Francisco Gómez Maza
• No se dan cuenta de qué nos va a matar en masa
• El fin de la historia será por el calentamiento global
Los políticos mexicanos (y los meto en el mismo costal a todos) y la mayoría, la inmensa mayoría de los ciudadanos de la nación del águila que devora una serpiente, mientras se pelean por un tajo de poder, o por el poder completo, o por ser dueños del millonario erario, o por buscar otro camino para que los pobres sean menos pobres, no se dan cuenta de que lo que nos va a matar, al final de cuentas, a todos, en masa, no es la pobreza, ni la miseria, ni la indigencia, ni la insalubridad de los millonarios.
No me lo crean, queridos lectores; no me lo crean, fanáticos del Peje, que se dicen orgullosamente de izquierda, que no lo son; no me lo crean, enemigos a muerte del presidente electo, que se avergüenzan de que uno les diga que son de derecha o de extrema derecha, o fachistas; no me lo crean aquellos a quienes les importa un pito lo que le pasa a sus alteridades, que dicen que no les gusta la política, que tan sólo con eso están haciendo política, pero no nos vamos a morir por una guerra nuclear, ni por un terremoto de 9 grados, ni por una inundación, ni por un estallido de las alcantarillas de las grandes ciudades, sino expulsados por este planeta que estamos destruyendo.
El fin de la historia será por una fatal quemazón de todo, de animales dizque racionales, animales irracionales (estos más generosos que los racionales). Y nosotros, los llamados seres humanos, no sobreviviremos, ninguno. Somos los causantes de la debacle. Somos los asesinos de la Tierra. La naturaleza, vegetales – llanuras, pastizales, bosques, ríos, lagunas, lagos, mares, resucitará y la Tierra, Gaia, volverá a ser el paraíso terrenal del que hablan las leyendas.
La debacle será cambio climático que ha sido atizado por las poderosas economías globalizadas y por los gobiernos de la inmensa mayoría de los países del mundo. El de México no tiene ni siquiera noción de lo que se está hablando. El Nuevo Gobierno habla mucho de muchas cosas, menos de este gravísimo asunto que es la destrucción de la naturaleza, de la casa de los seres humanos, que en realidad son invasores, algo así como extraterrestres reptilianos, que se establecieron en la tierra cuando ésta gozaba de paz y de mucha vida gracias a la exuberante vegetación y que no era destruida por depredadores como la especie humana.
Es deplorable la situación que estamos sobreviviendo. Los conscientes se cansan de advertir del gran riesgo que corre la humanidad, pero ésta no hace caso. Un ejemplo patente es la destrucción del lago de Texcoco, junto con sus mantos acuíferos, su vegetación, su fauna, sus aves migratorias que realizan vuelos kilométricos para gozar de las delicias de Texcoco.. Y todo, para construir un nuevo aeropuerto que dicen que es necesario para la ciudad de México cuando todos sabemos que es necesario para que un reducido grupo de inversionistas se enriquezca aún más a costa de la gente que tiene necesidad de movilizarse de una ciudad a otra, de un país a otro, en medio de un lujo descomunal que no amerita que se seque la única zona lacustre que le queda a la otrora ciudad de la laguna de Tenochtitlan y sus canales simétricamente trazados por un pueblo que resultaba ser más evolucionado que los facinerosos sinvergüenzas que vinieron de Europa a robarse todas las riquezas de México, a destruir todo, sembrando una cruz y unas imágenes que no le decían nada al mexicano.
La advertencia está planteada por la ONU. Un nuevo informe, divulgado este lunes 8 de octubre, urge tomar medidas contra el cambio climático. Lo ha publicado medio mundo. Me temo que nadie hará caso porque implica inversiones que no son monetariamente redituables y no son el negocio que los políticos pueden hacer fácilmente metiéndole mano al Erario.
Pobre humanidad. Pero lamentablemente sufre del síndrome de la rana hervida, que pueden consultar en mi muro del feisbuc.
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