Francisco Gómez Maza
• Con AMLO, “Transición suave y ordenada y una economía en crecimiento”
• Lo asegura el Instituto Internacional de Finanzas, FMI de los grandes banqueros
El Instituto Internacional de Finanzas (IIF) es algo así como el FMI, pero mientras éste trabaja con gobiernos para imponer las políticas públicas conservadoras, apoyando a la vez con aportaciones reembolsables a sus miembros, el primero trabaja con instituciones financieras de 70 países, en apoyo a la banca privada, de inversión y comercial. Su opinión cuenta tanto como la de los gurúes del Consenso de Washington.
En él participan los mayores bancos comerciales y de inversión del mundo y fue creado en 1983 para solucionar los problemas de la crisis de la deuda internacional, estallada en 1981, cuando en México las arcas nacionales se vaciaron y sólo permanecieron las botellas de finísimos licores en la cava del Banco de México. A la sazón, el secretario de hacienda era “la perla negra”, el amigo Jesús Silva Herzog Flores, hijo del gran maestro Don Jesús Silva Herzog, padre de aquellos estupendos Cuadernos Americanos.
Por qué esta introducción, que parece más bien un breviario cultural. Muy sencillo. Porque la opinión del IIF es fundamental para que los banqueros del mundo normen sus criterios, o es, mejor dicho, la opinión de los grandes del dinero mundial. Es punto de encuentro de los hombres más ricos del planeta. Cuenta y cuenta mucho. Y estos señores no se agobian con los infantiloides miedos de los precapitalistas mexicanos frente al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien es acusado de demagogo y populista, no al estilo de la demagogia y el populismo de los políticos del PRI y del PAN, pero considerado como una seria amenaza para sus personales intereses y los intereses del gran capital local y de la economía nacional, concebida para privilegiar el capital por encima del factor trabajo-mano de obra.
La enviada de El Universal a Washington, la reportera Leonor Flores, reportó este martes 17 de abril, advertencias del IIF, como ésta: — Si gana el candidato puntero de las encuestas por la Presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, “habrá una transición suave y ordenada, y con una economía en crecimiento.” Flores entrevistó al economista en jefe para América Latina, Martín Castellano, y la economista senior, María Paola Figueroa, quienes le aseguraron que no están previendo un escenario catastrofista ni recesión, o un rumbo similar al de Venezuela y Brasil, si las elecciones se las lleva el aspirante presidencial de Morena.
Ciertamente, le explicaron los funcionarios del IIF a Flores, que el proceso electoral despierta cierta incertidumbre, porque es la primera vez que participan candidatos independientes en un sistema comparado con otros países, en donde no hay segunda vuelta. “No lo tenemos en el escenario [catástrofe económica o una situación similar a Venezuela]; hay que ver lo que pasa con la economía y la inflación”, dijo Martín Castellano. Hizo ver que es temprano para tener una visión general, porque la campaña (político electoral) recién arrancó, y que lo que se ha visto en México es que el último tramo es definitorio, con lo cual está abierto el escenario electoral.
En México se han dado cambios en el pasado; si bien hay incertidumbre cuando hay un cambio de manos en el gobierno, no ha habido factores disruptivos. Lo que ayuda es que México es una economía abierta a movimientos y flujos comerciales, así como al capital externo. Eso hace que la política económica sea cuidadosa, por eso los cambios no han sido traumáticos, en opinión de los funcionarios del IIF.
Este miércoles 18 de abril se inauguran en la capital de EUA las reuniones de primavera de los Gemelos de Washington, el FMI y el BM. El Fondo presentó en preparación a las reuniones un estudio analítico y prospectivo de las finanzas mexicanas, que abarca proyecciones del crecimiento económico. Cada año, antes de las reuniones de primavera, que cubrí durante dos décadas, el FMI difunde sus análisis prospectivos sobre los países miembros.
Pues para México, los economistas del FMI advierten que el próximo presidente de la república, si quiere lograr una economía sana y en constante crecimiento, debe atacar dos frentes: la evasión fiscal y la corrupción, que en mi opinión vienen siendo dos plumas de una misma ala: los criminales de cuello blanco.
Y tienen que enfrentarlas con tecnología. Convertirse en gobiernos digitales, aunque la digitalización no resuelve todos los problemas. La corrupción, por ejemplo, no se combate con un dedazo sobre la letra “C” del teclado del ordenador.
Pero sea quien fuere el próximo presidente de la república. Espero que no sea impuesto por el fraude y la compra de votos, porque entonces los mexicanos aceleraremos nuestra carrera hacia el vacío, tiene que fajarse bien la ropa para atacar a los evasores del fisco, entre quienes están los más poderosos empresarios tanto de capital local como inversionistas extranjeros.
En el fondo de la evasión, y yo agregaría la elusión, fiscal está la corrupción. El nuevo presidente deberá atacar de frente este cáncer que ha corroído las fibras más íntimas del cuerpo social, desde Los Pinos hasta la esquina más cercana a la oficina o a la casa, Según las estimaciones de los expertos del FMI, la corrupción cuesta cerca de 2% del PIB global (del mundo) entre sobornos y malversación. Christine Lagarde, directora gerente del FMI, remarcó que “la corrupción tiene un impacto corrosivo en la sociedad, ya que socava la confianza en el gobierno y erosiona los estándares éticos de los ciudadanos”.
El informe del FMI, preparado para la Cumbre Global Anticorrupción que tendrá lugar esta semana en Londres, Inglaterra cita el soborno, la malversación y otros engaños comunes tanto en los países ricos como en los que se encuentran en desarrollo. Y aunque los costos directos se calculan entre 1.5 billones y 2 billones de dólares al año, lo que supone cerca de 2% del Producto Interno Bruto (PIB) global, el documento apunta que “(costos) los indirectos pueden ser aún más sustanciales y debilitadores, con la consecuencia de un menor crecimiento y mayor desigualdad de ingresos”.
Menudo trabajo le espera al próximo presidente de la república mexicana.
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