• Llegó el Papa Francisco; se encontró con la pobreza
• Y los ladinos no le harán ningún caso; odian a los indios
Chiapas es el cosmos lo que una flor al viento, cantó el poeta Enoch Cancino Casahonda. Debió de haber fumado marihuana el gran Noquis para decir tantas barbaridades de ese estado que no debía estar federado a México porque no tiene nada que ver ni con los usos (abusos, diría yo) y costumbres de los políticos mexicanos, que han usado a Chiapas como botín y fuente de riqueza para el saqueo impune y la rapiña. Y díganme que no. Desde Manuel Velasco Suárez y Luis Echeverría debería de estar pavimentada la selva lacandona. Este par de facinerosos acabó para su propio beneficio con las más finas maderas preciosas de los bosques lacandones.
Las riquezas de Chiapas son ingentes y valiosas: petróleo a pozos llenos, energía hídrica para producir electricidad, minería, bosques, fauna de la mejor del mundo, tierras prodigiosas que fueron inundadas por las grandes masas de agua mandadas a construir en honor del ego de gobernantes soeces y bandidos. Y ahora, un descendiente del roba madera se está haciendo millonario o multimillonario con la iconología y con todo lo que encuentra en el Erario.
Mientras las grandes mayorías de chiapanecos apenas sobreviven. En las ciudades como Tuxtla Gutiérrez, la fea capital estatal, San Cristóbal de Las Casas; Cometan de Domínguez y Tapachula no hay clases medias. Hay ricos y muy pobres que apenas subsisten y apenas comen lo necesario para sobrevivir.
Entre los pueblos y comunidades indias, por las que se levantaron en armas en 1994 un grupo de indígenas aglutinados en un llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, aún persisten los graves problemas, las enormes carencias, los dolores y sin razones por las que los indios tomaron un fusil, muchos de estos de madera, para gritarle al mundo que ya bastaba de tanta injusticia. Sin embargo, aún los niños y muchos adultos siguen muriendo de enfermedades curables.
Es realmente Chiapas una flor al viento. Se la lleva el viento y los gobiernos federales no tienen ni idea de lo que pasa. Un día el gobierno ecologista del Güero, como le apodan, mando podar una rica extensión de pinares en la zona de Los Altos y al reportero de la televisora Uno TV, le impidieron la entrada a la zona para que no reportara que un gobierno ecologista estaba devastando el bosque.
Chiapas es asiento de pillos y ladrones, que desde un puesto público ex accionan a la población pobre, miserable, que apenas tiene lo más indispensable para vivir. La mala salud sigue imperando en las comunidades y pueblos rurales y los señores de las haciendas aún son amos con derecho de pernada, aunque usted no lo crea. El café, abaratado por la codicia de las grandes trasnacionales, sigue siendo una actividad que deja en la pobreza a muchos, inclusive dueños de cafetales.
Los indios siguen confinados en las montañas, a donde los mandaron los españoles cuando llegaron a apropiarse de las mejores tierras chiapanecas. Y son extranjeros en su propia tierra porque son discriminados por apestosos, porque son excluidos del reparto del pastel de la riqueza. Muchos extrañan a Jtatic Samuel Ruiz, que era en realidad la única voz que salía en su defensa. Los obispos de ahora son taimados, son cómplices de los ladinos ricos y no meten las manos al fuego por los pobres.
A esa realidad arribó este lunes Francisco, el Papa de los Pobres, como se le bautizó en este espacio. El vio la pobreza. Aspiró el olor a sudor de miles de indios mezclados con ladinos que solo porque estaba ahí el Papa aguantaron estar junto a ellos.
Francisco celebró la tradicional misa multitudinaria que acostumbra rezar para comunicarse con los fieles de las ciudades que visita. Y ahí pudo ver algo de lo que yo les estoy narrando en esta breve columna periodística. Clamó el Pontifex Máximum por la justicia. Yo digo que el único pecado que puede cometer el ser humano es la injusticia en todos sus modelos. Pues esperaría que la voz de Francisco clamara y convenciera a los ladinos, pero los chiapanecos no tienen remedio.
Ido el Papa, todo continuará igual y los indios seguirán siendo excluidos y despreciados. Son indios pues y muchos, sobre todo los gobernantes de la Federación y los del estado, están convencidos de que no tienen alma. Qué pena me dan los chiapanecos racistas. Francisco se entró con la pobreza y… a los pobres los tendréis siempre con vosotros.
Qué pena me dan los chiapanecos racistas.
analisisafondo@gmx,com
analisisafondo@gmail.com
@AFDiario @analisisafondo