Francisco Gómez Maza
• Entre Ricardo Anaya y, ahora, los “moches”
• Lo más Desesperante es el Miedo al Miedo
¡Nunca más un Halconazo, como el de Zacatenco el Jueves de Corpus de 1971!
La diferencia, si es que la hay, entre muchos de los jóvenes del PAN y del PVEM, es que los del verde son sinvergüenzas cínicos, y los del albiceleste son hipócritas.
El potentado joven de Querétaro, representante de la oligarquía de este pueblo mexicano, que ha vivido Mil Años de Soledad, al decir de muchos expertos y observadores, ya debería de haber renunciado a la candidatura presidencial ante tantos escándalos protagonizados, por su ligereza y su falta de cordura como homo políticus.
Las desvergüenzas más graves son el asunto de la compra venta de terrenos para el sector comercial (involucrado con el apellido Barreiro), ese que se desarrolla, sin continencia, en lo que se ha dado en llamar “plazas”, y el más reciente, estallado apenas salió a la circulación la revista Proceso, que dirige el gran compañero Rafael Rodríguez Castañeda, alumno de Julio (Scherer) y Miguel Ángel (Granados Chapa), el de los “moches” (millonarias igualas, chayotes, embutes, peines o payolas, que recibían los diputados corruptos de Hacienda por aprobar, con sólo levantar el dedo, las reformas iniciadas en el Congreso por el poder ejecutivo, como la educativa y la que permitió la entrega del petróleo a capitalistas del exterior, con la promesa de que Pemex, primero, y luego México, se modernizarían, serían de excelencia productiva y se convertiría ésta cada vez maltrecha economía en una potencia mundial.
Difícil de probar para Anaya (y para Damián Zepeda, el actual presidente del PAN que fundó uno de Los Siete Sabios, don (Don) Manuel Gómez Morín), no haber sido participes de la corrupción orquestada, por costumbre, institucionalizada desde siempre, entre el ejecutivo y el legislativo (cualquier reportero que ha cubierto las actividades del poder legislativo lo sabe, lo ha vivido); difícil de probar para ambos políticos (jóvenes viejos, mañosos) no haber sido recipendarios de los tales millonarios “moches”.
Y ahora, estos mancebos están que no caben en sus pantalones, nerviosos, desesperados, llenos de pánico, a un paso de la barandilla de cualquier juzgado. Y en la mira de la opinión pública verdadera. Cómo será su miedo, que le tienen miedo al miedo. Y han redoblado su campaña negra para desacreditar al que se les ponga en medio de su miedo. Ejemplo. La tarde de este domingo recibí una llamada del teléfono 462 3871122 y una voz de mujer me preguntó de si estaba de acuerdo en que López Obrador tenía miedo de que Anaya lo metiera en la cárcel… Colgué y luego marqué el mencionado número: una grabación de Telmex me respondió que tal número telefónico no existía… Cómo la ven. Además tramposos, engañabobos. Y muchas personas han sido sorprendidas por este tipo de llamadas telefónicas que constituyen una campaña negra para desacreditar al candidato puntero.
Así que no dude que Anaya, ante los escándalos, obviamente que originados por su participación en hechos reales y conducta de dudosa “moralidad”, anda “con el Jesús en la boca”, como dicen en mi terruño cuando se refieren a una persona aterrorizada. Ah, y estoy seguro de que, por escribir en estos términos, no faltarán algunos que aseguren que soy defensor de López Obrador, cuando muchos saben que mi papel como periodista es cuestionar, ser voz crítica, de quien detente el poder sea de derecha o de izquierda o del fantasioso e inexistente centro, y de los más fantasiosos e inexistentes centro derecha y centro izquierda.
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