Francisco Gómez Maza
• Pasa el tiempo y el MP no dan con los asesinos
• No basta con el pésame o el minuto de silencio
Los periodistas mexicanos viven y trabajan, totalmente a merced de los asesinos del hampa, nomás que no sabemos aún, y por lo que se ve nunca lo sabremos, qué hampa, si la llamada delincuencia organizada, en la que se incluye a los narcotraficantes, o el hampa política compuesta por políticos corruptos y cómplices de la otra hampa. Hampas que se incomodan por lo que los periodistas públican y que atentaría contra sus intereses.
Los periodistas mexicanos son asesinados como matar moscas y nadie hace algo – o no se ve que haga – para castigar a los asesinos tanto materiales como intelectuales. Da la impresión de que hubiera un mandato de exterminarlos con el fin de callarles la boca y no publiquen asuntos que incomodan a los padrinos del crimen.
Y el gobierno federal y los gobiernos estatales no logran dar con los autores de tales asesinatos. O no ponen mucho interés en dar con ellos. Pasan los días, las semanas, los meses y los años y los cadáveres se convierten el polvo y nadie llega a saber quién o quiénes fueron los asesinos. Viven y mueren los periodistas abandonados de la mano de las autoridades gubernamentales, que al calor de un asesinato escandaloso, juran y perjuran que tal crimen no quedará impune, pero es sólo para taparle el ojo al macho, porque al final del día, de la semana, del mes y de los años, nadie llega a saber siquiera el nombre de los asesinos.
El gobierno parece no hacer nada para castigar a los asesinos. Me gusta lo que hace Joaquín de vez en vez. Recuerda a los periodistas asesinados y la impunidad de los asesinos.
Ayer se cumplió una semana del asesinato, en Culiacán, de Javier Valdez y, hoy, dos meses de la ejecución, en la ciudad de Chihuahua, de Miroslava Breach, ambos periodistas, ambos crímenes impunes, como impunes siguen los de Cecilio Pineda, el 2 de marzo en Guerrero; Ricardo Monlui, el 19 de marzo en Veracruz; Maximino Rodríguez, el 14 de abril en Baja California Sur, y Filiberto Álvarez, el 29 de abril en Morelos. Como impunes están el atentado a la subdirectora del semanario El Costeño, Jalisco, Sonia Córdova, en el que mataron a su hijo Jonathan, el 15 de mayo, y el secuestro de Salvador Adame, en Nueva Italia, Michoacán, cuatro días después.
Debo reconocerle con toda justicia el profundo interés que pone el colega en este asunto de la matanza de periodistas, que se ha hecho viral en la primera mitad de este año de maldiciones y perversidades. The Washington Post, refiriéndose a la cacería de periodistas, y concretamente al asesinato del colega sinaloense Javier Valdez,, afirmó: “Es bueno que el señor Enrique Peña Nieto haya condenado de forma inmediata y rotunda la muerte del señor Valdez, pero claramente no es suficiente”. Pero pues nunca ha sido suficiente porque de un pésame, de un minuto de silencia, no se pasa. Y todo se olvida ante el dolor de las familias y el miedo de los periodistas, particularmente de los que cubren los asuntos de la delincuencia y de las fuerzas de seguridad..
Lo asegura claramente López Dóriga. Y su declaración debe ser atendida, reflexionada, republicada. Sin duda que la muerte de Javier Valdez, afirma el colega periodista, es la que ha levantado el mayor clamor por ser un símbolo del periodismo heroico y haber quedado, como la mayoría, en medio del fuego cruzado de las bandas del crimen organizado y el desamparo de la sociedad y del Estado mexicanos. Esto último es lo que más duele. … el desamparo de la sociedad y del Estado mexicanos… y qué importancia, entonces, tienen los pésames, los minutos de silencio, las promesas del señor Peña Nieto, si pasan los días, las semanas, los meses y los años y el dolor se atraganta y las angosturas en el pecho ahogan, asfixian.
Tan solo el asesinato de Valdez cumplió ya 8 días, este miércoles 24 de mayo. Y las autoridades ministeriales de la ley y el orden no informan absolutamente del curso de las investigaciones. Da la impresión de que no investigan nada. El caso de la compañerita de Chihuahua, Miroslava Breach, lleva ya dos meses., tan impune como impune va el de Valdez y el del resto de los periodistas asesinados.
Y qué hacen los mecanismos de defensa de los periodistas. Qué papel juega la fiscalía especial de delitos contra periodistas tanto en el ámbito federal como en los estatales.
En estas condiciones, vamos a seguir muriendo porque cada vez que matan a un periodista, se me pudre un pedazo del corazón.
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