Francisco Gómez Maza
• Intercambio comercial de las ideas
• Para que el poder se quede en casa
Al final del día, en estas jornadas de propaganda politiquera, de compra y venta de bienes y servicios electoreros, de compra de conciencias y de satisfactores del hambre eterna del mexicano agachado a lo Ríus, pobre, sin chamba y muerto de hambre, los medios de información y propaganda – prensa escrita, radio, televisión y redes antisociales – se ponen al servicio del intercambio comercial de las ideas y de las ideologías, y dejan de lado las conciencias de clase.
Los miembros de la partidocracia se aprovechan de la gente ignorante, de la que no fue a la escuela, de la que afortunadamente no recibirá los mensajes del nuevo modelo educativo, ¿ideado? por gente del poder que no fue a la escuela; que dice ler por leer, y de gente que no lee ni un pinche libro y ya no digamos tres. Y menos la Biblia o la historia de don Alonzo Quijano, el Caballero de la Luna, o de la Triste Figura.
Las mayorías, acicateadas por la ignorancia y el hambre, de todos modos compran la mercancía que los partidos políticos les ofrecen, candidatos inútiles, corruptos, impunes. Y los precios son ridículos. Por ejemplo: una sopa Maruchan por un voto hambriento en favor del candidato del partido en el poder o, cuando les va mejor, una tarjeta monedero electrónico con mil pesos por el sufragio en favor del pariente, para que no se olvide la tradición de que los mazahuas tienen que estar permanentemente al servicio de los prietitos (también estos son prietitos) de Atracomucho, tierra de caciques que nunca renunciarán a seguir metiéndole la mano al Erario, en este caso de la Tesorería del Gobierno del Estado, pero sin renunciar a la eventualidad de repetir, en el 18, en Los Pinos y Palacio Nacional, donde puede admirarse ese bellísimo salón de la Tesorería de la Nación.
Los medios, y el diario El Universal es un claro ejemplo, mantienen en sus primeras planas, ya sea impresas o de tiempo e imágenes, asuntos que vienen resultando muy buenos distrctores de los verdaderos problemones del pueblo y de la sociedad, como la pobreza, el desempleo, el empleo injustamente remunerado, la mala salud, el hambre de millones, la violencia, la inseguridad, la miseria, la indigencia. Asuntos como el narcotráfico, la corrupción entre políticos, la impunidad entre otros, que le hacen olvidar a la gente, por momentos, esas broncas ancestrales como su situación socioeconómica y los malos gobernantes – ¿habrá buenos? – no hacen nada porque los pobres reparen en su pobreza.
Por ejemplo. Un buen distractor usado durante el primer trimestre de 2017 es el fenómeno Trump, que ha puesto a los migrantes indocumentados por encima del problema de millones de mexicanos sin trabajo, que optan por marcharse a los Estados Unidos, sin que el gobierno local haga algo por retenerlos con buenas fuentes de trabajo.
El caso de las elecciones en el estado de México, principalmente. No tanto en Veracruz, o Coahuila, o Nayarit, sino en el edomex, tierra de caciques que se han agandallado al país con el apoyo de pachuquitas ambiciosos de dinero y poder, es otro excelente distractor para unos 17 millones, creo, de indígenas sobre todo mazahuas que sobreviven en medio de la pobreza y son el voto duro conque los caciques priistas se mantienen en el poder en el palacio de gobierno de Toluca, pero sin importarles la suerte de los descendientes de los nahuas, que emigran a la Ciudad de México al servicio doméstico, a engrosar las filas de los limpiabotas, los vendedores ambulantes y, sin bien les va, a enrolarse en las filas de la policía auxiliar.
Mantener en primera plana asuntos como el caso Vázquez Mota, destacando el deslinde de Josefina de la acusación de lavado de dinero a su familia, o la afición del gobernador de Chihuahua al juego del golf, o los dislates de El Bronco, les favorece a quienes van por el afianzamiento de su poder en el edomex. Alfredo del Mazo Maza es sólo otro distractor, un peón de ajedrez, que será gobernador por obra y gracia de la corrupción política y que gobernará no para la sociedad mexiquense, sino al servicio de sus patrones, que le dieron patria y libertad para despachar por seis años – y despacharse a lo grande – desde palacio de gobierno.
El Tianguis Turístico igual. Otro distractor más. En realidad, el turismo podría ser un fuerte motor de la economía, al triple o al cuádruple, pero los inversionistas no se mueven por miedo, por pánico. El caso de la suspensión de los cruceros que llegan a Acapulco debido a la inseguridad pública y a la violencia en ese centro turístico, es paradigmático pero le aseguro que no le quita el sueño a Enrique de la Madrid Cordero y menos a Peña Nieto. Esto le resta fuerza, poder, a la actividad turística. Pero a nadie le importa si la economía crece o no crece. Conque crezcan sus cuentas bancarias personales con ello es más que suficiente.
Ha advertido Peña Nieto, al poner en marcha ese evento comercial en Acapulco – el Tianguis Turístico – que “No vivimos en el peor mundo”. No vivirá él en el peor mundo. Pero millones de mexicanos no viven; sobreviven en el peor de los mundos, castigados permanentemente por el Apocalipsis de la desgracia y los infortunios.
Y todo para que no se rompa la cadena de mando en Toluca. Que sigan siendo los mexiquenses presa y botín de la clase política atlacomulquense. Que les importa un bledo que la gente esté ya muy enojada. Y de paso, podría decirles que los veracruzanos, cansados de la corrupción y la impunidad tricolor, votarán por los candidatos del PRI a sus presidencias municipales. Increíble pero cierto.
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