Francisco Gómez Maza
• Depende de grandes riesgos tanto al alza como a la baja
• La prima de riesgo inflacionario, entre tanto, está al alza
¿Qué pasará con la inflación que asuela a los consumidores en México y que, en los primeros mueve meses de 2023, ha dado señales de buen comportamiento? Al cierre del tercer trimestre de 2023, entre julio y la primera quincena de septiembre de 2023, la inflación general anual disminuyó de 4.79 a 4.44%. Este resultado reflejó la reducción de la inflación subyacente, la cual más que contrarrestó el incremento de la no subyacente.
Pero ya tenemos la inflación de todo septiembre, cuando el INPC (Índice Nacional de Precios al consumidor) experimentó un aumento de 0.44 por ciento respecto a agosto. Y con este resultado, la inflación general anual, en la economía mexicana, se ubicó en 4.45 por ciento, de enero a septiembre. La inflación subyacente también ha tenido buenos desempeños, lo que ha impulsado el descenso de la carestía de los precios en la economía.
Los economistas del Banco de México esperan, igualmente, que la inflación subyacente continúe en descenso. La inflación subyacente anual descendió de 6.64 a 5.78%, entre julio y la primera quincena de septiembre. Y en su interior, las inflaciones, tanto de las mercancías como de los servicios, se redujeron. En el primer caso, pasó de 7.82 a 6.35%, como resultado de la disminución de 9.79 a 7.73% en la inflación anual de las mercancías alimenticias y de 5.54 a 4.74% en la de las no alimenticias.
En cuanto a los servicios, su inflación anual descendió de 5.24 a 5.08% en igual periodo, influida por menores niveles de inflación anual de otros servicios distintos de educación, que pasaron de 5.27 a 4.92%. En contraste, la inflación anual de los servicios de educación se elevó de 4.92 a 6.58%, de acuerdo con la minuta mencionada.
Y respecto de las expectativas de inflación provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre una treintena de especialistas de muy influyentes empresas del sector privado, entre julio y agosto de 2023, la mediana correspondiente a la inflación general, al cierre de 2023, pasó de 4.60 a 4.66%, mientras que la del componente subyacente se ubicó en 5.21%, después de registrar 5.20% en julio. La mediana de las expectativas para la inflación general, al cierre de 2024, se modificó de 4.03 a 4.00%, al tiempo que la del componente subyacente pasó de 4.13 a 4.12%.
La mediana de las expectativas de inflación general para los siguientes cuatro años se mantuvo en 3.80%, mientras que la correspondiente al componente subyacente se ajustó de 3.80 a 3.79%. La mediana de las expectativas de inflación general, para el largo plazo (5 a 8 años), disminuyó de 3.60 a 3.53%, mientras que la correspondiente al componente subyacente se mantuvo sin cambios en 3.60%.
Finalmente, la compensación por inflación y riesgo inflacionario aumentó desde la última decisión de política monetaria (Manejo de niveles de la tasa de interés). En su interior, la prima por riesgo inflacionario se ajustó al alza y las expectativas de inflación implícitas en instrumentos de mercado se incrementaron ligeramente.
En esta tesitura, los economistas del banco central anticipan que la inflación converja a la meta del 3 por ciento hasta el segundo trimestre de 2025. Claro que esta previsión estará sujeta a riesgos tanto al alza como a la baja. Los riesgos al alza: i) persistencia de la inflación subyacente, ante la magnitud, alcance y duración de los choques que se han enfrentado y que la han llevado a niveles elevados; ii) depreciación cambiaria ante eventos de volatilidad financiera internacional; iii) mayores presiones de costos que pudieran traspasarse a los precios al consumidor; iv) que la resiliencia de la economía incida en una reducción de la inflación más gradual de lo previsto; y v) presiones en los precios de energéticos o agropecuarios.
Los riesgos a la baja: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y iii) que la apreciación del tipo de cambio contribuya más de lo anticipado a mitigar ciertas presiones sobre la inflación. Se considera que el balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.