* Tras concluir un evento en la comunidad indígena de Papacuarán, el presidente mostró su evidente molestia hacia el gobernador a quien los asistentes gritaban: ¡mentira, mentira; la misma porquería¡ El Jefe del Ejecutivo prácticamente rechazó el abrazo del mandatario michoacano y dejó flotando en el tenso ambiente, la pregunta: ¿Qué reclamaron las indígenas en Michoacán para provocar su enojo?
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Todo iba “de perlas” en la ceremonia de instalación -o algo así- de una “Universidad para el Bienestar” en el ejido Papacuarán, Michoacán.
Instalados en el micrófono se encontraban el gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla y otros altos funcionarios
Al cierre del evento, el presidente López Obrador habló largo y tendido: le pegó a los neoliberales, celebró el programa “Sembrando Vida”; dijo que no se podía “dar gusto a todos” y remató con la exaltación de las costumbres locales, como que los jóvenes, a diferencia de otros países “nunca abandonan” la casa paterna.
Pero algo raro pasó después: un video difundido en twitter mostró al primer mandatario frente a un grupo de mujeres indígenas y solo se escucha una especie de coro: “¡Mentira, mentira, la misma porquería!”.
Otro coro lanzó consignas en contra de Bedolla, el gobernador.
En la escena, se ve al presidente con gestos muy irritados ante dos mujeres indígenas; gesticula, manotea, hace un intento por cortar e irse, pero lanza una mirada muy molesta a una de las mujeres y gesticula de nuevo, da media vuelta para tomar camino a los vehículos.
El gobernador hace el intento de colocar su mano derecha en el hombro del mandatario, pero éste de inmediato gira y con la mano izquierda aleja el brazo del gobernador, al tiempo que dice algo, según parece muy enojado, a juzgar por la mirada que le dedica.
Se puede especular que no todos los gobernadores tienen, digamos, la capacidad o sensibilidad para organizar actos populares que reflejen la realidad de sus comunidades, si se toma en cuenta la escena antes descrita.
Pero las imágenes que circulan en las redes sociales indican que algo no está funcionando en Michoacán, al menos en las comunidades indígenas al grado de haber provocado el enojo presidencial que rompió con los protocolos de la sana política para hacer brotar un evidente “cortón” al mandatario michoacano.
En tierras purépechas los pueblos originarios siguen acechados por grupos del crimen organizado lo mismo que productores de aguacate, limón y otros empresarios que junto con la sociedad civil no perciben un cambio en el agudo problema de la seguridad, con la llegada de un mandatario de Morena.
¿Qué le dijeron las mujeres indígenas al Presidente o de qué se enteró para que se alejara abruptamente y rechazará la muestra de afecto de Ramírez Bedolla?
Esperemos que en alguna de sus próximas mañaneras, Andrés Manuel López Obrador le explique al pueblo de México, pero sobre todo a los michoacanos, qué fue lo ocurrido en el Ejido de Papacuarán y la razón de las descalificaciones vertidas contra el gobernador de su partido.