primera vez representados, finalmente alguien habla por ellos, y por eso le dan el beneficio de la duda.
Pero la popularidad de AMLO no es muy distinta a la de Fox, Calderón, e incluso Peña, a estas alturas; es perecedera y serán sus propias acciones, su propia ineptitud, las que la mermen. Es obvio que no satisfará expectativas que creó en años de campaña. En sólo un año, con un entorno internacional de ensueño, ha hecho que México sea más pobre, más desigual y más inseguro. Pemex, el objeto de sus obsesiones, produce menos y pierde más. Un sistema de salud que ya tenía enormes carencias, hoy es criminalmente deficiente. En 2019, apenas logró que los números medianamente cuadraran, echando mano de 144 mil millones de pesos (58%) de los fondos de estabilización (FEIP y FEIEF) que tomó 19 años acumular, y a pesar de ello, 2019 fue el año con menor inversión pública en la historia.
Este gobierno ya se quedó sin dinero. La recaudación fiscal bajó en 330 mil millones de pesos en 2019, y en 2020 tendrá que pagar 965 mil millones de pensiones contributivas a jubilados del gobierno federal, IMSS, ISSSTE, etc., más 139 mil millones de pensiones no contributivas, en particular al Programa de Adultos Mayores. Mientras nuestra economía decrece, el pago de pensiones crecerá 6% por encima de la inflación en 2020.
En el Presupuesto de Egresos para este año se autorizó gastar 523 mil millones en Pemex (y una pérdida de 62 mil millones, que seguramente superará) y 456 mil millones en CFE. Pemex es la empresa más endeudada del mundo. La situación en ambas empresas es crítica y, en vez de ponerlas en manos de ejecutivos experimentados -en un sector complejo- con equipos fuertes y profesionales, Pemex está en manos de un agrónomo (íntimo amigo de AMLO) que no sabe del sector mucho más que cómo se le pone gasolina a un automóvil, y CFE en las de un estatista setentero que desde hace rato debió retirarse a disfrutar de la fortuna que amasó en décadas de “servicio público” (donde sin pudor él se sirvió del público).
La extrema ineptitud que rodea al Presidente y su falta de respeto por el conocimiento y la experiencia son el yunque que hundirá su barco. La crisis de inseguridad provocó más de 34 mil víctimas en el año más violento en la historia reciente. Enfrentarla requeriría estrategias serias de expertos (y no de ineptos como Alfonso Durazo), y de muchos más recursos de los que le han asignado. Empeorará este año. Quizá por eso le teme tanto AMLO a la democracia, y sólo el gasto clientelar es intocable.
Pero la mayor amenaza proviene de la irreversibilidad con la que el Presidente nos amaga. Mucho del daño será definitivo. ¿Cómo regresaremos a un sistema de educación pública medianamente meritocrático? ¿Quién se animará a reformar las pensiones de Pemex? ¿Cómo recuperaremos la confianza de la inversión extranjera que empieza a huir? ¿Cómo regresaremos a construir procuración y administración de justicia? Más aún, ¿cómo lo haremos con una economía devastada después de este sexenio, cuando será ínfimo el presupuesto discrecional disponible?
Por eso importa preservar la posibilidad de reemplazar en las urnas a un gobierno flagrantemente inepto e irresponsable. Por eso es tan grave el ataque al INE. Empieza a arraigarse una narrativa que dice que como a ellos les “hicieron trampa” en 2006, se vale que el árbitro esté ahora en manos de Morena. [Agencia Reforma]
La popularidad de López Obrador no debe preocuparnos. Nos debe quitar el sueño que con tanta naturalidad quieran controlar un órgano (sin duda perfectible) cuya autonomía es vital, para hacer indelebles sus colosales yerros.
Autor: Jorge Suárez-Vélez / @jorgesuarezv
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