Francisco Gómez Maza
• El grito de dolor de muchos mexicanos opacó “el Grito”
• Terremotos, huracanes, inundaciones, muerte, feminicidios
Qué suerte ladina la que hemos experimentado en las últimas semanas. Y todavía paga el gobierno acarreados para gritar viva México, la noche del 15 de septiembre. La verdad es que parece burla, después de tantos infortunios, el terremoto, los huracanes, las lluvias torrenciales, las inundaciones, la destrucción principalmente en Chiapas y Oaxaca, los muertos y, para acabarla de amolar, el asesinato, feminicidio, de Mara, la chica que tenía todo el derecho de celebrar con sus amigos e irse a su casa en uno de esos taxis de lujo que ofrecen seguridad para el viajero y, en este caso, seguridad para ser estrangulada una jovencita en la flor de la edad.
Los fenómenos, las desgracias, naturales causaron gravísimos daños. Muchos perdieron su casa, se destruyeron monumentos como iglesias y escuelas, y palacios municipales, y murieron, dicen, que unas noventaitantas personas, aplastadas por sus propias casas. Una pena dolorosísima para muchos mexicanos, para los que viven en estado consciente por supuesto. Para los otros, a los de vida muelle y regalada, les valió madre toda la desgracia de los mexicanos pobres. Fue tan terrible el daño que aún, en estos momentos en que escribo estas líneas, hay infinidad de personas en la calle, en aquellos lugares dañados fuertemente en Oaxaca – en el istmo, principalmente en Juchitán, ese pueblo mágico maravilloso, en donde el viento acaricia con severidad a sus habitantes pero que les da vida – y en la costa de Chiapas. Ahí varios amigos perdieron su casa.
Los gobiernos, los gobernadores, el presidente de la república, más preocupados por tomarse la foto que en realidad ayudar a la gente damnificada. Los Topos fueron testigos vivos de la actitud de la clase política. Siempre llegando tarde, cuando ya la población se ha organizado para las tareas de salvamento.
Pero, como siempre, colgándose las medallas de héroes cuando, luego que pase un tiempo no muy largo, ni se van a acordar que les prometieron a los damnificados apoyarlos para reconstruir su casa. O les van a construir un pinchurriento cuartucho de cuatro por cuatro para que ahí se “acomoden” diez miembros de la familia.
Y el presidente de la república en otro mundo, en el mundo de la extravagancia, del lujo y del buen vestir, pegando de gritos ante un contingente de acarreados, que en cualquier momento aprovechaban el tiempo para mentarle la madre, para gritarle culero. A propósito, a algún ocioso se le ocurrió publicar una de esas imágenes llamadas “memes” aprovechando una foto de las espaldas de Peña y su esposa en el balcón de palacio, mirando hacia el zócalo, más lleno de carpas del Gobierno de la Ciudad de México que de acarreados.
Le pregunta Peña a la Paloma: ¿A quién le gritan culero, mi amor? No sé, responde la señora. Talvez a Miguel Hidalgo.
Hasta qué grado llega el malestar de la gente con el presidente. En el feisbuc fue trasmitida la ceremonia del grito. Pues los miles de comentarios a bote pronto de las miles de gentes que vieron esa trasmisión feisbuquera se referían con mentadas al mandatario. Fue increíble. Alguien del equipo encargado de las redes sociales en la coordinación social de la presidencia debió grabar esa tal trasmisión para enseñársela al jefe, pero lo dudo porque los del equipo tienen la costumbre de ocultarle todo lo negativo y sólo le muestran las buenas noticias que para ellos también cuentan.
Luego vino el desfile militar en donde fue desplegada toda la fuerza del Estado y la fuerza letal de los soldados de élite, pero más la capacidad letal de los marinos que son el terror del pueblo, y no sólo de las bandas de facinerosos dedicados al crimen y al asesinato cotidiano de enemigos de un bando y otro, Los marinos agarran parejo.
Y en medio de todo, a mí me dolió el asesinato con saña de la jovencita Mara, en Puebla, que indignó al mundo consciente. Todavía este domingo hubo una manifestación en la Ciudad de México para exigir justicia y protección para las mujeres que tienen todos los derechos a vestir, a divertirse, a andar a la hora que sea en la calle. Y en medio del dolor por el odio que degenerados abrigan contra las mujeres, recordé que en nueve meses ya van como una docena de periodistas asesinados y nadie hace nada por investigar y menos castigar los asesinos, ni a los asesinos de los periodistas, ni a los feminicidios.
Tantos infortunios que hemos padecido en este año del demonio, que sólo falta que nos mee un perro… ¿Y el gobierno? Muy bien, gracias. Haciendo negocios. Enriqueciéndose. Formando una nueva camada de nuevos millonarios.
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