Francisco Gómez Maza
• Caput la alianza Va por México
• Los panistas buscaron las tablas
PRI y PAN demostraron ya que su mandato es buscar recuperar el poder gubernamental, de la Presidencia de la República, para defender y satisfacer los intereses de sus cabecillas y de las clases dominantes, como lo hicieron en lo pasado, pero su tiempo se acabó. El tigre dormido despertó y barrió con todo.
Ahora, los mexicanos viven otra realidad. El presidente Andrés Manuel López Obrador, con sus errores y todo, representa los intereses de las mayorías, los trabajadores, aunque los empresarios de todo tamaño tienen también su parte en este nuevo banquete.
Pero los viejos partidos políticos, como tales, ya no tienen cabida. El PRI está tratando de sobrevivir, buscando esa capacidad de resurgir como el ave fénix, que lo reanimó en lo pasado, pero sus líderes no le ayudan. No son líderes. Son lo que el sistema halló menos malito. Imagine cómo estará el resto. Ni Alejandro Moreno, en la presidencia del CEN, ni Rubén Moreira en la coordinación de la fracción priista en San Lázaro son garantía de guía hacia la resurrección del partido.
El PRI, que primero fue nacionalista revolucionario, y que evolucionó hacia el inexistente centro, tuvo que declararse de derecha y aliarse con las fuerzas más conservadoras y reaccionarias para comportarse, como lo que era, realmente. Una formación partidista defensora de los principios del capitalismo salvaje y del gobierno como negocio sucio. Ejemplos: los beneficiarios de la multimillonaria “Estafa Maestra”, por ejemplo; o los de los sobornos multimillonarios de la brasileña Odebrecht (con la que se enlodaron todos. Aparte del PRI, el PAN, el PRD y el resto.
Los cuadros dirigentes del PRI (con sus raras aves, que las hay) se enlodaron, como los pavorreales que se echan en los estercoleros. Y está muy difícil, imposible, que se rediman. Más les vale, destruir sus símbolos y adoptar otros; a las raras aves del priismo les conviene recrearse y, o adherirse a otros partidos, o formar algo absolutamente distinto al PRI, que es sinónimo de corrupción, de malos gobernantes, de alianzas con la delincuencia organizada, de lo más negativo del espectro político y de gobierno.
El PAN, por su parte, fue contaminado por la mórbida práctica seudo política del priismo. Les gustó a los panistas de los cuadros dirigentes el olor del dinero mal habido, aunque oliera a caca. Y olvidaron su doctrina y sus principios. Se inspiraron en la “Doctrina Social de la Iglesia” para convertirse en puntales de las estructuras de poder de las clases dominantes, utilizando a ciertos sectores populares (los más ignorantes) sólo como puntales electoreros.
Ahora, las cosas de la república cambiaron. Las trocó el voto popular. Y las cambio para cambiar el mandato gubernamental de “Por el bien de todos, primero los pobres”. Y se acabó la diversión; el empleo indiscriminado, irracional, de los dineros recaudados por el Fisco en francachelas lujuriosas.
Ahora, después de tres años de sobrevivencia en el sufrimiento por la absoluta escasez de corrupción; de pegar de gritos de desesperación; de berrear como becerros sin tetas; de sufrir la amargura de la ausencia, de odiar al “mesías” que logró recoger 30.000,000 de votos para intentar una transformación de la vida nacional, parece que los dirigentes panistas pidieran paz. Y no les queda de otra. Su sobrevivencia está en entredicho. Han perdido mucho. Y perderán más en las elecciones de 2022.
Los del PRI, con Alito y Moreira, conduciéndolos al despeñadero, ni siquiera se dan cuenta de que pastorean a quién sabe quién, porque el partido está realmente moribundo: Minoría de 13 senadores (de un total de 128 miembro del Senado) y minoría de 50 (de 500) diputados. Y dos gubernaturas.
Si lo priistas no buscan el encuentro, el diálogo con el oficialismo, estarían poniendo en riesgo la sobrevivencia de un partido que, desmantelado y en bancarrota, podría recibir algo de aliento.
Va por México, la alianza PRI-PAN-PRD (Los tres resultaron de derecha) quedó ya hecha pedazos. Va por México y los planes maquiavélicos, las listas de lopezobradoristas, del Señor Equis y del eterno aspirante a la presidencia, el ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Gustavo de Hoyos se fueron por la borda. Los dirigentes panistas se encargaron de mandarlos al caño dela política.
El mango de la sartén lo tiene ahora el presidente López Obrador.