Francisco Gómez Maza
• Controlar la inflación, el meollo del problema
• La carestía depaupera mayormente a los pobres
Los retos de 2022 para la economía nacional son controlar la creciente subida de la inflación, lograr tasas de interés realistas, ni inflacionarias ni producto de la inflación, mantener el mercado cambiario en los límites de la oferta y la demanda, para no encarecer las importaciones y si privilegiar las exportaciones de bienes y servicios.
El objetivo final sería lograr un crecimiento sustentable del Producto Interno Bruto real, lo que significaría un crecimiento económico sano que diera para todos, capital y fuerza de trabajo.
Las recientes presiones inflacionarias, además de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos por parte del banco de la Reserva Federal (Fed), serán los dos grandes retos que tendrá el Banco de México (Banxico), de acuerdo con reflexiones, en semanas pasadas, del hasta ahora gobernador de la Junta de Gobierno del Banco de México, Alejandro Díaz de León.
Las expectativas que los expertos económicos han mantenido en torno a la inflación general y subyacente, para los cierres de 2021 y 2022, habían venido aumentando, si bien la mediana de los pronósticos de inflación subyacente, para el cierre de 2022, se mantuvo constante.
En el Tercer Trimestre de 2021 (3T-2021), la inflación anual de todas las regiones presentó niveles elevados, pues continuó resintiendo los efectos directos e indirectos asociados con la pandemia.
Posteriormente, se incrementó aún más, en noviembre, para situarse en el norte, el centro norte y el sur en los mayores niveles en década.
En todas las regiones, la inflación subyacente mostró una tendencia creciente en el 3T y a principios del 4T-2021. Ello fue reflejo de presiones de costos, cuellos de botella en las cadenas de suministro, una reasignación del gasto de los hogares hacia las mercancías, así como de una gradual reapertura de servicios.
En el 3T-2021, la actividad económica en las regiones se vio afectada por el recrudecimiento de la pandemia en todas ellas, las continuas disrupciones en las cadenas globales de suministro, que perjudicaron particularmente a la industria automotriz en el norte y las regiones centrales, así como la reducción en los servicios de apoyo a negocios, que se prevé haya influido especialmente a la evolución de la región centro.
Hacia delante, se anticipaba que la recuperación económica regional continuaría.
El avance en el proceso de vacunación seguiría siendo clave para fomentar la recuperación de la actividad, especialmente en las regiones que se especializan en el comercio y los servicios.
Ello, sobre todo ante el riesgo de la nueva variante o de otras que pudieran surgir.
El impulso proveniente del mercado externo era muy probable que siguiera apoyando el crecimiento de las regiones con una mayor vocación exportadora, particularmente el norte y las regiones centrales, si bien la escasez y el encarecimiento de los insumos podría continuar siendo un reto.
La construcción de grandes proyectos de infraestructura pública en el centro y el sur continuaría generando una derrama económica importante en esas regiones.
Sin embargo, se requería fomentar las condiciones adecuadas para la recuperación de la inversión privada, como el fortalecimiento del estado de derecho y mejores condiciones de seguridad pública.
Las expectativas de crecimiento del PIB real para 2021 y 2022 disminuyeron.
Las expectativas sobre el nivel del tipo de cambio del peso frente al dólar estadounidense, para los cierres de 2021 y 2022, se revisaron al alza.
Así pues, las expectativas no eran, desde entonces, muy favorables para la economía, menos para la fuerza de trabajo, porque, por ejemplo, la inflación depaupera mayormente a los pobres, a los trabajadores. Al capital, hay que ser honestos, la inflación le hace lo que el viento a Juárez.