Francisco Gómez Maza
• La vacuna, mágica como el Rey Midas
• Como enriquecerse de un minuto a otro
Pfizer y Moderna, Bourla y Susman, Kim y Zaks: “¿Sinvergüenzas? ¿Abusivos? ¿Inmorales?
Investing, una de las más profesionales agencias de noticias económicas y financieras de occidente, divulgó el jueves de la semana pasada informaciones en torno a los multimillonarios negocios con la aún incierta vacuna anti covid-19, dentro del esquema regulatorio de la SEC llamado plan 10b5-1, o “cómo hacerse (más) rico en un minuto”.
El doctor Albert Bourla, CEO de los laboratorios Pfizer, empresa farmacéutica estadounidense, laboratorio líder mundial en el sector farmacéutico con sede central en Nueva York, vendió 5.56 millones de dólares en acciones de la compañía (más del 60% de su participación), el mismo día en el que la farmacéutica anunciaba que su vacuna contra el coronavirus, de acuerdo con ensayos provisionales, tenía una efectividad superior al 90%. O sea que estaba casi lista para aplicarse masivamente.
El médico comerciante de la salud escribió en su cuenta de la aplicación Twitter: “Hoy es un gran día para la ciencia y para la humanidad”. Olvidó declarar que más que para la ciencia y para la humanidad, era un gran día para sus cuentas bancarias.
La agencia de prensa británica especialista en información económica, Reuters, reportó: Bourla vendió 132,508 acciones a 41.94 dólares por acción, de acuerdo con una presentación de la Comisión de Bolsa y Valores ocurrida el martes por la noche.
Bourla autorizó la venta de las acciones el 19 de agosto, siempre que las acciones estuvieran al menos a un precio determinado.
Pero Bourla no es el único vivillo de Pfizer. Sally Susman, vicepresidenta ejecutiva de la empresa, también vendió acciones ese mismo día, cobrando 43,662 papeles (también al precio de 41.94 dólares cada) por un total de 1.8 millones, operación que fue como arrancarle un pelo al gato. Susman cuenta aún con 108,804 acciones.
Y el corolario de estas transas fue que las acciones de Pfizer cerraron la jornada del lunes con un alza de casi un 8% por el impacto de las noticias; las acciones cerraron a 39.20 dólares cada una.
Los intercambios realizados por Bourla y Susman fueron parte de la planificación financiera personal, así como por un plan preestablecido, denominado 10b5-1, que permite que los principales accionistas y personas con información privilegiada de las empresas que cotizan en bolsa (Wallstreet) puedan negociar un número predeterminado de acciones en un momento predeterminado.
Pero no sólo Pfizer mostró el cobre con el proyecto de vacuna. Su estrategia le hizo recordar a Investing otra operación de canje realizada por dirigentes de la biotecnológica Moderna, que cosechó máximos en Wall Street con subidas del 30%, al anunciar resultados prometedores de su vacuna candidata frente al coronavirus.
El presidente financiero y el director médico de Moderna ejecutaron opciones y vendieron casi 30 millones de dólares en acciones combinadas, según muestran los archivos de la Securities and Exchange Comission.
Lorence Kim, presidente financiero de Moderna, ejerció 241.000 opciones por 3 millones de dólares. Y las vendió de inmediato por 19.8 millones de dólares, asegurándose un beneficio de 16.8 millones de dólares.
Otro tanto hizo el director médico de Moderna, Tal Zaks, quien gastó 1.5 millones de dólares para poner en efecto sus opciones y las vendió por 9.77 millones, jugada que le proporcionó una ganancia de 82 millones de dólares.
La regla 10b5-1, extendida en Estados Unidos, regula cuándo y cuántas acciones pueden vender los miembros de la compañía, incluidos directores y ejecutivos.
O sea, vil enriquecimiento legalizado, legitimado por la regla y por el mercado. ¿Asalto, sinvergüenzada, abuso?
O sea, el derecho de enriquecerse gracias al dolor que produce la neumonía del coronavirus.
La vacuna como Rey Midas.