Francisco Gómez Maza
• Ante el virus no importa ni Benito Juárez
• Usted está obligado a cuidar de su vida
Peor tantito, presidente Andrés Manuel López Obrador. Usted sabe de la gravedad de la crisis sanitaria que estamos afrontando, en todo el mundo, por la que las congregaciones humanas están aterradas, infinitamente más inciertas que los mercados financieros y bursátiles, porque ahora no se trata del valor de papeles y billetes, sino de la vida misma. Un enemigo invisible a simple vista ronda por todas partes en busca de lugares donde desarrollarse, lo que implica enfermedad, dolor, intenso dolor, y… muerte, sobre todo para los ancianos como usted.
Si lo sabe. Está consciente. En Oaxaca, inclusive lo dijo públicamente. Confió en que México salga adelante porque, dijo, entre nuestras fortalezas contamos con muchas reservas económicas.
Y además advirtió usted que, si se asfixia la economía, habrá consecuencias graves, Está consciente de lo que pasa, pues dijo que se avecina una crisis economía por la pandemia del coronavirus y la caída de los precios internacionales del petróleo. Aunque eso ya lo sabíamos y, por lo visto, usted no le había dado la precisa importancia.
Pero usted no quiere darse cuenta de que, como presidente y más como ser humano tiene la obligación de cumplir el protocolo, proclamado por sus propios colaboradores del sector salud, para librarse de una eventual contaminación con el virus de la pandemia y eventualmente de la muerte.
Este escribidor lleva poco más de una semana encerrado a piedra y lodo porque ama su vida, porque tiene una familia que no tiene por qué soportar una muerte más en su seno. Porque tiene una nieta de 5 años que ya ha visto la muerte pasar varias veces ante sus ojos. Y porque quiere seguir viviendo hasta que la vida misma diga que ya es tiempo hacer el paro final.
Usted es el presidente de la república y tiene la absoluta obligación de cuidar su vida, no por usted – nosotros tenemos que morir y nadie puede torcer ese rumbo hacia lo que yo llamo la Gran Terminal -, pero, como presidente, tiene un compromiso con millones de personas a las que se debe. Tan sólo le votaron unos 30 millones de ciudadanos. La mayoría. Y usted les prometió el oro y el moro.
En estos momentos, presidente, no tiene ninguna importancia celebrar a Benito Juárez; no tiene absolutamente ninguna importancia inaugurar obras públicas. Usted tendría que estar encerrado en su casa, cumpliendo el protocolo de protección contra el coronavirus que, todas las mañanas, nos recuerdan las autoridades de la Secretaría de Salud, que dependen de usted.
Por qué nos manda a Hugo López Gratel a advertirnos que tenemos, los ciudadanos, que quedarnos en casa para evitar el contagio. Y por qué usted no pone el ejemplo. Hay algo que los anglófonos llaman home work, que quiere decir que podemos ahora, en estos tiempos, hacer nuestro trabajo desde casa y es más eficiente, más ahorrativo, más barato. No perdemos tiempo en ir y venir de un lado para otro etc…
Por qué se muestra usted displicente, por qué no le da ninguna importancia a las advertencias de sus colaboradores, que se dedican al cuidado de la sanidad de los ciudadanos. No se vale, presidente. Usted tiene que reflexionar en que ha sido muy despreciativo y que no toma en serio las cosas tan graves en la que nos metió este virus, que sólo imagino de dónde salió y para qué fue puesto ahí. Porque no es una jalada imaginar que sea un arma para volver a dominar el mundo.
Entonces, presidente, retome su papel de presidente. Este escribidor, como periodista y por tanto como persona pública, le ha dado más de un año el derecho de demostrar que es congruente con su pensamiento. Pero ya basta, presidente. Éste momento es crucial. Usted mismo ha tenido que reconocer que ocasionará una gran crisis. Yo ya estaba consciente de que la pandemia se presentó estando ya en crisis económica. Y rápidamente todo se ha deteriorado. El coronavirus vino a agravar, sicológicamente, la crisis. Y usted anda presumiendo sus creencias, que a nadie le importan, presidente.
Sea congruente con su historia personal. Le conozco porque, siendo dirigente popular en Tabasco, le seguí, lo entrevisté en Villahermosa. Y desde entonces le he dado seguimiento. Usted conoce mi apellido. Un ilustre apellido de la izquierda mexicana (me refiero al doctor Gilberto Gómez Maza, mi hermano, que usted conoció y con quien coincidió en las luchas de la izquierda de aquellos tiempos).
Ya renuncie a ese dejo de paternalismo que le ha caracterizado desde que asumió la presidencia. Y sea congruente. Para un grupo de poderosos de este país usted debiera estar fuera. Y no sabe cuánto le alegraría que usted se contaminara del coronavirus. Pero para millones usted es muy importante. Respete su vida. Cuide su vida. Nada tiene más importancia, en estos momentos, que su vida. Para bien o para mal, para enojo de los poderosos y sus alfiles o para satisfacción de sus seguidores, usted debe preservar su seguridad y su vida.
Ya no es un joven, presidente. Usted puede ser contagiado por el virus en cualquier momento. Pero sólo usted y su conciencia tienen que tomar esa decisión de cuidar su vida.