Francisco Gómez Maza
• Pero algo anda fallando en el sistema
• El presupuesto, totalmente insuficiente
¿Tendrán alguna idea los “gobernantes” de cómo está el sistema educativo inventado por gente que no tiene ni idea de qué es lo que está haciendo, de que no está educando sino instruyendo? Con todo, llamémosle educación o instrucción, el sistema viene colapsado desde hace muchos años, desde que desaparecieron los genios de la “educación”.
¿Tendrá alguna información verdadera el joven Aurelio Nuño, como por ejemplo que en la actualidad el promedio de escolaridad es de 9.2 grados, lo que coloca a México entre los últimos lugares de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), según nos lo recordó la mañana de este domingo el profesor Francisco Martínez Neri?
De acuerdo con el informe presentado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), hace unos días en reunión de la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos, uno de los graves problemas de rezago es que el presupuesto no está alineado con los cambios en las metas de equidad e inclusión.
De acuerdo con el reporte de Martínez Neri, difundido la mañana del domingo por analisisafondo DIARIO, poco más del 80 por ciento del gasto es inercial, tanto en la asignación de recursos como en las metas programadas.
“Si sumamos esto al hecho de que existe un menor gasto en 2016 para la educación, el resultado es menor equidad educativa”. Con menos presupuesto, obviamente no puede haber una mejor educación, evalúense y evalúense a los maestros. Estos no tienen absolutamente ninguna culpa del desastre educativo. Ellos cumplen su labor de enseñar con los miserables recursos que pone en sus manos la Secretaría de Educación Pública.
Ciertamente es inaceptable que el 20 por ciento de los municipios más pobres de México únicamente reciben 15.2 por ciento del presupuesto total para educación, cuando deberían ser prioridad. Los maestros de tales municipios trabajan en condiciones muy precarias, en edificios escolares inmundos, que no disponen de agua potable ni escusados. La insalubridad es la reina de tales comunidades escolares. Algo similar ocurre con los hospitales del ISSSTE y del IMSS, muchos de los cuales trabajan en condiciones inmundas, entre la basura y los residuos tóxicos al aire libre.
Y todavía el joven Nuño pretende que los maestros agachen la cerviz ante él y acepten una reforma educativa que puede servir para otras realidades, pero no para las realidades mexicanas. Aquí lo que hace falta es comprensión de las “autoridades” y apoyo con presupuestos realistas para que todas las instalaciones escolares sean dignas para que los maestros y los alumnos trabajen con entusiasmo.
Lo dice claramente el maestro Martínez Neri. A pesar de que el acceso a la educación (yo prefiero decir instrucción) es un derecho constitucional, esto no siempre se logra. “Simplemente, al revisar las estadísticas nos damos cuenta de que esto no es así, pues la cobertura en preescolar es de 71.9 por ciento; en primaria del 98.6; en secundaria del 87.6 y en media superior del 57.
Es preocupante que únicamente el 60 por ciento de los jóvenes de 15 a 19 años estén inscritos en el sistema educativo. “En ese rubro, México junto con Colombia son los países peor calificados”.
Otra de las deficiencias detectadas y que cobran gran relevancia para el buen desempeño de los educadores y un máximo aprovechamiento de los alumnos, es el hecho de que una tercera parte de los docentes no cuentan con el programa de estudios al iniciar el ciclo escolar. Los libros de texto llegan tiempo después de iniciado el ciclo escolar.
Además las condiciones escolares para la enseñanza y el aprendizaje en la educación primaria a nivel nacional demuestran que una de cada cinco escuelas tiene techo de lámina, de asbesto o metal y cinco por ciento no tiene paredes o son de materiales como madera, lámina o tabla roca.
Claro que, como yo decía en una columna del 9 de octubre del año pasado, vivimos tiempos modernos, nuestra dependencia del imperio estadounidense es absoluta. Los gobiernos de México tienen que seguir, puntualmente, los dictados del Banco Mundial en materia educativa. Aunque no nos guste. Le están apostando a formar millones de siervos de los dueños de este país.
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