Francisco Gómez Maza
• Donald Trump está usándolo para azuzar a la gente
• Va por el voto de los racistas para un segundo periodo
Las migraciones forzadas por la pobreza, el hambre, la inseguridad y la violencia, que asuelan Centroamérica, están siendo aprovechadas por el señor Donald Trump para hacer campaña política hacia un segundo mandato, asustando a muchos votantes con el petate del muerto de la migración de “criminales” hacia territorio de Estados Unidos, y ha anunciado que desplegará una fuerza militar de alrededor de 15 mil soldados en las puertas de cruce en la frontera con México.
Afortunadamente para él, el presidente Trump cuenta con el apoyo del saliente gobierno mexicano, que se ha prestado de comparsa para alardear que los migrantes serán detenidos antes de que intenten cruzar la frontera norte rumbo a territorios estadounidenses donde a muchos los esperan familiares que emigraron en tiempos pasados y que rehicieron su vida como factores de apoyo de la economía estadounidense con su fuerza de trabajo. En el inicio de su caminar han sido maltratados por fuerzas policiacas.
El gobierno de México no ve con buenos ojos a los miles de migrantes que llevan al país, unos para establecerse acá y otros para continuar su camino hacia el país del norte, en donde, a pesar de la política represiva e inhumana del gobierno, planean establecerse y atenerse a las consecuencias. Todo un reto.
Pero los migrantes quieren que el Gobierno mexicano asuma este Éxodo como un drama humanitario y que, de esa forma, sea atendido. Sin embargo, México no los está recibiendo más que a regañadientes. El racismo mexicano se está imponiendo en el trato a personas de la misma identidad racial, del mismo color de piel, de la misma pobreza. No hay notables diferencias entre un salvadoreño, un hondureño, un guatemalteco, y un mexicano. Por mencionar sólo un caso: guatemaltecos y chiapanecos son la misma cosa. Sólo los separa una muy frágil línea fronteriza. Como dice el poeta tuxtleco, Chiapas y Guatemala son dos plumas de la misma ala.
Pero para agradar al señor Trump y ayudarle en su campaña político electoral, por lo menos durante este mes que le queda de vida, el actual gobierno hace como que hace pero en realidad no hace nada para paliar el hambre por lo menos de los miles de migrantes que lograron cruzar la frontera, por el río Suchiate. Solicitaron a los gobiernos de Oaxaca y Ciudad de México transporte para hacer menos pesada la travesía y llegar más rápido a sus destinos, y se los negaron.
Ya han ocurrido hechos esperados, durante el trayecto de los migrantes. En Juchitán, precisamente este primero de noviembre, día de Todos los Santos, nació una niña. Y Adrián no oculta su emoción, su sexta hija nació en tierras mexicanas. Sentado en la sala de espera de la clínica privada Juquilita, de Juchitán, recibe mil pesos de apoyo que una de sus hijas mayores que radica en Saltillo, Coahuila, le envió. Con eso espera solventar algunos gastos de la recién nacida, porque de la atención médica se encarga una organización internacional. La bebé nació a las 13:50 horas del 31 de octubre, en este pueblo del Istmo oaxaqueño (Juchitán), que abrió sus puertas el 28 de octubre para recibir a los más de 5 mil migrantes centroamericanos, que integran la primera caravana, que entró a territorio mexicano el pasado 19 de octubre.
De acuerdo con reportes de prensa, es la primera niña que nace en la caravana, cuyos padres, Adrián Vásquez Vásquez y Olga Suyapa, son de origen guatemalteco. El padre de la niña informó que su familia entró a México el 10 de octubre y tienen el objetivo de llegar a Coahuila, donde están dos de sus hijos trabajando. La familia de Adrián llevaba 15 días en el albergue de Belén, ubicado en Tapachula, cuando se enteraron de la caravana y decidieron integrarse.
La atención médica en la clínica privada fue cubierta por la organización Alianza ACT Acción Conjunta de Iglesias con sede en Ginebra, que venía monitoreando el embarazo de la guatemalteca y además mantiene un campamento de atención médica para los migrantes en todo el recorrido. De acuerdo con datos de los Servicios de Salud y la Dirección de Protección Civil Municipal, en la caravana que descansa en Juchitán están monitoreadas al menos 18 mujeres embarazadas. El pasado martes, los integrantes de la caravana solicitaron al gobierno federal, a la sociedad civil, sindicatos y empresas de transporte que les facilitaran unidades para acelerar su travesía hacia la Ciudad de México, por la ruta de Veracruz.
Una segunda caravana de migrantes arribó a Huixtla, Chiapas, donde descansarán para reanudar la caminata el próximo viernes. Este contingente llegó a Tapachula el pasado lunes, tras caminar unos 36 kilómetros bajo temperaturas de hasta 38 grados. Tras descansar unas horas, reanudaron su caminata a las tres de la mañana del martes, escoltados por policías estatales. A diferencia de la primera caravana, en la que los pobladores salieron a brindarles agua, comida y ropa, ahora no tuvieron apoyo.
Y, por lo que toca a México, ¿seguirá el gobierno como comparsa del señor Trump? Y si es así, la sociedad civil tiene que movilizarse ya, para atender a los migrantes, a hacerles menos pesado y doloroso su caminar. También los mexicanos somos migrantes. Habemos muchos millones asimilados a la sociedad estadounidense. Recuerdo que un día, en Quad Cities, una zona urbana, cercana a Chicago, un mexicano me invitó a celebrar en grande, en su casa, donde me recibió como un hermano, el hecho de que ese año ya podía pagar la colegiatura para que su hijo mayor pudiera ir a la universidad.
Y tengan cuidado porque Trump acecha. Quiere utilizarlos como carne de cañón para soliviantar a una sociedad racista a que vote por él para un segundo periodo en la Casa Blanca.
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