Francisco Gómez Maza
• Ante la gravedad, incredulidad
• Las autoridades, en Babilonia
Por lo visto, Chiapas sigue dándole flojera a los más conspicuos analistas, a los chiapanecos en general y, sobre todo, a los gobernantes y estoy siendo generoso, porque en este estado de la federación mexicana no hay gobernantes, sino amos y señores, descendientes de la pura mapachada, aquellos que hicieron la revolución al revés, o sea para defender sus propios intereses caciquiles y por tanto sus latifundios.
Pues estos gobernantes, con la bendición de Palacio Nacional, hacen y deshacen todo e inclusive cambian de piel cuando o como le conviene a su cartera. Los iluminados de ahora, por ejemplo, se ufanan de ser de Morena, pero ayer fueron del PRI y del verde, incluso empleados del desgobernador Manuel Velasco y su mamá, Leticia. Ah, y generalmente no son chiapanecos, sino hidalguenses, “defeños”, o tabasqueños. Creo que el único chiapaneco, y perseguido por el hidalguense, encarcelado inútil e injustamente, por venganza, es Pablo Salazar Mendiguchía (y no estoy seguro de que Patrocinio González Garrido haya nacido en Playas de Catazajá como presume).
Pero es cierto lo que le digo, amigo y amiga. Chiapas da tanta flojera a quienes debían de estar preocupados por su patria chica, como escuchar a Andrés en las mañaneras, o las quinimil conferencias que ofrece para decir siempre lo mismo.
Las noticias, y eso a medias, son la numeralia de la Pandemia, o el puente aéreo transpacífico que trae de China los insumos médicos de protección para los maltrechos trabajadores de la salud; la cantidad de enfermos del Covid; la cantidad de muertos.
Los demás números estadísticos son, en términos periodísticos, irrelevantes, así como las explicaciones técnicas y científicas, las justificaciones, la confrontación con los que Andrés califica de conservadores, desde su propio conservadurismo, o como cuando es insistente en cuestionar la corrupción y el ya desaparecido neoliberalismo económico.
Y lo peor es que no se da cuenta de que critica el neoliberalismo, cuando sus propias acciones más destacadas son neoliberales, como firmar un tratado de “libre” comercio con las potencias imperiales del norte. (Y a propósito del desaparecido neoliberalismo, actualmente este escribidor habla del capitalismo salvaje, o del capitalismo de casino, que también va de bajada gracias a los análisis de Marx, de Samuelson o de Keynes, y a las necesidades de los empresarios globalizados.)
Pero hablemos de Chiapas. El gran hándicap es que muchísimos chiapanecos no creen en el Covid. No existe esa enfermedad para ellos y siguen bailando la manzanilla como aquellos romanos que celebraban la vida en francachelas porque a la mañana siguiente morirían.
En las zonas realmente paupérrimas del estado es explicable que no crean en el Covid, porque entre ellos mueren hasta de una diarrea, un catarrito, o un empacho. Se van pues al otro patio por cualquier enfermedad curable.
Pero para los habitantes de esta patria entre mexicana y guatemalteca, sin embargo, la situación presente es gravísima y lo peor de todo es que no se dan cuenta, no lo quieren creer.
El número de casos de Covid se eleva exponencialmente cuando el gobierno central ha decretado el desconfinamiento, y ni José Manuel Cruz Castellanos, el secretario estatal de salud, se percata. La gente dice que es un inútil. Y van a morir muchos chiapanecos porque las siguientes tres semanas, los expertos de la Secretaría de Salud federal esperan la más alta incidencia de casos de contagio.
Los estrategas de la Secretaría de Salud federal (la secretaría de salud estatal no existe) esperan que, en las siguientes las 3 semanas se presentará la más alta incidencia de casos de contagio.
Mientras tanto, el equipo gubernamental estatal manifiesta, de origen, un perfil bajo y ahora más. Inclusive quienes andaban queriendo sacar la cabeza, como el secretario de gobierno o el procurador estatal, tienen que hacerse a un lado en honor a la presencia del tabasqueño Rutilio Escandón, quien ni picha, ni cacha ni deja cachar.
Al doctor Miguel Valdés Galán, médico particular que atiende a los enfermos de Covid en su propia clínica, en San Cristóbal de las Casas, es un verdadero testimonio de que las autoridades de salud no cumplen con su obligación de poner en marcha la estrategia en contra del Covid. Tanto les caló a las autoridades la labor del galeno, que la Secretaría de Salud hizo el intento de cerrar la clínica.
Así, Chiapas es un avatar de lo que está sucediendo en muchas zonas y regiones de este México del ¡Ay!