Francisco Gómez Maza
• No es momento de reabrir las escuelas
• ¿Periodistas mexicanos en bancarrota?
Absolutamente incierto es el futuro de la pandemia de nuevo coronavirus. La vida, sin embargo, será muy cierta, de no acabar a causa de SARS-Cov-2, si se observan estrictamente las medidas sanitarias de protección.
Muchas personas, que suman millones, están seguras de que esto ya acabó. Pero qué equivocadas están.
Cierto es que han aminorado los fallecidos diariamente, pero han aumentado los contagios, sobre todo entre gente joven, que está infectando a adultos, a los padres, a los tíos y a los abuelos.
La ilusión de muchos es que los fallecimientos diarios han disminuido. Sí, pero esto no es una ley que, o se cumple, o se cumple. Pero los jóvenes, y también muchos adultos, no le creen a la Madre Naturaleza, que está ya muy cansada del maltrato que le damos los humanos, los humanoides y los homínidos.
El reporte de la Secretaría de Salud del gobierno federal, del sábado 17 de este julio, rebela: Casos confirmados: 12 mil 631 (Suman en total en toda la pandemia: 236 mil 240. La mayoría está ya recuperada y viviendo su vida normal) ¡12 mil! Qué cifrota.
Defunciones: 236 mil 240; 225 más que el viernes. Se ufanan que esta cifra es baja. Depende del rincón donde se mire. Sí uno de esos 225 es mi abuelo, mi abuela, mi padre, mi madre, mi hijo… Qué dirían.
Casos activos estimados: 88 mil 94 (estos son personas que iniciaron con síntomas en los últimos 14 días y quienes podrían transmitir el virus a sus amigos, a sus familiares, a su esposa, a su hijo pequeño.)
Muchos contagios, muchos enfermos que pueden contagiar a otros, pocos muertos. No es consuelo ni de tontos. Sea la cantidad que fuere, son de lamentar, y de poner en alerta máxima. Si hubiera uno, igualmente sería de llorar. Es que no debería de morir nadie de covid-19. Tan sencillas que son las indicaciones para evitar el contagio. Ya las conocen. No tiene caso repetirlas.
En este contexto de incertidumbre, y de gravísima peligrosidad, las autoridades federales han decidido que los escolapios retornen a las aulas, para que se reencuentren con sus compañeros y amigos, como lo advirtió el vapuleado López Obrador, en una de estas recientes mañaneras. Y fijó agosto para que el retorno a las aulas ocurriera. Mientras, el inquilino de Palacio anda ocupado en la consulta popular en torno al propuesto enjuiciamiento de los próceres del chayote, de los moches, de los grandes negocios sucios, del robo en despoblado y tantos crímenes cometidos al amparo de la inmovilidad y la inconciencia popular.
Sin embargo, este escribidor duda de que la decisión de hacer que los educandos regresen a las aulas sea la correcta. Las escuelas de todos los niveles académicos, en las condiciones en que el SARS-Cov-2 y su descendencia continúan atacando, deben continuar cerradas.
Aunque López Obrador no lo vea así, a partir de agosto, los centros escolares serán focos incontrolables de infecciones. Y es que muchos aún no se vacunan.
En otro orden de cosas: De acuerdo con el estudio Govermment at a Glance 2021, de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico), Canadá, Colombia y Estados Unidos fueron los únicos países que han superado el promedio de la OCDE de inversión pública como proporción del PIB, mientras que Chile, Brasil y México quedaron por debajo. Entre los seis integrantes del club de las naciones más ricas del planeta en América, México se colocó al fondo de la tabla en el segmento de análisis, con un 1.3% de inversión pública como proporción del PIB. La inversión pública tiene repercusión en los servicios públicos, el gasto en defensa, la salud y orden públicos, los asuntos económicos, la protección ambiental, la vivienda y los servicios comunitarios, recreación y cultura, educación y la seguridad social.
Un tercer tema a analizar por los estadísticos es el de la industria manufacturera. De acuerdo con el INEGI, con base en los resultados de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM), durante el mes de mayo, el personal ocupado total del sector manufacturero registró un incremento de 0.1% respecto al mes inmediato anterior, con datos ajustados por estacionalidad. Las horas trabajadas descendieron 0.4% y las remuneraciones medias reales pagadas, que incluyen sueldos, salarios y prestaciones sociales, retrocedieron 0.2%.
Al final, sin embargo, a tasa anual, el personal ocupado total fue superior en 4.1%, las horas trabajadas en 31.7% y las remuneraciones medias reales subieron 3.9% en el mes de referencia.
A DESFONDO: ¿El periodismo está en bancarrota? Depende de que “periodismo” se hable. El que practicaban los “santones”, cuyos nombres ya conoce usted y no me gustaría manchar mi espacio con escribirlos en él, ese “periodismo” vendido al poder político, sí está en bancarrota. Sus representantes están muy dolidos porque, en este sexenio, se les acabó el embute – la mayoría conocen al embute como “chayote”- y los millonarios negocios fáciles, sin mover más que la lengua para lamer botines, los dedos para ¿escribir? o cantar alabanzas a sus sucios mecenas, o hacer montajes. Ese periodismo. Mejor dicho, esos periodistas sí están en bancarrota, aunque sean encumbrados, corrompidos ahora por el dinero de empresarios corruptos, que extrañan los grandes negocios extra fiscales, o por ignorantes y resentidos de una oposición también en quiebra. Una oposicioncita que va de gritos a sombrerazos.