• Hasta el Morena de López Obrador
• Una vez arriba no representan a nadie
Pareciera una ilusa aventura hacer a un lado a los representantes de la mafia de la partidocracia, incluido el partido de López Obrador, que ahora se cobija en una institución que mandó al diablo hace casi una década.
De los partidos, ni a cuál ir. Ni PRI, ni PAN, ni menos el PRD, los grandes beneficiarios del millonario financiamiento y las prerrogativas que la sociedad les proporciona a través de ese esperpento llamado ahora INE, garantizan nada.
Está comprobado que las cúpulas partidistas sólo van por lo que consideran suyo, al agandalle, primero de las paladas de dinero basura de las campañas político electorales, y luego a gozar de los puestos que logran ya sea mediante el voto comprado o por obra y gracia de la plurinominalidad. Y a la buena vida de caciques sin patria. Que el mundo se va a acabar, O como aquellos romanos de los primeros siglos, comamos y bebamos que mañana moriremos. Vomitemos y sigamos comiendo y bebiendo.
Los partidos y sus abanderados sólo representan a alguien mientras tratan de llamar la atención de los electores. Una vez que llegan a un puesto, ya sea en las gubernaturas, en las presidencias municipales o en el congreso nacional o local, estos próceres se desentienden, se hacen los autistas, y ya no representan ni a su madre. Y se dedican al robo en despoblado.
Son como los zopilotes, o cualquier otra ave carroñera que sólo vive, y vaya que viven como jeques, de lo sucio, o todo lo que tocan lo hacen caca. Y no sólo los del PRI, también los panistas, los perredistas, y el resto de la chiquillada, especialmente los verdes que son los más avorazados y sinvergüenzas. Los del señor López todavía no tienen la oportunidad de enlodarse las manos.
Frente a esa asquerosa realidad partidista, hay que felicitar a los mismos partidos, cuyos diputados dieron luz verde, en las reformas a la constitución y las leyes electorales – lo hicieron contra su voluntad – para que se presenten a las elecciones ciudadanos sin partido. Ya no será más coto de la partidocracia ese uso y costumbre de organizar elecciones, de ser candidato, para renovar a quienes detentan el poder político. Ahora podrían acceder ciudadanos sin filiación política.
Un buen caso de estas novedades es la delegación Benito Juárez de ciudad de México, siempre usufructuada por panistas, que bien que han aprendido de los perredistas, que son hasta ahora los amos de la gran ciudad, tan corrompidos como los priístas, tan prepotentes, tan exclusivistas, tan derechistas o más que los más derechistas de la geometría ideológica. Más que los panistas.
El colega Javier Ramírez, del portal Vorgágine, nos regaló con una entrevista que le hizo a José Luis Matabuena Ramírez, ciudadano sin partido que busca la jefatura de esa demarcación política de la ciudad de México.
“Los vecinos en la delegación Benito Juárez luchamos por una candidatura ciudadana, porque los partidos políticos han sido cooptados por intereses muy particulares y estamos cansados de que todos los días veamos corrupción, falta de rendición de cuentas y de que los servidores públicos se hagan multimillonarios con los cargos públicos, le dijo a Ramírez el ciudadano José Luis Matabuena Ramírez.
Reveladora la declaración del aspirante a una delegación siempre gobernada por los panistas. No se salvan estos albicelestes de la corrupción institucional. Por ello, el aspirante a jefe delegacional dice luchar por una alternativa distinta a los partidos políticos, “porque estamos cansados de los grupos que manejan esas organizaciones”.
La finalidad del proyecto que encabeza Matabuena Ramírez es hacer cumplir la ley; que no haya corrupción; que haya transparencia, rendición de cuentas; un gobierno que escuche; de puertas abiertas. Eso no lo hacen ni la administración panista ni la administración perredista ni las administraciones del PRI.
La verdad es que todos los partidos políticos han estado alejados de los ciudadanos. Lo que han hecho, y seguirán haciendo por toda la eternidad, es servirse con la cuchara grande y no servir a los ciudadanos.
Vamos a ver si la maquinaria electoral, la que cuenta los votos, les da la razón a ciudadanos como Matabuena. No estoy muy seguro de que les reconozcan un triunfo. Los órganos jurisdiccionales electorales están en manos de operadores de las mafias, de los cárteles partidistas.
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