Francisco Gómez Maza
• Aunque tenga la ventaja de ser el presidente
• Sus enemigos pondrán piedras en su camino
Gobernar un país como México no es fácil; no es el león como lo pintan. No es lo mismo prometer que cumplir las promesas. Hasta ahora, los gobiernos han sido de puras promesas y puras vergüenzas. Y Morena tiene muchos enemigos que harán hasta lo imposible para no dejar gobernar ni a López Obrador, ni a los gobernadores, ni a los presidentes municipales y más cuando los legisladores, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, han demostrado una singular inexperiencia, y hasta insensatez y torpeza en el modo de comportarse a la hora de decidir una votación.
El mismo coordinador de los diputados de Morena, Mario Delgado, lo ha advertido: hay presiones de gobiernos estatales para evitar que se concrete la agenda legislativa de la llamada cuarta transformación. Durante el Encuentro Nacional de Diputados Locales de la coalición Juntos Haremos Historia, Delgado advirtió que, en los gobiernos de Sonora, Hidalgo, Morelos, Veracruz y Puebla, la situación es “inaudita”. Tales gobernadores (PAN, PRI, PRD), se oponen a las reformas que los morenistas impulsarán en materia de austeridad.
Y para acabarla amolar, los senadores morenistas tuvieron su primer desliz al votar, primero, la negación de licencia al senador Manuel Velasco Coello, del verde pero íntimo de López Obrador por cuestiones de historia familiar, quien la pidió para regresar a gobernar Chiapas, estado del que ya no era gobernador, como gobernador suplente e interino de sí mismo y, a pocas horas, recibir el coordinador Monreal Ávila una llamada quién sabe de quien ya sabes quién, y voltear el chirrión por el palito y votar la licencia, quedando, desde el zacatecano, coordinador del grupo mayoritario morenista, pasando por el presidente de la mesa directiva, Martí Batres, hasta el último de los senadores, a la altura de la chancla. No estoy seguro si doña Olga Sánchez Cordero votó en ese desaguisado, con el cual se pusieron muy felices los enemigos del Peje, encabezados por los periodistas del peine.
Ahora resulta que el futbolista Cuauhtémoc Blanco, gobernador electo (por la Coalición Morena, PT, PES) les está jugando chueco, después de que le juró amor eterno al tabasqueño, antes de las elecciones. La misma Yeickol Polevnsky arremetió duro contra el ex futbolista y más concretamente contra su vocero: “Nos ha ido quitando, el españolete éste, a nuestros diputados” dijo la presidenta de Morena en referencia a José Manuel Sáenz, colaborador de Blanco. Y arremetió contra el gobernador electo de Morelos por no haber incluido en su equipo de gobierno al ex senador Rabindranath Salazar.
“Yo hubiera esperado del futbolista que le hubiera dicho a Rabin: “aquí está el estado qué quieres. Sé el secretario de Gobierno, ten la mitad de los cargos. La mitad para Morena, la otra para nosotros, y gobernamos de forma conjunta, tristemente esto no ha sucedido”, expresó.
Pero así es la politiquería en este país de la transa y las triquiñuelas. Los enemigos de Morena y los de López Obrador no se quedarán con las manos atadas por la derrota. Arremeterán duro y tupido para entorpecer las acciones de Morena. No duden que los acontecimientos en la Universidad no formen parte de esa estrategia. Ponerle piedras en el camino al tabasqueño. Y el asunto de las agresiones de grupos porriles van a continuar porque quien les paga tiene sumo interés en crear problemas sobre todo después del primero de diciembre, luego de que tome posesión López Obrador.
Otros que no se van a quedar con los brazos cruzados son Los Chuchos que dicen que están moribundos. No lo creo. Tienen aún fuerza para atacar sobre todo que a AMLO no lo consideran su adversario político sino su enemigo. El PRD está al borde de la desaparición, pero en los estertores de su muerte este tipo de entidades dan zarpazos más fuertes.
Y Carlos Salinas junto con lo que el tabasqueño llama la Mafia en el Poder tampoco se van a quedar sentados y con los brazos cruzados. Harán hasta lo imposible para ponerle rocas en el camino a López Obrador. Y eso que el PRI está moribundo, pero los priistas siempre están moribundos y cada seis años reverdecen, aunque lo verde lo les bastó en esta ocasión para quedarse con la presidencia de la república. Los panistas pareciera que están muy ocupados en resurgir y no declarar una guerra intestina, pero en el momento en que se pongan de acuerdo, arremeterán contra López Obrador.
La presidencia del tabasqueño no será miel sobre hojuelas. Alguien por ahí ya lo había dicho, creo que fue Lorenzo Meyer, que la presidencia no será fácil para el tabasqueño porque sus enemigos se encargarán de hacérsela pesada.
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