• ¿Fin a la corrupción e impunidad?
• ¿Adiós a las camadas de nuevos ricos?
Han pasado los años, muchos años, de esta historia fallida: Guerra de independencia, fallida; Revolución, traicionada, interrumpida; transición amañada; dictadura perfecta; camadas de nuevos ricos sexenales, conflictos de interés, corrupción, impunidad,.
Todos los jinetes del apocalipsis han cabalgado en los campos y montañas mexicanas, como Atila en las estepas de Asia. Una Revolución que prometía cambios radicales en las relaciones sociales y de producción, en la sociedad mexicana, sobre todo en el norte y en el sur – Francisco Villa y Emiliano Zapata – fuer masacrada bajo las balas de la traición. Y la traición se entronizó en La Silla.
Lentamente, los revolucionarios fueron olvidándose de que la revolución se hizo por el hartazgo ante la bota del militar que por décadas desdeñó a los campesinos, que campirano era la inmensa mayoría de los mexicanos. Sólo unos cuantos riquísimos hacendados defendidos por Díaz.
Tanta era la traición que hemos llegado a echar de menos al dictador y estudiamos la manera de traer a suelo mexicano los restos de Don Porfirio, modelo de gobernante para los gobernantes actuales, de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto. Y la Revolución Mexicana fue echada al olvido. No sirve más, ni para robarse las urnas, comprar votos, y hacer fraude electoral en su nombre.
Ya la derecha se entronizó en el gobierno. Se acrecienta la fama de Venustiano Carranza, de Álvaro Obregón, y más de Don Porfirio Díaz. Un gobernante, que privilegiaba a los europeos por sobre los americanos, pero que en estos tiempos actuales se sentaría a la mesa diariamente, si lo invitasen los lenones de Wall Street.
Ese es el trompo que se echa a la uña Manlio Fabio Beltrones Rivera al asumir, por mandato del presidente Peña, la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
¿Le va a confirmar el nombre a su partido? ¿Partido “Revolucionario” Institucional? Porque de revolucionario sólo le queda el nombre y nadie de quienes gobiernan con el mexiquense conoce el significado de revolucionario. Ésta es una palabra que no existe en su vocabulario, ni en el de Osorio Chong, ni en el de Luis Videgaray, ni en el de nadie. Menos, mucho menos en el del presidente.
Quizá por ello, el doctor César Camacho Quiroz ha reconocido que el PRI tiene más futuro que pasado… Será el futuro que los priístas reconstruyan o construyan junto a las organizaciones populares; quizá un futuro de justicia y equidad, de respeto a los derechos humanos, de combate a la corrupción y a la impunidad, de salarios justos, remuneradores, de pleno empleo.
Tiene el PRI mucho pasado, ciertamente, como lo dice su hasta hoy presidente nacional. Mucho de reclamos de sus propios miembros, que han creído en las clases dirigentes traidoras, que se alían con los poderosos del capital y olvidan a las muchedumbres hambrientas que votaron por ellas, porque van al poder con la sola idea de que esto es un muy buen negocio. Una presidencia municipal es un negocio redondo. Una gubernatura es la puerta del poder. Un escaño en el Senado o una curul en la Cámara de Diputados, son la llave para el enriquecimiento mágico. Y ya no se diga una Presidencia. Entras clasemediero como Felipe y, seis años después, eres un verdadero potentado.
Pero, querido doc. El PRI que tú dejas para ir a coordinar la bancada tricolor a la LXIII legislatura no tiene más de futuro, porque del futuro sólo tenemos la certidumbre de que hemos de morir, todos, hasta el más poderoso. Y sólo la muerte nos igualará a todos.
Si tú lo dices, doctor, que el PRI tiene más futuro que pasado, entonces tu partido no tiene nada. Sólo las ganas de los políticos priístas de utilizarlo como medio de enriquecimiento. Porque ninguno de los dirigentes del PRI son como tú, que te preocupas por sus correligionarios. Pero no olvides que el tiempo es únicamente la medida del movimiento: un antes y un después, y punto…
Ese es el trompo que tiene que echarse a la uña Manlio Fabio Beltrones. ¿Busca el presidente Peña Nieto un verdadero partido que se gane a pulso el voto popular? ¿O la idea es que la maquinaria tricolor se fortalezca para continuar transando, comprando conciencias, haciendo fraudes, agandallándose el poder a como dé lugar?
Beltrones Rivera no podrá ir más allá de lo que diga Peña Nieto. Ya lo dijo el mismo. Manlio bebió de los estrategas del viejo sistema. El fantasma de Don Fernando Gutiérrez Barrios lo cobija y lo guía, principalmente. La vieja escuela que convenció a muchos, más a los no priístas. Ahora, la política no existe más. Lo que se ve en los intereses de la clase política es el negocio, el buen negocio. Este ha sustituido a la política.
Qué tanto le permitirá Peña Nieto a Beltrones Rivera. Ahí está el quid. Los priístas de verdad, que en honor a la verdad son muchos aún, no esperen demasiado. Cambiar al PRI, modernizarlo, hacerlo un partido verdadero, democrático, de dirigencias honestas, es hoy por hoy imposible. Los priístas conviven con su enemigo, que no es ni el PAN, ni el PRD, ni mucho menos López Obrador. Su enemigo son ellos mismos.
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