• Anticorrupción sólo anuncios
• Nadie le ha entrado y le entrará
De qué país, de qué presidente, de qué corrupción, de qué transparencia hablará don Rolf Alter, subalterno de don José Ángel Gurría Treviño en la OCDE, cuando afirma que las medidas anunciadas por el presidente Enrique Peña Nieto aumentarán el nivel de transparencia en la toma de decisiones gubernamentales.
No sabía este escribidor que simples anuncios tenían tanto poder en una sociedad en donde la transa es credo y el pan nuestro de cada día, y en donde a los corruptos los tiene sin cuidado cualquier anuncio amenazante.
Boquiflojo siempre ha sido el tamaulipeco, desde que estaba en la secretaría de Hacienda en aquellos tiempos críticos el “último presidente de la revolución”, cuando las arcas de la nación se quedaron vacías, sin un dólar ni para pagar los boletos de avión de los negociadores de la deuda con la banca privada extranjera. Muy pocos viejitos lo recuerdan.
Ahora, bien pertrechado en su búnquer parisino, amamantado por la OCDE, manda a su director de Gobernanza a dar la cara por él, aunque hasta de lejos se advierte que el empleado no sabe ni lo que dice cuando habla de lucha contra la corrupción en una de las economías más corruptas del mundo, y de medidas contra la corrupción.
Mal favor le hace al gobierno de México el señor Alter, o mejor dicho el señor Gurría, indudable autor intelectual de los juicios del otro, porque el presidente mismo está consciente de que aún no se concreta ninguna medida de las anunciadas, a no ser el nombramiento de su cuatacho como titular de la Secretaría de la Función Pública, quien debe de estar metido hasta las manitas para concluir, en cualquier momento, en que el gobierno no tiene ninguna cola que le pisen ni en la corrupción ni en los conflictos de interés.
Ah qué, don José Ángel. Desde que se anunció la candidatura del mexiquense, anda tratando de quedar muy bien, primero con el candidato y luego con el presidente. Pero, mi querido Ángel, en México aún nadie toma medidas anticorrupción. El presidente sólo las anunció y le llovieron críticas en todos lados, porque muchos estiman que el combate a la corrupción debe encabezarlo una entidad autónoma, independiente del gobierno, entendido éste como ejecutivo, legislativo y judicial. Y hasta le dijeron que había conflicto de intereses en la nominación de Virgilio Andrade Martínez en la Función Pública.
En el congreso, las principales fuerzas partidistas de oposición – PAN y PRD – están buscando crear un sistema nacional anticorrupción independiente, aunque a Don Beltrones le molesta el término anticorrupción y quiere sustituirlo por el de integridad que no significa nada en realidad, una palabra ficticia, que si acaso podría hacer referencia a algo integro, completo, un fraude integro, por ejemplo.
Mientras tanto, podría decirse que todos estamos bajo sospecha. Más ahora que la Auditoría Superior de la Federación ha destapado algunas fetideces y la prensa extranjera no se muestra nada contenta con episodios bochornosos ocurridos en semanas anteriores.
Sea lo que fuere. El combate a la corrupción se ha venido anunciando por lo menos desde hace tres décadas y nunca se ha materializado. Ha seguido creciendo por más de tres décadas. Todos los casos investigados por el Ministerio Público han sido sobreseídos por el poder judicial pues el fiscal no ha sabido integrar las averiguaciones, los expedientes. Como que en este país somos corruptos pero no pendejos.
El combate a la corrupción sólo ha sido una sarta de anuncios desde que Miguel de la Madrid simuló atacar a los corruptos del gobierno lopezportillista y ahí se quedó. Vino Salinas y floreció la maña, la transa, a diestra y siniestra, como aquella feria enloquecida de la Conasupo, cuando el hermano mayor le engordó la cartera al diabólico hijo adoptivo de Agualeguas.
La verdad es que la gente de buen talante, los ciudadanos de abajo, de a pie, están a la espera de que, ahora sí, se acabe con la filosofía y la praxis de la corrupción. Y se castigue ejemplarmente a los corruptos. Uf, faltarían cárceles. El otro día vi una foto dramática: cuatro o cinco políticos corruptos, ahorcados y colgados de la pluma de otras tantas grúas. Pero la foto era de un país árabe. Y yo que creí que la escena era de la plaza de la constitución.
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