Francisco Gómez Maza
• Educación o instrucción, el dilema
• Más conocimientos insospechados
En realidad, lo primero que tendría que precisar y distinguir el secretario de educación pública son los conceptos de educación y de instrucción. Y a este escribidor le parece demasiado ostentoso, ambicioso, irreal, el concepto de educación para la enseñanza del aprendizaje, que realizan los maestros y todos los expertos que intervienen en ese proceso de nunca poner orejas de burro sobre la cabeza de los niños que, además, es una injusticia para los asnos cuyos instintos resultan más inteligentes que el de muchos humanos, por lo menos de quienes idearon esa reforma “educativa” punitiva que abrogó inmediatamente el nuevo gobierno.
Hay que precisar, entonces, que lo que se tiene que manejar es el concepto de instrucción. No de educación, porque ésta busca moldear en sentido realista, positivo, preciso, liberador – no es mandato, es instrucción: no es castigo corporal, es corrección fraterna; no es premio ni castigo; eso va con los ideólogos, que la ideología es lo que ha producido los regímenes dictatoriales más nefastos y los crímenes de lesa humanidad más sanguinarios.
La educación es pues formar el carácter en la libertad. Eso lo hacen, o lo deberían de hacer, los papás, los ministros religiosos, los amigos, los cercanos, la familia, La escuela, los maestros, lo que hacen es instruir en las ciencias y las artes. He conocido verdaderos malcriados, como dicen en mi terruño, que son superdotados y se convierten en pozos de sabiduría en las ciencias. Otros en las artes.
Qué quede claro pues. Hace cien años el gobierno de México utilizaba correctísimamente el término instrucción. La institución encargada de la cuestión “educativa”, a partir de la era independiente (1821), fue el Ministerio de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública, que en 1867 se transformó en Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, y desde 1905 se llamó Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. Después de 1917, los estados y los ayuntamientos asumirían las funciones respectivas, hasta la inauguración de la actual Secretaría de Educación Pública, en 1921.
Nadie educa a nadie. Nadie se educa a sí mismo. Los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo, dice Paulo Freire, gran educador que fue testigo de la realidad de América Latina, que se debate entre clases dominantes y dominadas. Formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen.
La división de clases y el mantenimiento del status quo no es casualidad, y tiene sus raíces en la educación cultural que reciben los ciudadanos del mundo. Freire expone las causas del problema y propone una serie de soluciones, aplicables al sistema llamado educativo per se. Claro que escuela también debería de ocuparse, y de hecho muchos maestros lo hacen, de la educación en valores. En cursos de educación para adultos, por ejemplo, la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia.
Pero de lo que se trata es de trasmitir conocimientos científicos y técnicos a una persona para que esta adquiera una determinada formación. Ý estamos hablando de asuntos aparentemente novedosos, pero que no habían permeado en las estructuras de países subdesarrollado como México, como Inteligencia artificial, inteligencia emocional, aprendizaje personalizado, motivación, visión, planeación, aprendizaje, entrenamiento, creatividad, desarrollo, metas, ecosistema artificial, pensamiento administrativo, transformación digital, disrupción digital, protección de datos, búsqueda del éxito de todos los alumnos independientemente de sus necesidades, neurociencias, social media, educación 2.0, mapas conceptuales, contenidos digitales… y una constelación de novedosas técnicas de la información y comunicación que han sido creadas a partir de ese invento humano que empezó siendo una computadora del tamaño de una enorme nevera y que se alimentaba con claves en tarjetas o en cintas perforadas, como las que trasmitían la información a través del Carrier.
Por favor, déjenle la educación a los que aman, porque sólo el amor educa, sólo el amor evita el sufrimiento de los seres humanos y de la humanidad. Puedes ser muy sabio, pero sin amor eres un pobre diablo como los políticos mexicanos, como los criminales, como los vendedores de ilusiones, como los que transan a los trabajadores, a los consumidores, a la gente ignorante de las clases medias. La instrucción pública (dejémoslo equívocamente en educación pública) tiene que formar iguales en oportunidades; no siervos. Y ya lo dijo el secretario Esteban Moctezuma. A los mexicanos nos han educado para obedecer; no para aprender, a las mayorías, y para mandar y agandallarse de los demás a unos cuantos, que son los que se han apropiado de los recursos de la naturaleza, siguiendo la inspiración de Smith y de Calvino.
Yo esperaría que la nueva reforma planteada por el secretario de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma, tuviera conciencia de estas cuestiones. Si no.
Seguiremos formando amos y verdaderos esclavos. Porque eso son las clases. Amos y esclavos. Moctezuma Barragán confío en que la nueva Reforma Educativa esté lista en mes y medio. No me meto ahora con la condición del magisterio, que se volvió catatónica y que va a necesitar de una legión de siquiatras para recomponerla.
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