· Eduardo Galeano
· El uruguayo, profeta universal
Esta entrega de Análisis a Fondo es sólo mínimo homenaje a una voz que se apagó este lunes. Una voz que sí fue voz para millones que no tienen voz y que van por la vida soportando la explotación de su fuerza de trabajo en beneficio de los pocos que se dicen dueños de los grandes medios de producción: Eduardo Galeano, latinoamericano de Uruguay, pero de dimensión universal.
Ya todos los medios informativos dieron cuenta de la muerte de Galeano. Falleció. Bueno. Falleció porque todos los seres vivos tenemos que morir. Sólo que él vivió intensamente siempre al cuidado de los pobres. Y por tanto dejó huella. De eso se trata. De dejar huella. Lo demás no tiene ninguna importancia: la fama, la riqueza, la pobreza, las influencias, los honores etcétera.
Decía mi abuelo Genaro que la vida es como un rollo de papel sanitario. Se acaba pronto y cuando el rollo está más delgado se acaba más pronto.
Fueron 74 años que había cumplido Eduardo Galeano y lo veo caminando por las calles de Montevideo o sobre la arena de las playas de Punta del Este, siempre pensando en los que no tienen lo que tienen los dueños de las lujuriosas casas de ese balneario uruguayo, en donde la lujuria es una indignante humillación a los pobres de Uruguay, de Argentina y de toda América Latina, incluyendo a México, en donde la pobreza crece como crecen los hongos en cualquier bosque del mundo.
Mucho qué decir de Galeano. Lo más sonado es su obra con el dramático título de Las Venas Abiertas de América Latina, que cualquiera puede imaginar con sólo ver lo que pasa en cualquier país del Hemisferio Occidental. O en su propio país. Por ejemplo, en este caso, México. Y más ahora cuando las fuerzas dia-bólicas del neoliberalismo le chupan la sangre a los trabajadores, millones de trabajadores trabajando en condiciones prácticamente de esclavitud.
Y no lo digo de broma, ni por anti sistémico. Más que nada México, que ha perdido su lugar como primera economía de América Latina y ha escalado lugares vergonzantes en lo que se refiere a la pobreza, al hambre, al desempleo, a la corrupción, sobre todo a la corrupción de los gobiernos. (¿Sabe usted cuándo se va a crear un verdadero sistema nacional anticorrupción en México? ¡Nunca!), y más grave aún, a la impunidad, porque ningún ladrón en despoblado, que opera desde el poder, recibe un castigo que sea ejemplar para cualquier otro político aficionado a no tener quietas las manos ante las arcas pública.
Eduardo Galeano se constituyó el un símbolo en las luchas populares del mundo latinoamericano. Su obra llegó a ser material imprescindible para quienes se dedican a la ciencia económica, a la sociología en las universidades de la región.
Ahora se ha ido, después de una larga enfermedad que comenzó con el cáncer de pulmón. Y deja aún abiertas las venas de los pueblos latinoamericanos, no obstante que las izquierdas gobiernan varios países entre ellos Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Ecuador, El Salvador y Nicaragua, países que están en la mira de las fuerzas globales del neoliberalismo.
Familiares de Galeano les explicaron a periodistas que el escritor fue llevado al hospital, en Montevideo, debido al agravamiento de su estado de salud, en los últimos días, tras una de las muchas recaídas que había sufrido últimamente, luego de haber pasado épocas buenas una vez intervenido, en 2007, de un cáncer de pulmón.
Este jueves estaba prevista la presentación, en España, de “Mujeres”, libro antología de los “mejores” textos de Galeano en torno a las mujeres con relatos sobre personajes como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, Rigoberta Menchú, Marilyn Monroe y Teresa de Ávila.
Una gran pérdida para el pensamiento progresista y crítico del sistema capitalista imperialista que aplasta a nuestra Latino américa.