Francisco Gómez Maza
• Asegura AMLO que a la Iglesia Progresista no le interesan los cambios de la realidad
• Qué dirá el Papa Francisco, un gran progresista, a quien el presidente dice admirar
A la Iglesia progresista le interesa el análisis de la realidad, más no el cambio de la realidad.
Esto lo afirmó de manera contundente, la mañana del lunes en la conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Es fácil de imaginar que el Papa Francisco haría una mueca de decepción porque un gobernante, de los que presumen admirarlo mucho, afirme convencido de que la Iglesia progresista no hace nada por el cambio de la realidad, por los pobres y por cambiar la relación de explotación entre las clases sociales.
La afirmación del presidente López Obrador es una balandronada.
Al decir que a la Iglesia progresista le interesa el análisis de la realidad, mas no el cambio… demuestra supina ignorancia. No se da cuenta, por ejemplo, que muchos votos que recibió en las elecciones del 2018 se debieron al impulso de los sacerdotes progresistas, porque creían que él, López Obrador, sería un factor de cambios profundos en la sociedad mexicana, hasta ese momento en manos del capital y los caprichos de los capitalistas.
Los progresistas al interior de la estructura clerical y eclesial han contribuido de manera determinante a los cambios ocurridos en el transcurso de los años, en todo el mundo, inclusive en el mundo capitalista neoliberal.
Pero el papel de la Iglesia progresista es acompañar particularmente a los pobres, es animar a las fuerzas populares a impulsar los cambios en la sociedad, a democratizar las relaciones de producción.
La Iglesia no puede hacer los cambios estructurales porque no tiene el poder de los poderes legislativos. Los encargados de los cambios de las relaciones sociales, económicas y políticas son los gobiernos progresistas.
Quizá el problema principal es no saber qué significa ser progresista. Lo primero que se debe comprender es que los progresistas defienden ideas que se fueron forjando en las luchas populares de aquellos que dejaron la vida por la paz, la democracia, la igualdad y los derechos humanos. Ser portadores de esas ideas implica que no somos sus propietarios, sino que nos trascienden. Por tanto, quien las negocia por un cargo ya no las defiende y deberá aparecer otro que tome la posta.
En México ha habido muchos católicos progresistas y muchos obispos, encabezados por personalidades como Don Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, el Dr. Samuel Ruiz García, obispo de San Cristóbal de Las Casas, o don Raúl Vera López, obispo emérito de Saltillo, entre otros muchos personajes que dedicaron su vida a impulsar los cambios económicos y sociales en la sociedad mexicana.
No tiene ningún derecho el presidente de emitir juicios injustos en contra de la iglesia progresista, cuando los cambios que se han dado en la sociedad se deben principalmente al impulso de la iglesia progresista, quiérase o no. Obispos y sacerdotes los impulsan desde los púlpitos.
Las relaciones laborales han cambiado gracias a las presiones de un movimiento llamado, en su momento, Juventud Obrera Católica, o al Frente Auténtico del Trabajo, organizaciones de masas impulsadas por la Iglesia progresista.
Los cambios de actitud de grupos empresariales de cara a su relación con los integrantes de la fuerza de trabajo se han debido a los movimientos sociales empresariales impulsados por la Iglesia Progresista.
Los cambios en la conciencia libertaria de los grupos indígenas de México corresponden Al impulso de mentalidades progresistas de obispos como los de la Tarahumara, o de San Cristóbal de Las Casas en Chiapas.
Claro que la Iglesia progresista ha impulsado los cambios progresistas en la sociedad. Nadie puede decir que a la Iglesia Progresista solamente le interesa el análisis de la realidad En realidad el análisis es para encontrar mecanismos de cambio.
Fundamentalmente, los cambios progresistas que se han dado en México, y en el mundo, han sido impulsados por la Iglesia progresista que actualmente encabeza el Papa Francisco, personaje profundamente progresista, y muy admirado por el presidente de México.
A DESFONDO: Es importante reducir el consumo de la comida rápida, por ser ultra procesada, alta en sodio, grasas saturadas, carbohidratos y azúcares simples; además, carece de fibra y potasio, un mineral esencial para la correcta función de nervios, músculos, riñones y ritmo cardiaco, alertó la especialista de la Escuela Superior de Medicina (ESM) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Elizabeth Karina Piña Morán.,, Durante la ponencia “Alimentación saludable desde el punto de vista médico”, impartida en el Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (Ciecas), la especialista reconoció que las exigencias de la vida actual dificultan la planeación de una buena dieta; por ello, una gran cantidad de mexicanos opta por la comida rápida que es accesible, conveniente, práctica, económica y con un sabor diseñado para ser agradable al paladar.,, “Si sólo se elige la comida rápida, el cuerpo comenzará a sufrir cambios metabólicos que se manifestarán en sobrepeso y obesidad. El tejido adiposo se altera, inflama y genera estrés oxidativo por la presencia de radicales libres que, con el transcurso del tiempo, provocarán enfermedades como diabetes, hipertensión, problemas cardiacos e hígado graso, condición que dificulta realizar adecuadamente sus funciones.” … Los radicales libres, explicó, son moléculas químicamente inestables que tienen la capacidad de afectar al núcleo de las células, en donde se encuentra la información genética (ADN) y suelen provocar mutaciones, expresión o inhibición de genes que lesiona a las células, aumenta la producción de mediadores de la inflamación y provoca una reacción en cadena.