CUENTO
-¡No me digas que vas a seguir robando!
-¡Pues claro que sí! ¿O de dónde crees que voy a agarrar dinero para mandar a estudiar a nuestros hijos al extranjero…?
-¡Pero si ya has robado como para mandar a todo un salón de clases!
¡Tal vez eso sea verdad, pero no me puedo detener! Además… -El esposo de la señora hizo un gesto de desdén-. Además ¡¿a quién le importa?! ¡Sólo a ti!
-Por todos los cielos, Enrique. ¡Me das miedo! ¡Ya no te reconozco!
-¡Ya deja de decir tonterías, si bien que has disfrutado la vida de reina que te he dado!
-¡Yo no la pedí!
-Ah, ¡ahora resulta que tú no la pediste! ¡A otro pendejo con ese cuento! Monika, ¡escúchame bien! O dejas de decir estupideces, ¡o te mato!…
Enrique era un político joven que tenía una esposa y tres hijos. Después de un tiempo, cuando se dio cuenta de que su esposa no lo dejaría hacer cuanto él quería dentro de su carrera política, llegó a la conclusión de que tendría que matarla. Y así lo hizo. Dejó huérfanos a sus tres hijos. Había matado a su esposa -según él que- por amor a la patria.
Después de pasados unos años, el sueño de Enrique se cumplió. Se convirtió en el presidente de su país, el cual llevó a la total destrucción. Hizo todo lo que se le dio su regalada gana, y nadie le puso un alto, porque nadie se atrevió a hacerlo, todos le tenían miedo…
… Pero entonces sucedió. Era la noche del 15 de septiembre. Enrique se encontraba diciendo “Viva México” cuando sintió el golpe sobre su pecho. “Viva México”, alcanzó a decir una vez más, y luego su cuerpo se desplomó. Alguien le había disparado desde lo lejos. Por fin, ¡por fin alguien había venido a hacer justicia… por amor a la patria. El mal había sido exterminado… pero pronto llegaría otro que lo superaría con creces. Porque en aquel país este tipo de acontecimientos llevaba sucediendo cientos y cientos de años.
FIN.
ANTHONY SMART
Septiembre/04/2017