Francisco Gómez Maza
• Está en chino que llegue la Señora X a cruzarse la banda tricolor
• La Presidencia de la República tiene que estar libre de sospecha
La Señora X, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, panista, no panista, troskista, católica ultra conservadora, admiradora del ultra fascista Yunque, anticomunista obviamente, proyunquista, admiradora de Felipe de Jesús del Sagrado Corazón de Jesús, el detonador de la absurda y selectiva guerra antinarcóticos, que dejó, además de una estela de luz carísima e inútil de sangre y de muerte, la admiración del narcopolicía, Genaro García Luna, narcotraficante que está en espera de su condena por narcotráfico en Nueva York.
Pues la Señora X, por cierto, ya no tan entusiasmada por la posibilidad de ser designada candidata para la Presidencia de la República, ya ha empezado a trastabillar con todo y con todos, como que estuviera arrepentida de haberle hecho caso al madurón, con X también, seleccionado para ser la candidata de los enemigos de la revolución maderista y de la guerra de reformas del presidente México.
Pero mientras tanto, la Señora X hace planes y se ilusiona con imitar a lo peor, a la basofia que le heredó el partido albiceleste a la ralea criminal de Felipe Calderón Hinojosa, que le declaro la guerra a todo cártel que no fuera el Cartel del Pacífico. Y los méritos de García Luna en la conformación de Policía Federal, que terminó siendo un diabólico nido de corrupción del capo mayor, García Luna- En estos días, sin ton ni son, sólo por el dictado del Señor X, la Señora X tuvo un dramático dislate, obviamente inspirada por su progenitor político. Hablaron de la necesidad de reivindicar a Felipe Calderón, jefe de la capacidad bélica del Escuadrón de la muerte panista y la capacidad estratégica de Genaro García Luna, quien aprovecho ser el dueño de una empresa criminal denominada Policía Federal, cuyo mando estaba acorde con los principios criminales del Presidente Calderón y con el cúmulo de mañas y compromisos con el Cártel del Pacífico de Genaro, tanto que éste se queda encerrado y el michoacano a salto de mata.
Pero la Señora X, está llena de contradicciones. Y no son contradicciones femeninas. Por momentos se pierde en el paraíso de las ilusiones: ser mujer, sostener que es india, no pata rajada por supuesto, preparar milagrosamente 600 gelatinas al día, tener un padre orgullosamente priista, tener otro padre con instintos asesinos, llevar una vida intachable en la alcaldía Miguel Hidalgo, sin hacer negocios turbios (¡Embustera!), gozar de privilegios como haber sido la elegida de uno de los filósofos del panismo, el Señor X, amo y señor de la oposición en pleno– y ser reconocida por el mismísimo presidente Vicente Fox, con quien ya trabajó y quien proclama lo que debe hacer el PAN para desembarazarse de López, ahora el padre del Comunismo mexicano. Y quemarán los libros de texto porque llevan en sus páginas, el germen -creo que, según el locutor Javier Alatorre, diabólico del comunismo, esa ideología que permite comerse a los niños y fabricar jabones con los cuerpos de los ancianos que proclamaron su fe anticomunista de hueso colorado.
Pero, escuche usted este vaticinio, que me lo advirtió una adivina llamada Z: la Señora X no llegará, a pesar de los billetotes de Bimbo y del Consejo Mexicano de Negocios, que están quemando muchos dólares para saciar el hambre y la sed de sedicentes periodistas, muy dispuestos a impulsar y colocar a Xóchitl en primer sitio, siempre y cuando haya maíz y tierno.
Lo malo es que Xóchitl se deprime constantemente. Su humanidad la cansa. No puede ya hacer los recorridos de una jovencita o por lo menos los que hace su amiga Claudia Sheinbaum Pardo, que va y viene y vuelve a ir en busca de que las rancherías, los pueblos, las comunidades y ciudades la conozcan y le den su corazón para que ella sea la dueña de sus aplausos
En fin. Xóchitl no recibirá la banda tricolor. Como dicen las lenguas perversas: tiene muy larga la cola y es muy hablantina, muy vulgar, muy majadera como su amiga Lily; tiene muy diabólicos entremeses de negocios personales, que se entretejen con los negocios turbios oficiales. Y se ve que le gusta el dinero. Le gusta mucho… Es una adicción que sólo se calma yendo a un grupo de autoayuda. Y La presidencia de la república tiene que estar totalmente libre de sospecha y no olvide que el sospechosismo mata el alma.