• Son drogas de diseño, legales
• Suplantarán a la cocaína y a….
Qué más da que Vicente Fox abra la boca para anunciar que, una vez legalizada, se convertirá en productor de marihuana, o que el presidente Peña Nieto se oponga terminantemente a la despenalización del consumo de drogas ahora ilícitas. O que el gobierno de los Estados Unidos ponga, en el frente de la guerra contra los cárteles del narcotráfico, a todas sus agencias de seguridad y a sus aliados del Hemisferio Occidental, principalmente México. El problema gravísimo. La amenaza que se cierne sobre la humanidad son las NSP. La marihuana, en estas condiciones, es cosa de abuelas que calman con ella las reúmas.
Las Naciones Unidas acaban de dar a conocer en Viena su Informe Mundial sobre las Drogas 2013, y el capítulo sobre las nuevas amenazas es dramático y es encabezado por las “drogas legales” y las “drogas de diseño” Las Nuevas Sustancias Psicoactivas, que así se les dice a las NSP.
Estas diabólicas sustancias están proliferando a un ritmo sin precedentes y presentan desafíos imprevistos en el área de la salud pública. Se fabrican se trafican y millones abusan de ellas, más que de los estupefacientes tradicionales como la cocaína, el crac, las anfetaminas, los opiáceos y toda la gana de sustancio, que hay llevado a una guerra inútil en contra de los cárteles del narcotráfico con un saldo aterrador de desapariciones forzadas, secuestros, asesinatos individuales y masivos.
El número de NSP notificadas por los Estados Miembros a la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) aumentó de 166 a finales de 2009 a 251 a mediados de 2012, lo que supone un incremento de más del 50%. Por primera vez, el número de NSP superó al total de sustancias sujetas a fiscalización internacional (234). Dado que las nuevas sustancias nocivas han ido surgiendo con una regularidad constante en el mundo de las drogas, el sistema de fiscalización internacional de drogas enfrenta ahora un desafío debido a la rapidez y la creatividad del fenómeno de las NSP.
Se trata de un alarmante problema de drogas – aunque éstas sean lícitas. Comercializadas abiertamente, incluso a través de internet, las NSP, cuya seguridad no ha sido probada, pueden ser mucho más peligrosas que las drogas tradicionales.
Los nombres por los que son conocidas en las calles, como “especias” (“spice”), “miau-miau” y “sales de baño”, inducen a error a los jóvenes que creen que se trata de diversión de bajo riesgo.
Considerando el alcance casi infinito de las alteraciones de la estructura química de las NSP, explican los expertos de la ONU, las nuevas formulaciones están superando los esfuerzos internacionales para su control. Mientras la aplicación de la ley se rezaga, los delincuentes no han tardado en aprovechar este lucrativo mercado. Los efectos adversos y el potencial adictivo de la mayoría de estas sustancias no controladas son, en el mejor de los casos, poco conocidos.
Mientras que el uso de las drogas tradicionales, como la heroína y la cocaína, parece estar disminuyendo en algunas partes del mundo, el abuso de medicamentos recetados y de nuevas sustancias psicoactivas es cada vez mayor. En Europa, el consumo de heroína parece estar disminuyendo. Mientras tanto, el mercado de la cocaína parece estar expandiéndose en América del Sur y en las economías emergentes de Asia. El uso de opiáceos (heroína y opio), por su parte, se mantiene estable (alrededor de 16 millones de personas, es decir, el 0.4% de la población de 15-64 años de edad), a pesar de la alta prevalencia del consumo de opiáceos informada en el Suroeste y Centro de Asia, Europa Oriental y Sudoriental y América del Norte.
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