Francisco Gómez Maza
• Trump contribuye a la inestabilidad con su guerra contra China
• Los movimientos cambiarios son como un machete de doble filos
Una depreciación o devaluación, así como una apreciación de la moneda no deben ser vistas con los mismos ojos por los agentes económicos. A los únicos que cae bien una u otra, dependiendo de las circunstancias, es a quienes se dedican a especular con divisas. De una u otra manera, siempre salen ganando.
Si el peso mexicano, por ejemplo, se devalúa frente a su divisa extranjera con la que se compara, el dólar estadounidense, la economía mexicana pierde en las importaciones porque paga más pesos por dólar, pero gana en las exportaciones porque gana más pesos por dólar. Digamos que hay una compensación.
Digamos que con la depreciación se encarecen los productos, las manufacturas, que tienen en su fabricación contenido importado, los insumos. Si esos productos se fabrican para la exportación, al enviarlos al mercado extranjero, se recuperan.
Una devaluación de la moneda es muy beneficiosa para los productos de exportación, como la industria automotriz, como algunos importantes productos agropecuarios, como la actividad turística. Un turista que gasta 1 dólar, antes de la devaluación dejaba en la economía menos que cuando la moneda ya está depreciada. O sea que, si el peso pasa de 18 a 20 unidades por dólar, la economía turística gana dos pesos más que antes.
No es tan sencillo decir que una devaluación siempre es negativa. Tiene en realidad doble efecto. Para los egresos en moneda extranjera, pago de importaciones, pago del servicio de la deuda, entre otros, es negativa. Pero para los ingresos por exportaciones de todo tipo, por el turismo, por la venta de petróleo, la depreciación del tipo de cambio es muy positiva.
Otro mito indica que la devaluación es inflacionaria per se. No necesariamente. Depende de los ingresos y egresos en la balanza comercial, en la balanza turística. La inflación es más un fenómeno producido por la avaricia de muchos agentes económicos. Este escribidor siempre ha defendido que en la economía no rigen las leyes de la oferta y la demanda, sino las de la necesidad y del abuso: Los consumidores necesitan adquirir bienes. Los que los ofrecen, muchos de ellos, se aprovechan de la necesidad de aquellos y aumentan los precios, en muchas ocasiones estratosféricamente, Hace dos semanas fue a un super de mi barrio a comprar una bolsa de un kilogramo de detergente ACE. Me costó 22 pesos. A la siguiente vez fue a Walmart, y el mismo producto me lo vendieron en 31 pesos. El puro abuso. Un paquete de galletas de avena marca Quaker cuesta en el estanquillo de la esquina 10 pesos. En la cadena Oxxo, que por cierto extiende sus tentáculos a Brasil en las próximas semanas, vale 14 pesos. Perdón la expresión: ni los de Walmart ni los de Femsa, dueña de Oxxo, tienen madre. Ambos son descaradamente inflacionarios. Y nada tiene que ver en este abuso la cotización del peso.
Así que no se asuste. El comportamiento de los mercados cambiarios es inducido por los especuladores nacionales y extranjeros, o por las economías de los industrializados que desbalancean los mercados mundiales. Ahora, un factor fundamental para que la moneda sea afectada negativamente es la agresión comercial de Donald Trump al mundo en general y particularmente a la República Popular China, a la que le ha impuesto aranceles a todos los productos que le compra.
Obviamente que los chinos no son mancos y le dieron un guamazo al inmigrante que preside los EU, devaluando el Yuan, su moneda, precisamente para neutralizar los efectos negativos del pago de aranceles a las exportaciones chinas al mercado estadounidense.
Y como, dicen, México es el primer socio comercial de Estados Unidos, pues lo que hace la mano hace latrás. Y la política agresiva de EU contra China, contra México y contra el mundo, pues le pega al peso. Nada tienen que ver factores internos, ni siquiera los especulativos de quienes se dedican a comprar y vender divisas extranjeras. Todo es sicológico.
Pero como les dije, no hay nada de qué preocuparse. Si usted importa partes industriales, maquinaria y equipo, insumos en tiempos de devaluación indudablemente tendrá que pagar más caro. Pero como lo que compra en el exterior es para producir bienes exportables, pues se va a reponer de lo perdido. Los únicos que siempre ganan y nunca pierden son los especuladores. Los bancos se hinchan de dinero. Las llamadas casas de cambio. Los mercados de riego. Y usted no sea votarata. No compre por comprar, por impulso emocional; porque le ofrecen tres por dos, cuando usted sólo necesita uno. Olvídese de las ofertas. Son totalmente engañosas. Son trampas. Son mañas de la Maña.
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