Francisco Gómez Maza
• ¿Y los grandes maestros, dónde quedaron?
• Imagine a Cortés, o a Anaya o a… de senadores
Qué, ¿no se darán cuenta los panistas que, en la política electoral, van al paso de la paloma? ¿A cada pasito que dan, las palomas dejan una gran cagada? Porque, por ejemplo, seleccionar como senadores plurinominales a personajes como Lilly Téllez, Ricardo Anaya o Marko Cortés es una gran metida de pata, o una gran cagada.
Personajes como los mencionados no saben ni siquiera que es la política, menos qué es legislar como sí sabían y hacían magistralmente los grandes panistas de la historia, maestros de la democracia, de la oratoria, como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Florentina Villalobos, Héctor Terán Terán, el gran amigo, el filósofo y cientista político, Carlos Castillo Peraza, yucateco muy enojado cuando no recibió el apoyo de la cúpula albiceleste a su decisión de ganar la gubernatura de Yucatán, su tierra natal.
Pero el lenguaje de Téllez, por ejemplo, no trasciende las asquerosas leperadas, la escandalosa vulgaridad, o el de Anaya no va más allá de la oratoria de un político de rancho, y sólo busca el dinero mal habido, y ningún panista se ha dado cuenta de que el PAN va en camino a perder su registro porque ha perdido la inmensa mayoría de las elecciones en las que ha participado y el culpable no puede ser otro más que otro michoacano, Marko Cortés… Como ahora están, piensan y actúan los panistas – se oye muy feo- son una gran cagada de Felipe Calderón y de Vicente Fox.
No puede uno imaginar a Ricardo Anaya de senador, cuando a lo más que llega es a correveidile para repartir los moches entre diputados con el fin de que sus colegas – mejor dicho, sus cómplices- aprueben las iniciativas que le ordenaba el presidente prianista en turno, como ocurrió con el reparto multimillonario de billetes grandes, dólares gringos, ordenado por el ahora expresidente prianista Enrique Peña, para que los panistas dieran su voto a la aprobación de las leyes en materia de la llamada reforma educativa, que era la vía para privatizar la educación pública, o las leyes en materia energética para entregar el petróleo y la energía eléctrica a los grandes detentadores del capital sobre todo al capital estadounidense y español.
Esta historia de deslealtades y traiciones, corrupción y crimen económico y social, se cerrará en esta renovación de los poderes, a concretarse el dos de junio de 2024, cuando más de 97 millones de mexicanos acudan a las urnas a elegir a quien será la o el presidente número 66 del país y el sucesor de Andrés Manuel López Obrador.
A puerta cerrada, el Consejo Nacional del PAN ratificó las candidaturas por la vía plurinominal al Senado de la República a Marko Cortés, el llamado Jefe Nacional, a la exmorenista Lilly Téllez, a Ricardo Anaya y a otros como Mauricio Vila, ex gobernador de Yucatán, consentido del presidente AMLO, a Karen Michel González, a Enrique Vargas y a Laura Esquivel. Durante la encerrona, se planteó que el actual dirigente nacional del PAN, el inútil de Marko Cortés, podría ser el líder de la bancada albiazul en la próxima legislatura en 2024. ¿No les digo? Todo panista cree, está seguro de que está haciendo muy bien las cosas de la política, como cuando designaron candidata presidencial a Xóchitl Gálvez y no se dieron cuenta de que al disparar les salió el tiro por la culata.
Con estos palos de ciego, nombramiento de candidata presidencial y candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados, solamente, sin mencionar la cauda de candidaturas no podemos menos que comparar a la dirigencia del PAN con las palomas. Dan un paso y la cagan, dan el otro y también. Aunque disguste la comparación. Lástima de mis amigos que están en el PAN porque odian al presidente AMLO.
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