Francisco Gómez Maza
• Y él habla y habla de que vamos muy bien
• Pero ojo, muy poquitos creen ya en el PRI
De verdad, no me da vergüenza confesarlo, yo que no creo en la democracia, que para mí la democracia es un mito genial tan sólo para doblegar a los pueblos. Los griegos la usaban para sostener a las clases dominantes en el poder y joder a las masas.
Creí que Peña Nieto vendría fuerte. Allá por los finales del 2011; creí que iba a salvar a México de las garras del fascismo y del alcoholismo panista del desvergonzado Felipe Calderón.
Doce años en que no pise la residencia de Los Pinos porque me chocaba encontrarme con el “señor presidente” a quien había conocido de jovencito entusiasta, alumno de mi gran amigo Carlos Castillo Peraza (Te equivocaste, Piolín). De verdad fui engañado. Me parecía Peña Nieto un pequeño estadista, al estilo Francisco Franco, pero contrario al fascismo del sargento que le dio el golpe a la república española.
Pero más temprano que tarde tuve que aceptar que me equivoque. Desde antes de las elecciones, cuando daba sus conferencias de prensa, cuando su equipo de campaña organizaba demagógicas conferencias de prensa en la sede del PRI nacional, cuando atacaban con saña a López Obrador, cuando repartieron tarjetas Monex y de Gigante (Soriana) para comprar los votos de los ignorantes. Y fue así como llegó a la presidencia. Comprando los votos. Quién sabe de dónde salieron los millones gastados. No me atrevo a pensar de dónde ni a investigarlo porque me temo que el resultado de las investigaciones me podría causar problemas graves.
Iba a Salvar a México. Presentó un rosario de cien cuentas que cumpliría al pie de la letra. Ideó el Pacto por México que fue un fiasco. Organizó la Cruzada contra el Hambre que resultó un buen negocio para muchos funcionarios de la Sedesol. Planteó las reformas estructurales que no sirvieron para una pura y dos con sal. Y México se fue al carajo.
Dijo que iba a Mover a México y lo movió al pantano del estancamiento. Dijo que lucharía contra la corrupción y mire cuántos corruptos y eso es sólo los que conocemos, los que no pudieron ocultarlo. Iba a luchar contra la delincuencia organizada y la delincuencia organizó a muchos políticos a su favor; que acabaría con las desapariciones forzadas y mire que hay arriba de 20 mil desaparecidos y los que aparecen aparecen en fosas de cementerios clandestinos; y su gobierno ha sido escenario de lo peor de las violaciones a los derechos humanos, de las desapariciones forzadas (Ayotzinapa es el emblema), actos de corrupción, ejecuciones extrajudiciales y tantos infortunios. Un gobernador ladrón que dizque anda huyendo, pero es conseja popular que lo están escondiendo.
Muy pocos creen ya en Peña Nieto. El PRI está desmantelado aunque un payaso sea su presidente. Muchos priístas se avergüenzan de ser priístas. E inclusive sus aliados lo han abandonado, como los perredistas y los panistas. Su popularidad cae y cae y el habla y habla de que la economía va viento en popa cuando es evidente que no hay empleos, que no hay dinero, que la pobreza crece, que muchos profesionales se están muriendo de hambre, que periodistas viven de la caridad pública del Club de Periodistas de México. Si las cosas siguen así a ese asilo voy a ir a morir yo.
Qué bonito se oía Save Mexico. Mexican Momentum. Sí. México hundido y todavía se empinan ante el Payaso del Tupé anaranjado quien ya ha anunciado que Estados Unidos se retirará ipso facto del TPP, la adoración de Peña Nieto y del presidente colombiano, Juan Manuel Santos. Y es que Trump tiene razón. Los tratados comerciales, la globalización no sirven más que para enriquecer a los enriquecidos (eso no lo dice Trump), lo digo yo. Pero es cierto. El TLC sólo ha servido para enriquecer a las grandes trasnacionales. A los mexicanos los ha empobrecido. El dólar cada día vale más en pesos. El peso no alcanza ni para importar un clavo.
Es pues comprensible que la popularidad del presidente mexicano caiga y caiga y me temo que en las próximas farsas electorales muy pocos votarán por el PRI que sólo podrá ganar haciendo trampa, repartiendo entre los pobres ignorantes tarjetas de Soriana ahora que dicen que su dueño es Peña Nieto (no lo ha desmentido), o la burla, una sopa maruchan por un voto.
Duele escribir en estos términos. Viví los mejores tiempos de la increíble democracia mexicana, cuando sólo había un candidato y éste ganaba porque ganaba. Ahora que hay un montón, gana el que tiene más medios para corromper a los votantes y para comprar a las autoridades del INE y del Tribunal Electora. Pobres mexicanos. Con razón no se interesan en la política. Con razón odian al PRI.
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